Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 26 de febrero de 2009

Dark City - Revoluciones Internas (Capítulo 4 parte Ia X)

Así es como me imaginé a Clarissa, como Nicole...así que la usamos como base física para crear a una estirada mujer de negocios con el corazón roto. Espero que disfruten esta parte con la colaboración de Kenny, una buena amiga a la que adoro...


-Ahora resulta que viví con un hombre sin opinión... si tanto te importo, por que nunca me enfrentaste... que cómodo de tu parte decir que fue mi culpa, que por que yo quería así se hizo, no me culpes si no eres hombre suficiente y te has arrastrado.-sabía que mi orgullo se vería por los suelos, sabía bien cómo macharme. Sus tacones se escuchaban retumbar por el pasillo y mis pasos tras ella.

-Clarrissa.-dije en un tono elevado, aunque no a gritos como antes, la tomé de la muñeca y la giré.-Porque ahora he vuelto a ser yo, a ser quien fui, a tener conciencia, a tener pensamientos propios... por eso te pido el divorcio.-mis ojos estaban fijos en los suyos y mi cara dispuesta a que me golpeara.-Te he amado Clarissa, eso no lo pongas en duda y si no dije algo era para que no me dejaras.-la solté le mostré de nuevo la carpeta.-Fírmalos y ya no te molestaré más.

-No.-sus ojos claros se clavaron en mí como dagas, como me había mirado en el despacho segundos antes.-No, no me toques. No te atrevas a tocarme.-se deshizo de mi garre y se quedó girada hacia mía.-Que los firme tu amante.-aquello me tocó la moral.-si tantas cosas te da, que encuentre el la manera de sacarte de este martirio que estas envuelto-dijo caminando hacia lo que fue nuestra habitación, cerrando la puerta de un golpe. No le iba a hacer ese favor, de firmarle para que fuera a festejar con ese idiota, que esa noche le esperaba.

-¡Clarissa!-grité golpeando la puerta para luego quedarme sentado pegado a la pared.-Me da igual, algún día tendrás que salir y te estás comportando como una niña. Tú que vas de señora, que vas de madura por la vida y la viña del señor.-dije mirando el cuadro que había en el pasillo, uno de tantos con nuestros hijos en unas vacaciones que no recordaba.

Abrió la puerta, viéndome sentado en el suelo y recargado en el armario-Lo siento-su tono era de un absoluto sarcasmo.-en la escuela de modales, creo que falte a la lección que te enseñaba a comportarse cuando tu marido te abandonaba por un pendejo leucémico.-comentó y eso me dio motivos para golpearle el rostro, pero no lo haría porque mi honor quedaría en nada.-Me perdonarás que improvise.-salió de la habitación para buscar quizás a ese estúpido de Lexter y que la llevara lejos de mí, seguramente no tenía ganas de firmarme ningún documento y darme libertad.

-¡Eres una arpía!-recordé el día que me contó que lo echaron de la revista.-Tú, tú hiciste que llorara. Hiciste que se enfermara aún más. Te odio, le intenté hacer ver que no serías así con él, que no eras tan desgraciada. Eso ve y corre, ¿te crees que no lo sé?.-dije mirándola desafiante.-Te follas al tipo ese desde hace unas semanas, vuela con él.-en realidad no sabía nada, simplemente lo decía por decir, aunque si era cierto ella reaccionaría.

