Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 29 de marzo de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte I)




Capítulo 5:

Memento Carpe Diem… ¡Hominem te esse memento!

Sexo. El sexo es lo que mueve a los seres humanos. El amor existe, claro que existe, pero sin el sexo y las hormonas que nuestro cerebro genera no sería tan placentero. Tener bajo mi atenta mirada a un joven de apenas veinticinco años tiritando por mis caricias, es más que un acto sexual sino un rito de placer y motivación. Me hace sentir joven a pesar de que todo está perdido. Quizás es la tan denominada y aclamada crisis de los cuarenta, pero quién sabe si yo alguna vez maduraré mentalmente hasta llegar a esa edad.

Cuarenta y tres años. Justamente esa era mi edad tras dos días después de aquella terrorífica discusión con Uta. En la madrugada me encargué de tomar medidas al respecto sobre la drogadicción de Seth. Me enteré de boca de Phoenix que su hermana se había encargado de desheredarlos prácticamente, una desgraciada amante a los abrigos de piel y la pedrería de diseño. Por eso a penas tenía dinero Phoenix, por eso Seth a veces parecía mendigar un poco de dinero para meterse algo o simplemente para engullir algo que no reventara en su estómago. Mi enfado fue hacia un nivel inexplorado. Hice unas llamadas a unos amigos abogados, a uno de los Jueces más importantes de la ciudad para que diera la emancipación a Seth y cuando consiguiéramos quitarle a la desgraciada la herencia del chico, además de intereses por derrocharla sin argumento a favor de él, pudiera acceder al dinero. Claro que antes de que pudiera tomar posesión de su herencia se desintoxicaría en una de las prestigiosas residencias contra la drogadicción de la ciudad. Allí lo ayudarían y nos haría a los tres la vida más fácil. Pero como decía, era la mañana próxima a mi cumpleaños y salí de casa intentando que el perro no se lanzara con sus patas manchadas por el barro.

Si bien todo lo que tenía de buen humor tras mi planning de vida se fue por la borda, porque tras la cancela de mi residencia estaba Imai, aquel matón que me abordó en el centro comercial, junto a un compañero de la profesión que dormitaba sobre el volante.

-Ya empezamos.-chisté cerrando la puerta y colocando bien el flequillo que caía sobre mis ojos café, ojos de un demonio que se recreaba con la imagen de la muerte rondando a aquel par de sujetos.

Salí por la cancela y lo miré fijamente sin importar que me metiera un par de balas de plomo. Sabía que no tenía los testículos suficientes para hacerlo y ver como Megumi lo reprendía, lo odiaba y lo desterraba bien lejos de ella.

-Que divertido, tan de mañana y ya hay culebras sueltas.-dije sin más.-Anda... incluso os reproducís.

El que estaba dentro roncando y soñando con los angelitos despertó observándome. Sus cabellos eran azabaches, su piel algo bronceada pero no en exceso y se veía que era su piel natural. Era de procedencia Japonesa, lo pude notar por sus rasgos.

- Anda, que elegante.-el sarcasmo que usaba conmigo me crispaba los nervios, me hacían llenarme de ganas de patearle durante horas.- Y digo lo mismo, tan temprano y ya empiezas con las malas palabras.-susurró como si fuera una regañina tirando la colilla de su cigarrillo a sus pies, pisoteándola con rabia.

- No, no, no. ¡Que mal educado es!-comentó el otro encogiéndose de hombros y moviendo su cabeza- Imai.-siseó como una serpiente de cascabel, porque ambos se me asemejaban a eso, a dos culebras como les había dicho.-Creo que hicimos bien en no traer el desayuno, tanta mala educación me provocan nauseas.

Comenzaron a reírse y yo simplemente los desprecié bostezando. Pasé por su lado y me quedé apoyado en el muro que daba a mi jardín.

-Si vienes a por lo de mi hija ya sé donde está, donde vive y demás asuntos. Dale las gracias a Uta.-murmuré echando a andar de forma apacible.-Sayonara y os recomiendo una cafetería donde hacen unas porras excelentes.-todo eso de espaldas, no tenía miedo, si moría no ganaría nada y eso lo sabía.

- Insolente...-escuché decir a su compañero.

- Y yo también debo de darle las gracias a Uta.-dijo sacando un cigarrillo.- ¿Acaso pensaste qué yo no sabia nada de su reunión?-me sorprendió aquello, pero teniendo en cuenta la desesperación de mi antiguo amante podía esperarme cualquier cosa.-Pero no, no vengo a eso. Vengo por un asunto que Megumi me ha encargado.-como no, mercenarios para ponerse en contacto conmigo.

Me giré y sonreí, eso simplemente fue un gesto de tranquilidad.

-¿Te dijo que tuve que correrlo de mi casa?-comenté alzando una ceja.-Sé que son amigos, no habla excesivamente bien de ti.-dije acomodando mi bufanda, aunque sabía y bien que era falso.-Sobre Megumi no hace falta que mande a dos víboras a por mí, además no tengo nada que hablar con ella y mucho menos tras lo que me has dicho. Me prohibió ver a mi hija porque ella quiso, no me dijo que estaba embarazada e hizo que Uta mintiera por ella. ¿Crees que eso me hace estar feliz con su actitud? No tienes ni idea lo que sufrí esos años, ni idea. Seguramente piensas que todo fue cosa de mi ex mujer, como ella también lo pensará, me da igual. Pero fueron cosas importantes y dile de mi parte que si quiere decirme algo ahora no es el momento, lo fue hace más de veinte años.

-Somos... Más que amigos, pero si no habla bien de mi, es porque yo no le he metido en mi vida laboral.-aquello fue un vano intento de lastimarme, si bien no me importaba Uta en absoluto. Él era un hombre adulto, con quien se encamara no me interesaba y supuse que era mentira pues no le veía tan profundo mal gusto.- Sí, ella piensa lo mismo, siempre ha sido una mujer responsable de sus actos y al parecer quiere solucionar las cosas contigo.-sus ojos eran dos lanzallamas.-¿Dices tú que sufriste? Tal vez tengas razón en que no te comprendo, pero... no compares el sufrimiento de una madre con el tuyo. Si ella no te lo dijo fue por algo y eso ni yo lo se. ¡Tú no sabes lo que ella ha sufrido al lado de Harry!

-Tú no sabes lo que yo he sufrido.-dije encendiéndome un cigarrillo.-¿Te pegó papá desde los cinco años?-pregunté mirándole fijamente.-¿Dijo que mataría a tu hermano de nueve años si no te ibas de casa? todo por ser pareja de un hombre aunque tuve un desliz con una gran amiga por ese entonces. ¿Pegaba tu papá a tu madre delante tuya? ¿E incluso la llegó a violar?-di un paso al frente.-Yo también fui como tú, descargaba mi ira contra otros y podía llegar a matar.-di una larga calada al cigarrillo y suspiré.-No, en definitiva no puedo comparar tu vida con la mía, supongo que también sufrirías. Pero ¿a que tu dinero no es tachado de no ser tuyo? soy el heredero de una de las familias más antiguas, más ricas y más poderosas de Japón y sin embargo me abren investigaciones por si el dinero es público. Ah, y no olvidemos a una antigua amiga venirme ahora y no antes de que tenía una hija. Quizás no me hubiera casado con ella, pero te aseguro que la hubiera protegido y el bebé llevaría mi apellido y no el de una basura. Sé que algo les ha hecho, te aseguro que antes que tú yo lo atraparé... y disfrutaré viendo sus últimos momentos de agonía.-me giré apagando el cigarrillo.-Que tengáis un buen día.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt