Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 18 de noviembre de 2008



Capítulo 3

~Obsesiones peligrosas~


Me estaba obsesionando con él, tanto fue así que busqué por toda la ciudad referencias de un joven pintor con ese nombre. Ni siquiera sabía los apellidos, ni el estilo de pintura usual en él y únicamente podía describirlo al resto de chicos del ambiente más bohemio. Nadie, nadie supo decirme dónde estaba. Pero yo en mis fantasías me enviaba cartas con poemas con el remitente de “Darío” para luego leerlas en la cama con una sonrisa en mis labios. Sí, me había vuelto loco. Mis estudios se quedaron estancados y terminé prostituyéndome porque acabé odiando salir de casa. Pensé estúpidamente que podía venir a verme, a buscarme, y no estar arrepintiéndose y marchándose otra vez.

Una mañana desperté y era verano de nuevo, esa brisa y ese sol me despertaron en mi letargo. Deambulé por la casa y bajé a comprar el periódico descubriendo una impactante noticia. La prensa parecía elogiar a un joven pintor “Darío Leal” el cual había maravillado con su obra, sus cuadros se estaban vendiendo en todo el mundo y él parecía disfrutar de una fama merecida. Añadían que no era únicamente gravados, óleos, carboncillo o pequeños collage…no, también esculturas y figuras de barro. Se me cayó el periódico de las manos y lo recogí temblando. Él había venido a mí, había vuelto a la ciudad y sin duda me reconocería. Tan loco estaba que olvidé que esas cartas me las escribía yo mismo como consuelo…pues las amontoné para mostrárselas y decirle que las guardaba todas.

Sin embargo al mirarme al espejo tan flaco, demacrado y usado tuve miedo de no ser el amante que esperaba. Me estuve bañando casi un día entero y mientras jugueteaba en el agua seguía haciendo reales mis sueños.

-Seguro que no se espera que guardara todas.-me decía enjabonando mi pecho.-Hace mucho que no me tiene en sus brazos, seguro que me desea y echa de menos.-mordisqueaba mi labio inferior bastante nervioso y al salir del agua me vestí con la poca ropa que quedaba decente.-No llevo invitación pero cuando me vea dirá que soy su muso y que deben dejarme pasar.-reía y giraba por la casa con aquella ropa desaliñada. Había vendido mis prendas de marca para poder comer.

Fui andando hacia el Museo porque vendí el coche para pagar facturas. Me presenté allí intentando entrar y esperando que él pasara por las escaleras. Muchos me miraban con cierto recelo. Mis vaqueros gastados y rotos, mi camisa blanca algo arrugada y una chupa vaquera pasada de moda. Pero a él no le importaría si me veía, si al final terminábamos locos enredados en la cama de su lujoso hotel y ya nadie nos separaría.

Apareció al fin cuando todos estaban dentro y tras una tormenta que me caló hasta los huesos. Bajó de un coche negro y vestía un traje impoluto. Yo temblaba arreglándome los cabellos y él ni se fijó en mí.

-Darío.-grité corriendo escaleras arriba para agarrarle de la muñeca.

-¿Quién eres?-

Parecía no recordarme y supuse que era por mi perdida de peso.

-Soy yo Lluis.-aproximé mis labios a los suyos tiritando por la emoción y el frío.-Te he estado esperando todo este tiempo, traje las cartas que me enviabas.-al decir esto comencé a buscarlas y me di cuenta que se habían arruinado todas. Comencé a llorar frente a él y él me miraba desconcertado.

-¿Nos conocemos?-

Aquello me lo merecía y todo por seguir con sueños en mi cabeza hueca, un hombre así no se fija en un niño que desea ser amado con todas sus fuerzas.

-Soy yo.-fui a acariciar su rostro pero lo apartó.

-¿Quieres dinero? Toma.-

Puso en mis manos unos cuantos billetes.

-Todo el mundo da por hecho que me conoce ahora que soy rico.-

Mi corazón no podía soportarlo más.

-Me dijiste que me deseabas mientras me dibujabas, me diste una noche colmada de amor y caricias.-su expresión comenzó a cambiar.-Te esperé en casa cada día creyendo que me buscarías, incluso fui a buscarte a tu piso y también por toda la ciudad.-las lágrimas empañaban en ese instante la visión que tenía ante mí, estaba febril por culpa de mis bajas defensas y la lluvia.

-Tú.-

Lo dijo molesto apartándome.

-Eras un modelo más, le digo eso a todos y todas los que vienen a mí. ¿A caso te creíste especial? Niño estúpido. No quiero volver a verte y como me sigas llamaré a la policía.-

Miré el dinero y se lo arrojé a los pies junto al montón de papel mojado con la tinta algo ilegible.

-Sí me creí especial-me giré arrastrándome hacia el final de los escalones para volver a casa con el corazón más roto que antes.

Al volver a casa me quité la ropa empapada y me tumbé en la cama llorando. No podía dejar de hacerlo ya que era algo superior a mí. Caí en la cuenta lo estúpido que fui al imaginarme cosas que no eran, pero en ese instante me desquicié con mi propia fantasía y caí en un engaño mayor del que él me otorgó.