-Bravo.-dijo girándose una vez más para mirarme con autosuficiencia.-esta es la verdadera cara de mi amantísimo esposo, del respetuoso padre de mis hijos.-sonrió de manera fría, como toda ella en momentos menos exaltados.-Así te quería ver Atsuhi. al menos así sé que eso es lo que realmente sientes por mí.-comentó cruzándose de brazos.-Que me odias, que no me soportas y que he hecho tu vida miserable.-hizo un movimiento con sus manos y se llevó una de ellas a su cabello acomodándoselo.-¿Qué otro cuento le has contado?¿Qué soy insoportable? ¿Qué tengo una legión de amantes? ¿Qué me gasto tu fortuna? Por qué debiste decirle algo bueno como para que el idiota no se te despegara, ¿verdad?-iba a interrumpir su monólogo de mujer despechada y abandonada a su suerte cuando prosiguió.-No me intentes hacer enojar, no creas que soy débil o que tomare todo tranquilamente-dijo mirándome de arriba hacia abajo con desprecio-¿crees que la humillación que cargo de que vean a tu respetadísimo esposo en pleno antro con un tipo no es suficiente? como para pedirte que seas tú el que te vayas.... todos tenemos un talón de Aquiles Atsushi... y conozco bien el tuyo.

Por segundos recordé la noche anterior. Phoenix casi me obligó a ir con él a una discoteca, él pensaba que ya estaba divorciado y era un hombre libre. Fui porque me lo rogó, quería verme bailar lejos de los muros de nuestra casa y me puse ropa del estilo a la que llevaría si hubiera seguido con mi vida anterior. Me excité incluso en la pista por como nos movíamos, muchos nos miraban y la noche acabó con mi puño insertado en la cara de uno de los ex de Phoenix. Aquel maldito bailarín de tres al cuarto, un payaso de no más de treinta años, que a veces ponía de fotografía en su mensajería. Me irritaba, me hervía la sangre y ahora tenía una melena más espesa recordándome al de un estropajo nano. Esos estropajos que son especiales para quitar el óxido y que es metálico, de pequeñas fibras metálicas encrespadas y enredadas. Patético, simplemente patético su intento de separarme de Phoenix. Sin embargo antes de irnos del local lo hice mío en una de las salas VIP, me acordé de lo bueno que es tentar a la suerte jugando a los hielos en medio de una maraña de almas.

-Yo de ti nunca le he hablado, sólo cuando me decía que te dejara y lo único que le pedía era tiempo porque pensaba que eras humana no una puta.-la otra vez que falté tantos días de casa no se lo dije a Clarissa, pero ese día discutimos, ahora tenía los huevos suficientes como para enfrentarme.-Me da igual que te hayan dicho de mis salidas, me da igual si no quieres firmar los papeles pues pediré la nulidad matrimonial y ya.-dije pasando por su lado.-Me voy a casa con mi hijo y mi futuro esposo. Si no te importa, claro.-si ella jugaba a esos juegos, yo jugaría a los míos. Tan sólo escuché entonces una fría carcajada que retumbó todo el pasillo y rodó por la escalera.

-Vaya crisis de los 40 tienes.-dijo con ironía canturreando.-Al menos espero que seas consciente que has perdido toda tu carrera política y de ser posible, deberías mudarte de ciudad.-añadió mientras me giraba para ver su mirada cargada de malicia.-Regresa a tu Japón, a tus gustos.-murmuró mirando sus uñas perfectas que antes me volvían loco y luego a mí.-que a ese mocoso que encandilaste le encantara y cuando te aburras de él, podrás encontrar a otro pendejo igual que te la sople cuando quieras.-yo simplemente me mantuve estoico.

-Muy al contrario de lo que piensas.-dije encarándola.-Yo no tengo crisis de los cuarenta, ni tengo arrugas, ni me ha salido ni una cana.-comenté mirándome las uñas como había hecho ella, imitándola.-Por si no te has dado cuenta mi partido va al son que yo toco, porque estamos donde estamos gracias a mis fondos. Recuerda que no soy un muerto de hambre, por eso seguirás teniendo tus lujos y nuestros hijos los suyos. Tranquila. Pero te diré que el bebé lleva mi sangre.-comenté mirándome aún más las uñas y sonriendo de forma descarada, pisoteando quizás su orgullo y rehaciendo el mío.-Si tienes alguna otra objeción a mi familia te ruego que te la guardes.-guardé mis manos en los bolsillos y la miré con esa sonrisa tintada en mis labios.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt