-Si soy así, ¿qué voy a hacer?-me columpiaba bajo la lluvia agarrado a una farola, la única luz que había en aquel callejón de Buenos Aires.-Nací buen mozo y embalao para querer.-me aparté quitándome la chaqueta negra que llevaba a juego con mis pantalones de pinza, tan oscuros como la propia noche.-Si soy así ¿qué voy a hacer?-danzaba colocándome de lado el sombrero de ala ancha arrojándolo al final de la calle.-Con las mujeres no me puedo contener.-mi sonrisa era la del propio diablo y mis ojos violáceos embriagarían a cualquier loco.-Por eso tengo la esperanza que algún día me toques la sinfonía de que ha muerto tu ilusión.-tomé un geranio de una de las macetas que colgaban de las ventanas bajas de una de las casas.-Si soy así ¿qué voy a hacer? Es el destino que me arrastra a serte infiel.-mi acento francés contrastaba con mi intento de parecer argentino por un momento. Mis cabellos rubios estaban atados en una coleta pero no tardaron en quedar sueltos y empapados bajo aquella incesante llovizna.
Había vuelto a ser un rebelde sin causa ni condición, estaba libre y deseaba alcanzar el éxtasis como si fuera un adolescente. Mis ojos violáceos se fundían con la oscuridad y brillaban fugazmente buscando quizás el refugio de otra farola. Argentina era mágica y decadente a la vez, tenía todo lo que uno desea y a la vez le inquieta. Solía bajar de país en país gracias al poder volar como lo hacía Marius y algún que otro inmortal.
-Donde veo unas polleras no me fijo en el color...-mis pies se movían gráciles sin pisar tierra firme en realidad.-Las viuditas, las casadas y solteras para mí todas son peras en el árbol del amor.-pronto me deshice de la corbata y la blusa blanca que se pegaba a mi torso, medio desnudo bajo la lluvia era como sentirme más libre de lo que ya era.-Y si las miro coqueteando por la calle con sus ojos tan porteños y su talle cimbreador, le acomodo el camouflage de un piropo de mi flor.-dancé moviéndome por la acera hasta recoger el sombrero, varias ventanas se iluminaron y en una de ellas descubrí una silueta de una mujer.-Si soy así ¿qué voy a hacer? Pa' mí la vida tiene forma de mujer.-coloqué la flor en mi boca comenzando a moverme hasta la ventana y ella abrió las cortinas. Una hermosa reina de la elegancia con unos labios sensuales que se mordían incitándome a desearla.-Si soy así, ¿qué voy a hacer? Es Juan Tenorio que hoy ha vuelto a renacer.-sus senos se movían levemente por su respiración algo agitada.-Por eso, nena, no sufras por este loco que no asienta más el coco y olvida tu metejón.-susurré con malicia apoyándome en aquella ventana.-Si soy así, ¿qué voy a hacer? Tengo una esponja donde el cuore hay que tener.-fui hacia ella y la atrapé entre mis brazos comenzando a besarla robando un beso apasionado que la hizo temblar.-Buenas noches señorita.-dije levantando levemente mi sombrero para desaparecer de su vista.
-Soy el nuevo Gardel Francés.-al girar la esquina doy con una tienda donde me reflejo levemente en uno de los espejos que usaban para decorar el escaparate.-Oh dios… ¿por qué me diste este atractivo de Adonis?-susurro lazándome besos para después echar a reír mientras dejo atrás Argentina mientras levito para volver a San Francisco.
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