-Da igual que no me quieras…yo sí.-susurré con una sonrisa amarga mirando el techo.-Te querré siempre porque en parte son fantasías y esas las creé yo.

Esa noche hice de nuevo el amor con Darío aunque apestaba a alcohol, llevaba anillo de casado y me dejó un sobre con dinero en la mesilla. Pero él era Darío, mi Darío.

Capítulo 4

~¿Y qué pasó?~

Pasó un mes cuando volví a verlo y esta vez si vino a mí. Llamó a la puerta y pensé que era un cliente, pero no era así. No supe como reaccionar y únicamente me agarré a su cuello besándole furtivamente. Mis labios desgastaban los suyos y sus manos intentaban a apartarme con cierto reparo. Estaba en los huesos. Yo caí en las drogas también además de que apenas comía y bebía mucho alcohol. Mi belleza se mermaba pero al mirarme al espejo me veía como siempre. Si bien mis dientes estaban amarillos, mis ojos hundidos y con ojeras terribles, mi cuerpo lleno de marcas de cigarrillo y mi nariz tenía un pequeño hilo de sangre. Había estado consumiendo para afrontar la realidad. No sabía si era cierto o una ilusión.

-Cariño llegas temprano.-lo conduje a mi habitación y él se dejó guiar. Estaba desnudo y la cama alborotada del último cliente.-No he recogido la casa.-volví a abrazarme a él.

-¿Lluis te llamabas?-

Volví a caer en mis fantasías, en mis cartas no me llamaba así sino gatito y di por hecho que era normal que dudara en llamarme así. Decía que yo era su muso y su gatito, sí eso decía.

-Llegas temprano.-repetí recostándome en la cama abriendo mis piernas.-Entra te estaba esperando.-mi mirada era lascivia pura aunque mi aspecto era demacrado. Reí como si estuviera borracho, pero en realidad estaba drogado.

-No voy a entrar en ti.-

Su voz, otra vez su voz tan nítida.

-Cariño necesito sentirte…hace mucho que no te siento.-introduje mis dedos mordisqueándome los labios en una pose más atractiva.

-No vine para practicar el sexo.-

Me miraba con esa pose estoica y a la vez desenfadada.

-No, no es sexo.-dije levantándome para arrodillarme frente a él acariciando su entrepierna.-Es amor, amor como nadie te ha dado.-le miraba a los ojos deseoso de que se sintiera desafiado.

-¿No entiendes? No te amo, nunca te voy a amar…-

Mientras decía eso sacaba su sexo de entre sus pantalones y él intentaba apartarme, pero le daba tanto asco que terminé ganando el forcejeo.

-Sí, te amo.-

Al fin aquello de sus labios, ni en papel fue tan hermoso.

-Dímelo otra vez.-rogué sacando su miembro de mi boca para luego introducirlo.

-Te amo.-

-Y yo a ti.-me levanté nervioso y me abrí de piernas.-Sé que no he dejado hacérmelo sin condón desde aquella noche, pero hoy puedes volver a repetir.-mi entrada estaba holgada por culpa del anterior cliente que me había casi violado.-Pero no seas brusco, quiero que vayas lento.-estaba tan arrebatador con ese traje que perdí la razón.

-Te quiero.-

Gimió al entrar en mí moviéndose lento mientras me observaba fijamente. Yo creo que lloré, no lo recuerdo bien.

-Yo también.-mi voz apenas surgía de mi garganta.

Minutos después el desenfreno, la complicidad volvía y el amor surgía llenando el aire con su perfume…sexo.

-Debo de irme, olvida lo que ha ocurrido aquí.-

¿Olvidar? ¿Otra vez? No, no lo iba a olvidar y seguiría con mi locura.

-¿Cuándo vamos a vivir juntos? No me gusta estar separados.-durante ese mes seguí escribiéndome como si nada.-Son las últimas que llegaron al buzón.-tomé una que no había abierto aún, no había tenido tiempo para leer mis propias palabras.-No pude leerla, iba a hacerlo pero viniste.-besé dulcemente su rostro pegado a él que ni se desnudó para darnos placer.

-¿Te están engañando con cartas? ¿Quién te está engañando con esto?-

Sus ojos se habían aguado y parecía negar que él las escribía.

-Son tuyas.-tomé una de las abiertas y comencé a leerlas.

“Gatito te echo tanto de menos y sigo dibujando tu sonrisa en cada uno de mis modelos. Tus dientes color perla, sus jugosos labios y el perfume embriagador de tu ilusión. Eres tan perfecto que temo perder el control para salir de mi estudio, donde me recluyo, para poder hacer la mejor obra.”

-No es mío.-

Me las arrebató de la mano arrugándolas y rompiéndolas.

-¡No es mío!-

Gritó furioso zarandeándome.

-¿Por eso fuiste ilusionado a mi encuentro?-

Comencé a llorar temblando y por primera vez él me dio miedo.

-Son tuyas.-alcé mi mano débil hacia su rostro mientras lo acariciaba.-Como yo.-

-¡Deja de decir eso!-

Me arrojó a la cama y se sentó en el suelo apoyado en el muro contrario al cabezal donde me encontraba tirado como un muñeco roto, lo que era.

-Somos marionetas en un mundo que no entendemos. Somos amantes que no lograremos nada. Somos dioses de sueños infantiles y de dementes que quieren arrebatar la inocencia. Somos algo que nunca entenderemos. Somos lo que somos, entes sin cuerpo que vagan por la vida deseando palparse.-recité uno de sus escritos y sonreí. Hacía libros con dibujos incomprensibles a veces, en otros era realista y añadía pequeños epitafios.

-¡Para!-

Se levantó apoyándose en la pared y luego corrió hacia mí besándome mientras mis ilusiones se hacían más firmes.

-No te volverás a ir.-susurré acariciando su rostro.-Yo cocinaré para ti, plancharé, haré todo lo de la casa si así deseas. Seré tu esclavo.-deliraba y tenía fiebre. Mis brazos estaban llenos de agujeros y parecía un cristo sin apenas carne.-Te quiero.-

-Por favor calla, no digas nada más.-

Sus labios los sentía en mi boca pero los veía moverse hablándome tan dulcemente.

-Yo soy para ti.-caí pesadamente en un sueño al fin entre los brazos de mi amado, al fin.

Al despertar él no estaba y sentía frío, mucho frío. Todo estaba oscuro y comencé a gritar aterrado. Comencé a aporrear aquella caja, era una caja metálica y tenía miedo. Pronto me di cuenta de que alguien o algo me asechaba fuera, noté que aquello se movía y en un movimiento fugaz me vi frente a mi propio cuerpo. Un alarido terrible surgió de mi garganta y mis piernas flaquearon.

Días más tardes fue mi sepelio y nadie fue a mi entierro, ni siquiera él. Era un día pluvioso, la lluvia apenas dejaba bajar bien mi féretro a la tierra. Mis padres pagaron todo pero no me dieron el último adiós. Él siguió con sus planes e incluso tuve que ver como hacía el amor con una mujer deseándola de igual modo que lo hacía conmigo. Quería decirle que estaba vivo, que estaba ahí…y ahí sigo esperando que muera porque entonces no podrá huir de mí.

-Porque estamos predestinados.-

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este es por lo de "el sentimiento" y "amaury, el infierno".
Puedo decir con toda sinceridad (y hasta siendo un poco descarada por desahogarme sin pensarlo siquiera), puedo decir, que no conozco lo que es amar a otra persona de un forma distinta al amor de hermanos.
Soy tan solo una adolescente, es cierto, y ya la vida me traera experiencias y todas esas cosas que suelen decirse, pero muchas veces es un poco extraño decir que jamas has tenido una pareja. Río, deprecupada, cuando hablo de esto con mis amig@as, mas (como todo ser humano) soy sensible al hecho de que puedo llegar a sentir que no soy considerada en ese tipo de terrenos... :)
Que montón de tonterias estoy hablando... No quiero sexo ni nada por el estilo, tampoco una relación infantil ni irme con el primero que me sonría; tan solo deseo lanzarme, aunque sea una vez, a ese precipicio en el que teminamos idiotizados, y tener a alguien con quien sentarme a ver el ocaso en las tardes más frías...
¿Por que digo todo esto? No lo se, mi mente divaga sin parar, y prefiero vacirla en algun lado a quedarme con todo ese smog de ideas moviendose vertiginosamente dentro de mi cabeza...
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Quería comentar el de amaury, pero me duele...
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Sobre otra cosa que queria decir hace tiempo... ¿recuerdas a Alan, de "Las sombras de un miserable"? Fue publicado aca hace tiempo, y hace mucho tambien que lo leí... Disculpa si tomo las dudas del pobre Alan como tus dudas propias, Lestat, pero... ¿recuerdas que él se pregunto si la estupidez se hereda? Pues resulta que unos meses atrás encontre la respuesta: al parecer, el coeficiente intelectual de una persona depende del de sus padres, es decir, se hereda. Sin embargo, aunque una persona tenga un coeficiente muy elevdo heredado por sus padres, si se cria en un ambiente que no le permita desarrollarse en toda su capacidad...pues se jode.
Tal vez lo consideres como una tonteria, pero hace tiempo que queria comentrtelo...

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Ah! en vista de que te gustan los vampiros (también a mí) y que ahora todo el mundo parece tener un fiebre por este libro ¿te has leido "Crepusculo"?


Atentamente, Lady Ana

P.D.: lo de más arriba lo consegui en un libro de educacion integral. De nuevo, te dejo mi ocorreo por si quieres comentar algo, y trata de hacerme saber si te llegan mis comentarios, porfa, pues sufro en la incertidumbre: amid_merriment@hotmail.com
Bye.

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt