Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 29 de marzo de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte VII)


-Oh, tostada.-susurró.-Quiero que me respondan-dijo tomando una de las tostadas que había traído él.

-Doble moral...maldita cría.-dije mirándola fijamente.-Digamos que hace veinticuatro años desaparecí de casa por los mismos motivos que tú. Mi padre era un energúmeno, juró matar a Uta, destrozar a mi hermano a golpes junto a mi madre si no me iba... y dejaba de ser bisexual.-comenté y Uta se aproximó a mí agarrándome del hombro.

-Si quieres se lo cuento yo.-susurró y yo negué con la cabeza.

-Me casé, tuve hijos y al margen quedó todo. Dejé a tu madre una gran amiga a la que quería, a mi pareja al cual le había sido infiel pero que amaba, a mis amigos y a mi madre junto a mi hermano menor de casi diez años.-tomé aire y una lágrima bordeó mis ojos.-Y no digas nada... ni tú, ni ellas.-aclaré porque lo vi con la intención.-Viví veinticuatro años prácticamente aislado con una arpía que amaba mi dinero, mi poder, mi físico y a penas me conocía... decía también amar mi alma pero yo era un Yakuza, un Yakuza que provenía de una familia de bien, que me inmiscuí en el mundo de las bandas armadas solo para poder aporrear algo.-

-Ya, no quiero oír más.-dijo Uta.-No quiero que te lastimes con tu pasado.

-Cállate Uta, esto lo arreglo a mi manera.-le lancé una mirada que hizo que se agachara.

-Está...está bien.-

-No te esfuerces en ayudar.-el asintió a mis palabras y siguió tomándome del hombro como apoyo.-Tu madre estaba en estado y fue causa del desliz...Uta sufrió por ello, estoy seguro, pero jamás me lo reprochó ni me lo dijo. Hice mi vida, me moldearon a la forma que creían correcta y hace unos años que he vuelto a ser yo. Mi partido político para tu información ya no es como antes, lo remodelé, y si no te ha quedado claro... eres mi hija, hija de un joven asesino que no tuvo pelotas de matar a su padre. Antes de juzgar escucha toda la historia...eso me lo enseñó tu bisabuelo...

-¡Atsushi basta!.-gritó Megumi cayendo al suelo, sus piernas no resistieron los nervios, la presión

- Tú...-susurró.-¡No jodas! Se nota que eres político, a mi no podrás engañarme como a la gente que votará por ti.-aquello fue lo que dijo rompiendo en sus delicadas manos aquella tostada, destrozándola como si fuera el corazón de ellos dos cuando mi juego, mi partida y todo mi mundo se vino a pique…marchándome bien lejos de mis raíces para quedar en manos de una mujer que cuyo único deseo en el mundo era tener mayor control sobre la vida de los demás.-¡Por favor! Tú no puedes serlo.-rogaba mirando a su madre mientras intentaba levantarla.-No.-aquellas palabras eran agónicas.-¡No puedes!- me gritó.- No. Tú no.- ya no le quedaban palabras.

- Miho...- Dijo Uta.- Es verdad, Acchan es tu padre.

-¡No es cierto!.-gritó haciendo gala del carácter de los Sakurai, mi carácter.-Tú no puedes serlo.-dijo antes de tomar aliento.-¡No puedes! ¡No! Esto es una broma.-cerró los ojos intentando temblar sus nervios, sacudió su cabeza y me miró.-¡Eso es! ¡Es una broma! ¿Verdad que lo es? ¿Verdad Megumi?.-conseguí levantar a su madre y abrazarla, tenerla entre mis brazos y ella agachó la mirada ocultando su rostro en mi pecho.

-¡Deja de juzgarla con la mirada y de gritar! ¡Ya lo hice yo hace tres días cuando lo supe!-estaba furioso.-Ni me conoces y te atreves a juzgarme.-Uta comenzó a llorar.

-Es mi culpa...yo...yo no debí de callarme y decirte cuando preguntabas por ella.-senté a Megumi en el sofá y lo tomé a él, estaba por caer al igual que ella.

-Ya, para de llorar por favor.-me miró y me abrazó al escuchar lo que le dije.

-Pero... es cierto... te odia... te odia y es igual que tú.-la miró desconcertado por tanto rechazo.

-Yo para ella no soy su padre... es una lástima que cuando no lo sabía al oír su nombre pensé en mi madre, luego la vi parecida a mí pero le resté importancia... y por cierto soy político pero no corrupto. Mi fortuna es la mayor de Japón pero por herencia.-besé la sien de Uta y lo senté en la silla donde estaba antes.

-Chicos lo lamento, mañana no pienso celebrar mi cumpleaños... no me encuentro de humor.-las lágrimas al fin surgieron de mi rostro y me giré intentando salir.

-¡Yo juzgo a quien quiera!.-me restregó con su total desfachatez, no iba a escuchar.-¿Desliz? ¿Dices que soy producto de un desliz? Explica eso.-quería abrazar a mi hija, quería acariciar sus cabellos y calmarla.

-Tu madre y tu padre se acostaron hace más de veinte años.-empezó a contar Uta, si bien paró porque yo ya lo había contado.- Pero él se fue, como ya te lo ha dicho.-rogó intranquilo, estaba histérico.-Miho, por favor, trata de entenderlo...

- ¿Entenderlo? ¡Entenderlo!.-se puso de pie y fue la viva imagen de mi madre, furiosa tras una de tantas palizas. Furiosa con ella, furiosa con el destino para venir hacia mí y cargarme en brazos. Esa fue una de las imágenes más frescas de mi infancia, más recordadas.-¿Qué acaso él no sabía que yo había nacido?

-Miho...-dijo Megumi a duras penas.- No debes de juzgarlo.-recalcó intentando exculparme de la condena de su rechazo.-La única culpable aquí soy yo.-la observó con cierto desprecio.- Sí, él se acostó conmigo, fue un error de nuestra parte si bien…

-¿Error? ¿Entonces por qué carajo me tuviste?-seguía increpándola.

-¡Por qué fuiste el producto de algo que yo hice con amor!-aquello lo sabía, lo noté aquella noche por como se entregó a mí. Miho parecía espantada ante los gritos de Megumi, parecía que jamás había visto a su madre así.

-Entonces.-intentó respirar, parecía histérica.-¿Por qué no fuiste tú a verla?-me señaló con la mirada acusadora, con la que tiene un fiscal duro que está a punto de conseguir la mayor pena para un asesino. Yo no había hecho nada.- Es muy fácil juzgarla, pero tú también tienes la culpa. ¡La tienes por no hacerte responsable de tus actos!.- volvió a gritarme para encaminarse hacia la puerta.

-¡Yo no lo sabía! ¡Crees que hubiera permitido que un hijo de puta criara a mi hija! ¡Crees que hubiera permitido eso! No me conoces, no me conoces y no me juzgues porque no me conoces.-estaba enfadado, colérico y golpeé el armario haciendo un gran agujero en la madera, seguía igual que siempre...ya que jamás dejé mis artes marciales y el boxeo.-¡Iba a comerme el mundo! ¡Tener un grupo de rock! ¡Ser grandes! ¡Tenía al chico que amaba! ¡Y a una amiga que me atraía! ¡Amiga que estaba enamorada de mí!-me dolía la cabeza de forma terrible, la migraña me hacía desvanecerme casi en el suelo pero no se notó.-De la única que pude despedirme y lo hice dándole algo que yo por mis hormonas y porque la quería.-mi tono de voz era neutro.-Pero no amaba.-añadí.-Ella me amaba y yo jamás quise hacer daño. ¡No quería dañarla! ¡Quería darle aquella noche! ¡Qué me recordara de esa forma y no llorando porque perdía todo!-mis ojos eran dos llamaradas, técnicamente daba miedo.

-Atsushi...-susurró temblando mi antiguo amante, era la mirada que usé el día que maté a uno por mirarlo e intentar abusar de él.

-Si lo hubiera sabido me hubiera hecho cargo de ti.-al oír eso uta me abrazó y yo simplemente le agarré por la cintura.-pero te juro por mis muertos que ese sí va a saber quien es Atsushi Sakurai.-siseé como una serpiente.-Se va a acordar de mi toda su vida.-agregué desquiciado.-si es que no lo mato antes.-

-¡Atsu! Atsu!.-rogaba intentando calmarme.

-¡¿Qué?! ¡Nadie toca lo que es de mi sangre!.-lo aparté.

-Atsushi...-

Sonó mi teléfono móvil y era Phoenix. Intenté que no se notara mi enfado, me eché hacia atrás los cabellos...pero no pude y colgué. Entonces llegó un mensaje y eran fotografías de Jun.

-Si fuera un irresponsable no me hubiera hecho cargo de mi sobrino...haciéndome cargo de él como si fuera mi propio hijo.-intentaba respirar.-Pensé estúpidamente que podrías llegar a quererme... primero tuve miedo porque algo así sucediera... después me ilusioné al saber que eras tú... luego me entró el pánico por saber si sería un buen padre para ti.-mis lágrimas fluían sin cesar como el día que murió Hero.-pero luego me ilusioné tanto, pensé que al menos podría servirte de ayuda...

-Acchan.-susurró Uta abrazándome nuevamente, rodeándome con sus brazos finos e intentando que el momento pasara.

- No.-su labio inferior temblaba.-Tú no puedes ser como él.-dijo tiritando.- ¡Como tampoco eres quién para venir a juzgarme!-se giró para a vernos. Su madre lloraba en silencio, Uta estaba abrazado a mí con el rostro oculto en mi pecho y yo simplemente lloraba. Seguramente pensó que era una escena para conmoverla, para darle pena con aquellas lágrimas que vería como falsas.-Si no la amabas no debiste de acostarte con ella. ¡Jugaste con sus sentimientos!-no entendió nada, no comprendió las locuras que pueden ocurrir cuando eres joven.-Aún sabiendo que ella te amaba y tú no.-murmuró.-Así yo no hubiera nacido ni tampoco esto estaría pasando.-su razonamiento era lógico, pero el milagro de su nacimiento, la felicidad que le otorgó a Megumi y también la experiencia, junto a mi ilusión por tener una hija, no lo cambiaría ni desecharía por cambiar el pasado.-¡Eres un hijo de puta!-me gritó mientras abría la puerta. Si bien, no fue lo más duro que pude oír de sus labios, instantes después dijo lo que todo padre espera no oír jamás de sus hijos.-Os odio.-murmuró con los ojos bañados en lágrimas.-¡Os Odio a ambos!.-gritó para salir de la habitación e irse dejándonos a todos hundidos en la miseria.

Me quedé lamentándome sin saber qué hacer, por primera vez lo desconocía.-Por vuestra culpa la perdí...mucho antes de tenerla.-dije apartando a Uta para correr hacia la puerta y di un portazo. Cuando llegué abajo di cuenta del desastre con mi tarjeta de crédito y fui a por mi coche al estacionamiento. Quería ver a Phoenix y sobretodo ocultar mis sentimientos. No deseaba que él me viera tan dañado por una pataleta irracional de una cría.

Conduje durante una hora. Comenzó a llover en el trayecto sintiéndome acompañado por el clima. Me bajé del coche encerrándolo en el garaje y me senté en el pequeño corredor que daba hacia el jardín. La lluvia se precipitaba con fuerza y el sonido en la pequeña fuente de carpas ahondaba en mis recuerdos. Era como si cada gota fuera una palabra no escrita en mi lejano y pesado pasado. Una gota no escrita en papel, pero sí la experiencia. Podía ver a mi hermano correr descalzo bajo la lluvia y yo vigilándolo muy de cerca, como también a Uta llorando en medio de una de las innumerables calles de nuestra ciudad porque lo dejaba atrás o a Imai golpeando duro a uno de los chicos que le hacían la vida imposible. Sí, volvía a mi juventud y sobretodo a ese instante. El momento en el que entré en Megumi y ella llenó mi cuello de escuetos besos tan tímidos como su mirada. Fue mía, yo fui el primero y quién marcó su vida truncándola por completo.

El sonido de la voz de Phoenix me sacó de mis pensamientos, me giré y lo vi débil con una sonrisa en sus labios. Una sonrisa propia de un ángel y que borró al ver mi rostro sumergido en la miseria. No dijo nada, había aprendido a que yo a veces nunca decía lo que me ocurría. Simplemente tenía que esperar, esperar a que diera pie a su interrogatorio después de la calma.

Terminé recostado sobre sus piernas, llevaba una camisa amplia y blanca junto a unos vaqueros también bastante anchos. Sus cabellos caían sobre sus hombros y mis manos jugueteaban entre ellos como un gato con un ovillo. Se preocupaba demasiado, aunque en esta ocasión tenía motivos para estarlo.

-Atsushi.-susurró acariciando mi rostro.-¿Qué ha sucedido?-interrogó.

-Hoy perdí una hija, la perdí para siempre.-sonreí con amargura.

-¿Por qué dices eso?-no entendía lo que quería explicarle, quizás porque había ido al final antes de comenzar a narrar mi odisea.

-Quería comprarte algo, un pequeño capricho, por haber soportado estos días tan difíciles.-sonrió leve y se inclinó para besar mis labios.

-No te preocupes, no quiero regalos.-me reconfortaba su tacto, su piel suave y cálida sobre mi rostro.

-Vi a Megumi y la acompañé al hotel, casualmente Miho apareció en él quizás buscándola al saber que podía encontrarse en la ciudad o buscando a Uta.-murmuré y él frunció el ceño. Sabía de sus celos con él, pero por ahora no le había dicho toda la verdad y tampoco lo haría.

-Prosigue.-murmuró.

-Uta estaba allí.-eso le hizo alzar una ceja.

-¿Y?-interrogó con desconfianza.

-Hablamos los tres con Miho y ella me odia, me odia a mí y odia a su madre por haberle ocultado la verdad. Sin embargo, sus palabras han sido duras pero entendibles.-aclaré y él me interrumpió.

-No tiene derecho a juzgarte cuando tú no lo sabías.-tapé sus labios y sonreí con amargura.

-Su padrastro golpeó a Megumi miles de veces, he visto las señales y he reconocido cada muesca como si fuera la piel de mi madre.-eso lo conmocionó, se quedó en silencio mirándome fijamente como si conociera que aún había más.-Miho también ha sido torturada por ese destructivo Alien que se hace llamar hombre.-sus pupilas se contrajeron al igual que sus párpados que bajaron levemente, una caída de párpados que solía hacer cuando intentaba meditar.-Además de que ha abusado de ella… la comprendo, demasiado terror y dolor en su corazón.

3 comentarios:

Louis dijo...

ahhhhhhhhhhhh que genial >_____<

Me gustó mucho, te quedó muy bien esta parte

Anónimo dijo...

VAMOS A LIARLA
VAMOS A LIARLA
VAMOS A LIARLAAAAA
pues nada aquí estoy yo

espero que te vaya todo bien tio

Anónimo dijo...

ME GUSTA LA NUEVA PINTA DEL BLOG Y LAS FOTOS QUE AS PUESTO SON GENIALES , POR CIERTO TE DIJE QUE ME LIE A ESCUCHAR MUSICA DE EL Y NO ME PUEDO CREER QUE ME ESTUVIERA PERDIENDO ALGO ASI , GRACIAS POR DESCUBRIRMELO , POR CIERTO COMO TE VA POR ESTOS LARES , DE DONDE SACAS UNAS HISTORIAS ASI , SON FANTASTICAS , TIENES MUY BIENA GRAMATICA RECUERDAS=?, MUXUS Y SIGUE ASI

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt