Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 28 de marzo de 2009

Dark City - Revoluciones Internas (Capítulo 4 parte XXVII)


Algo en común con los reales son los nombres, aunque el Imai del grupo en realidad es el Imai yakuza que han leido anteriormente. El amigo de Atsushi en esta novela tiene un aspecto parecido, aunque se muestra más joven y con ropa más formal que las que puede llevar en ciertos momentos Imai XD a parte... que el real es bastante tímido... pero como ha dicho Atsushi... son hombres de 40 años que practicamente son adolescentes mentalmente.





-Atsushi.-susurró cuando entré en él lentamente ayudado por la humedad del agua y el jabón.

-Quiero que gimas bien alto.-mordí su cuello pegándolo a los azulejos, el agua seguía cayendo cálida sobre nosotros y él empezó a estar trémulo.

-No, Atsu.-murmuró apoyando las palmas de sus manos en la pared, le giré el rostro para que diera con el espejo y sonreí.

-Sí.-empecé a moverme y él a gemir con desesperación.

Sabía que me mataría por aquello, por hacer que todos en la casa pudieran escucharle gritar mi nombre y pedir en repetidas veces que le llevara al climax. Mis movimientos eran rápidos y contundentes, él intentaba respirar con sus mejillas sonrojadas al observarnos en el espejo. Mi boca quedaba clavada en su nuca y sus piernas se abrían mejor sostenidas por mis manos. Llegamos a la cima del pecado más intenso que jamás había sentido.

Minutos después bajamos ante la estupefacta mirada de mi antigua banda. Habían entrado y sentado en los sofás frente a las escaleras, todos juntos parecían un grupo de élite Yakuza. Estaban todos vestidos de colores oscuros, sus rostros enmarcaban una sonrisa leve y sus ojos cubiertos por gafas de sol.

-Atsushi sigues conservándote en formol.-murmuró Toll levantándose para darme un abrazo efusivo, era más centrado que su hermano.-¿Tu pareja?-preguntó observando a Phoenix y tomándolo de la mano para besarla.

-Mi pequeño hermano ya todo un hombre.-dijo con cierta ironía Imai, el Imai que yo conocía y no el absurdo matón que había visto días atrás. Era increíble como dos hombres podían llevar el mismo nombre y distinto carácter.

-Me alegra volver a verte.-Hidehiko se levantó dándome un golpe leve en el hombro izquierdo y luego observó largamente a Phoenix.-Tienes buena voz.-al decir aquello todos echaron a reír y él me dio un codazo observándome con sus mejillas sonrojadas.

-Chicos os eché de menos todos estos años.-dije sonriendo.

-Dios mío han pasado más de veinte años desde que no estábamos así.-dijo Imai quitándose las gafas de sol.-Y pensar que eras un maldito crío que te metías conmigo en mil líos.-sonrió de forma amplia y luego echó a reír recordando alguna de nuestras aventuras.

-Recuerdo el día en el que por una absurda apuesta os metisteis en la piscina pública, de noche cuando ya estaba cerrada, a bañaros desnudos. O aquella vez en la que intentasteis ligar con un par de españolas sin saber nada en su idiota… y por equivocación llamasteis a una de ella por el órgano reproductor femenino.-nos fuimos avergonzando y mirando de forma severa a Toll.-Está bien, está bien ya me callo.-pasó saliva y empezamos a reír de nuevo como siempre. Volvíamos a ser un grupo, una comunión de hermanos, un mismo ser que se movía en distintos caminos. No sabía mucho de ellos, salvo el contacto de los últimos años gracias a Uta del cual jamás me pude separar.

-Creo que la peor fue cuando comieron un trozo de wasabi.-susurró Hidehiko.

-Casi le saltan los ojos, fue genial. Pobre de mi Atsu le tuve que dar dos botellas de agua seguidas.-Uta me abrazó por la espalda y eso hizo que Phoenix se sintiera incómodo, mal, celoso y además le mirara como si fuera un asesino en serie.

-Uta…-se dio cuenta de sus palabras, de que ya no era realmente como antes y se sintió algo abochornado quedándose tras su hermano. Seguía con su aspecto de mohicano rebelde.

-Dios mío esto es increíble, me siento joven. Mucho más joven que cuando teníamos veinte años.-Imai seguía con sus ojos algo pequeños y rasgados, algunas arrugas se mostraban en ellos pero esa maldita sonrisa de demonio sádico seguía siendo la misma.

Tras esa máscara se ocultaba el drama de un hombre. Digamos que lo poco que había sabido de mi “hermano mayor” fue que su esposa, la mujer que al fin lo atrapó tras tantos años de soltería, falleció de leucemia dos años atrás. Aún seguía sumido en el dolor, en el drama de levantarse y notar que ya no estaba ni el perfume en su almohada. Me contó Uta que fue incapaz de ir a despedirla al cementerio y que se encerró en casa casi seis meses deseando que le llegara la muerte. Cuando lo supe no pude controlarme y llorar amargamente, pues sabía que quizás era ese el certero final de mi amado Phoenix.

-Deberíamos ir a la cocina a terminar los platillos.-susurró Uta aferrado a su hermano. Toll simplemente miró inconscientemente en su mirada y suspiró.

-Vayamos.-dijo Hidehiko al notar cierta tensión.

Me aparté de Phoenix besando su frente apartando antes sus cabellos, se veía hermoso con la ropa que se había colocado y aquel pañuelo en la cabeza intentando ocultar los claros que le dejaba la quimioterapia.

Imai de camino a la cocina se prendió un cigarro, Hidehiko seguía con sus manos en los bolsillos de su chaqueta y un cigarrillo en los labios., Toll meditaba sobre algo que jamás diría y Uta parecía el de siempre a pesar de lo que habíamos hablado la otra noche. A decir verdad, yo no hablé y fue él quien se respondió a sus dudas con facilidad.

Imai…sal tú no sabes cocinar.-dijo Uta empujándolo y él seguía inmutable con el cigarro en la boca.

-Atsushi te ves favorecido.-comentó Hidehiko apartando el cigarro de sus labios dando una calada.

-Cocinemos o no comeremos.-dijo remangándose la camisa tras quitarse la chaqueta, Toll era así siempre dispuesto.

-No os he presentado como se debe.-tomé a Phoenix y lo puse frente a ellos.-Mi pareja... el grupo... Hidehiko, Toll e Imai.-

-Encantado-se inclinó de forma típica japonesa para hacer un cordial saludo.

-Así que estás con este bala perdida.-se encogió de hombros y movió la cabeza de un lado a otro.-Suerte.

-¡Imai!-bufé y empezó a reírse caminando hacia el salón.

-¿Bala perdida?-repitió tartamudeando y miró como se marchaba Imai. Lo siguió con la mirada y luego observó al resto como con cierto pudor.-¿Por que ha dicho eso?- preguntó en un tono bajo.

-Porque Imai y yo solíamos ir...-dije intentando saber como explicarle.

-Solían ir a prostíbulos, a pegarse con la escuela contraria, emborracharse hasta perder el conocimiento, ir a apostar...-Toll empezó a enumerar todo y Uta se le lanzó pellizcándole.

-Ya no es así.-y dio un pisotón a Hidehiko cuando empezó a seguir enumerando todo aquello.

-No te olvides de la piscina.-dijo Imai apareciendo como de la nada en el marco de la puerta.

-¡Imai!-bufé de nuevo algo molesto porque la imagen que estaban dando de mí era nefasta. Él se fue riéndose para tropezar con el engendro de Seth

-Buenos días.-murmuró y Seth entró en la cocina como si nada, no le importaba que mis amigos estuvieran ahí y que por educación tuviera que saludarlos. Fue directo a su hermano susurrando algo en su oído para que el otro asintiera.

-Tendríamos que empezar a cocinar todo.-dijo con su hermano aún delante. Phoenix quería parecer menos inútil entre fogones, pero era imposible.

-¿Quieres quemarle otra vez la cocina?-preguntó Seth tomando un par de cerezas que estaban lavadas en un bol.

Toll empezó a reír de inmediato, Hidehiko le secundó y Uta.-Igual que Imai.-gritaron los tres.-Vive sólo y a base de precocinados o restaurantes. Es un negado, una vez quiso hacernos unas tortillas y quemó media casa.-reían y yo les seguí.

-Dios ¿y el día que intentó planchar?-nos miramos los cuatro y reímos sin parar.

-Soy un desastre ¿y?-dijo recargándose de nuevo en el marco de la cocina.-Para eso tengo yenes de sobra para la limpiadora, el tinte y los restaurantes.-tenía un oído fino y nada más intuir que se hablaba de sus desastres aparecía.

Tras volver a la calma intenté poner orden de algún modo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt