Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 28 de marzo de 2009

Dark City - Revoluciones Internas (Capítulo 4 parte Ia XII)


Amo esta imagen... creo que ya la usé aquí, pero bueno no importa...se repite




-Jun es mi sobrino, cierto. No sé como tiene acceso a esa información.-me quedé serio, inmutable, pero que alguien supiera tanto de mí me intrigaba y me daba pavor.-Es mi hijo, porque ahora soy su padre y no sé que le importa si compro un pijama o un peluche. También sabrá que he dejado a mi mujer, que me voy a vivir con un hombre y todo lo que quiera. Si desea extorsionarme con eso va a perder, me da igual si el resto de los mortales lo saben y no sé que tiene que ver Megumi en todo esto. Hacía años que no escuchaba su nombre.-tomé aire y pensé detenidamente.-Era hermosa, encantadora y se portó bien conmigo. Lamentablemente mi padre me obligó a salir del país, perdí todo contacto con amigos, conocidos y con ella. No fue algo que me agradara, pero lo hacía por asuntos personales que a usted no le importan.-lo hacía porque sabía que si no hacía caso mi madre lo pagaría y el propio Hero.-¿Y bien? ¿A qué viene todo esto? ¿Es amigo de Clarissa?

- Sí.-detuvo un instante y prosiguió.-Megumi era hermosa y encantadora, pero ese no es pretexto por haberle hecho lo que le hizo.-dijo volteándose de nuevo hacia mí, mis ojos se fundieron en los suyos un instante y sonrió amargamente.-¿Recuerda las reglas para que una mujer puede convertirse en geisha? Sí, de seguro lo ha de saber. Tanto así lo sabe que en un momento de lujuria ustedes lo olvidaron.-

-¿Cómo?-no entendía nada.-¿Cómo sabe que estuve con ella? ¿Viene de su parte?-me quedé desconcertado, tantos años sin saber de ella y sin poder ponerme en contacto por miedo a los celos de Clarissa...después desistí en saber que fue de mis amigos hasta que un día volvieron a mi vida.-últimamente cuando se ponen en contacto conmigo es para malas noticias.-dije serio y pensativo.-Espero que ella esté bien, odiaría saber que le ha sucedido algo malo. Que hayan pasado años no significa que no siga teniendo cariño hacia ella, que ya no recuerde conversaciones con ella o que no me haya preguntado qué fue de ella. Ahora dime.-me quedé frente a él dirigiendo mi mirada a su rostro.-¿Qué le pasó a Megumi?

-¡Por supuesto que vengo de su parte!-exclamó haciéndome pensar en lo peor.-Y bueno…-susurró canturreando.-Depende de como lo tome, pero yo en particular no lo tomaría como algo malo.-se divertía, ese bufón se divertía.- Si bien, después de más de 20 años. ¿Ahora se preocupa por ella? Eso me demuestra que su mujer lo tenía sometido.-me dieron ganas de golpearle y él parecía tener la misma expresión, ¿por qué no nos golpeamos? Quizás contención por ambos bandos.-Ahora respóndame esto.-esos silencios, esas pausas, le iba a golpear si no seguía con su diatriba.- ¿Se acostó con ella aun sabiendo que eso estaba prohibido? ¿¡Lo hizo!?-me agarró de la camisa y luego se apartó.

-Si intenta meterme miedo en el cuerpo no lo va a conseguir, nadie va a arruinar este día.-encendí un cigarro, estaba nervioso aunque no se notara y no por nada era famoso por eso.-Me acosté con ella, no voy a justificarlo porque no puedo y mucho menos negarlo. Habíamos estado toda la tarde conversando sobre mi padre, mis problemas, mis deseos de quedarme en Japón y no ir a ese maldito colegio para niños ricos. Eso era una cárcel.-di una buena calada y sonreí de lado.-Si no busqué a Megumi fue porque mi mujer malinterpretaría todo, al igual que me quiso alejar incluso de mi hermano. Veo que me conoce poco, no es por estar atado sino por no dañar. Y si dañé a Megumi algún día repararé el daño, si lo hubo. Su honor quedó afectado, lo lamento, pero yo no pude hacer nada.-

-No necesito conocerle más pues con lo que Megumi me ha dicho, me es suficiente.-rió por lo bajo y me clavó sus ojos algo más pequeños que los míos, pero brillantes y poderosos. Se sentía como si el fuera un niño y yo una mosca que iba a quedarse sin alas.- Como no me gusta darle vueltas a las cosas, le diré el porqué de todas estas preguntas. Después de eso, empezó a tener problemas.... mareos, vómitos, y tuvo que dejar el entrenamiento de geisha para poder cuidar... Al bebé que tendría después.-me prendí un cigarrillo, lo necesitaba.

Me eché a reír y le miré.-¿No bromea?-pregunté recordando a Megumi.-¿Tuvo un hijo?-me quedé pensativo y después me entró ira.-Es mío, ¿cierto?-de nuevo le di una calada al cigarrillo tan hierático como siempre.-¡Por qué demonios no me buscó!.-en ese instante era yo el que estaba enfadado, arrojé el cigarrillo y lo tomé de la solapa.-¡Ahora me vienes con un mensaje de ella!-lo sacudí y lo empujé.-¡Si tuve un hijo me lo debió de haber dicho! ¡santo dios! ¡Por qué demonios no me lo dijo! ¡También era mío!

-¡Vaya! ¡Hasta que al fin entiendes! Pensé que tendría que explicártelo con palitos.-dijo riéndose.- Pues si, Megumi tuvo un hijo tuyo y no me preguntes porque no te lo dijo. Eso ya es cosa de ella.-me miró.- Anda, suéltame, que mi traje es demasiado caro para que un hijo de puta como tu lo arruine. Y otra cosa... ¡Deberías de sentirte feliz! ¡Ahora puedes comprar más cosas para tu nuevo hijo!

-Mira maldito hijo de puta que te quede claro que puedo romperte la cara en cualquier momento, salvo por una objeción.-dije mirándole fijamente.-Seré un hijo de puta pero no un energúmeno, esa etapa de mi vida ya pasó y ahora soy alguien que no va molestando al resto. Te diré, eso sí, rata asquerosa que como no me digas donde está mi hijo haré que tú y toda tu prole, si es que un engendro así puede tener hijos, sufra las consecuencias.-lo aparté empujándolo. Estaba rabioso, tomé las bolsas y sonó el teléfono pero no lo descolgué.

-Decírtelo seria muy fácil.-dijo acomodando su traje.- Quiero verte sufrir de la misma forma en la cual la hiciste sufrir y no te preocupes por romper mi cara. Hay más personas que estarían ansiosas de romper la tuya. Por que si sabes que para nosotros los niponas eres una decepción. Abandonar tus raíces, tus principios ¿para darle gusto a una occidental? Ja, simplemente patético... deberías de aprender de nosotros los Yacuza... Siempre le seremos fiel a nuestros principios, jamás dejaríamos nuestras raíces para darle gusto a alguien que no sea de nuestra raza.-¿nuestra raza? Sonó a Adolf Hitler.

-¡Callate de una jodida vez maldito hijo de puta!-todo el mundo nos miraba.-No me hagas recordar lo que fui, porque te aseguro que sé formas perfectas de acabar contigo.-ese pasado turbio era lo que quería eliminar, toda esa mafia que rodeaba y asfixiaba el mundo por el que quería hacer cosas más allá de lo que era bueno para mí.-Yo soy mejor que tú, te guste o no.-volvió a sonar mi teléfono móvil y tuve que cogerlo, pensaría que pasó algo malo y no quería preocuparlo.

-¿Sí?-dije mirándole fijamente intentando modular la voz, evitar mi enfado.-Ya, yo también te echo de menos pero deberías de disfrutar.-sonreí un instante al escuchar como me ponía a Jun en el auricular.-Sí, lo he escuchado. Pero ahora tengo una pequeña charla con un idiota, no...ya te contaré. Te amo.-colgué y le miré.

-No olvido mis raíces, eso que te quede claro porque habrás visto mi hogar, seguro, mi pareja, eso ya es notable, y todo lo que estoy haciendo ahora para recuperarme a mí mismo. ¿Una vergüenza? se hace todo por amor, supongo, ¿o es que tú no has amado nunca? no, con esa cara de idiota si has amado seguro que otro sí... ah claro, que tonto.-me eché a reír.-¿Esto es personal? ¿no es así? Megumi nunca, aunque yo no hubiera existido, hubiera sido tuya. Tiene mejor gusto de estar con un insecto.

-¿Qué has dicho?-me golpeó y vi su rostro de satisfacción- Claro que he amado además... ¿Quien te crees que eres? ¿Sólo porque tienes dinero crees poder comprar a las personas? ¡Por favor! ¡Tu hija jamás te hará caso! ¿Entiendes? ¡Jamás! ¡Y eso será parte de mi victoria!

Ya no me controlé y le di una patada en el estómago, giré sobre mi mismo y lo estampé contra la pared del expositor cercano, di gracias que fuera muro y no vidrio.

-Vuelve a tocarme y te desmonto. Buscaré a mi hija por mis propios métodos, no me haces falta.-dije mirándole fijamente.-Seguro que doy con ella y si le explico las cosas entenderá, no es un maniaco celoso que se cree que compro a las personas con dinero. Phoenix no está conmigo con dinero, Clarissa no sabía cuanto dinero tenía realmente y Megumi no me amó por ello. Aprende algo en esta vida hay dos personas las que atraen a los demás y los que repugnan, adivina en cual estamos cada uno.

-Y si le explico las cosas entenderá.-repitió burlándose de mí.-Anda, si... ¡Búscala! Búscala para que sus amigos te maten a golpes, en especial aquel que ella quiere... Créeme... ese sujeto podrá verse tonto pero cuando se trata de defender a los suyos... Cambia radicalmente...- Dijo zafándose de mí.-Y otra cosa.-susurró alzando una ceja jugueteando con uno de sus anillos.-digamos que ahora yo estoy en el lado donde repugno a las personas, pero cuando tú estés de este lado... Seré el primero en decírtelo y será todo un placer hacerlo.

-Lo siento, pero jamás estaré en ese lado mientras tenga a Phoenix- aunque temía cada día que no despertara, que lo llamara entre besos y su piel estuviera fría. Era mi mayor pesadilla, mi pequeño sueño esfumándose por completo mientras nuestro hijo llora en la cuna. No quería pensarlo, Phoenix se pondría bien y eso lo decía el doctor.

Eché a andar sin hacer caso a lo de los amigos de mi hija, supuse que no estaría entre buenas compañías y ya tendría que pedir a algún investigador privado que la encontrara.

-¡Oye tu! Si gustas puedo hacerte la tarea más fácil...

-¿Para qué? ¿Para deberte el favor? Mejor lárgate.-tenía ganas de llorar, no entendía ni la mitad de lo que me había pasado y decía conocerme. Me fui de Japón para proteger a mi madre que a su vez me guardaba mi secreto, mi bisexualidad, y a mi hermano. Mi madre era humillada a diario por mi padre, los golpes me los llevaba yo...pero si no me iba se los llevaría ella y Hero. Antes de que eso pasara me marché, me marché cuando todo rayó lo admisible. Jamás tuve la suficiente fuerza mental para golpear a mi padre, aún que me hacía sentir como un diablo... aún así... vivía y vestía gracias a él, por eso hice tratos con bandas y por eso me hice líder de una. Al final tuve que irme, abandonar todo, irme lejos de Tokio y de cualquier retazo de mi amor patrio. Hice lo que me decían que debía que hacer, murió mi madre y ya no tenía lazos con ese vejestorio...pero aún estaba mi hermano, sería capaz de hacerle la vida imposible y aún era un niño. Acepté todo lo que se me venía encima, me olvidé de mi pareja y del amor que comenzaba a sentir por Megumi...de todo. Me centré en Clarissa, la amé hasta límites desconocidos para mí por ese entonces y cuando lo creí todo perdido apareció él. Phoenix fue mi luz, lo poco agradable y sabía que aunque todo fuera mal, aunque mis votantes me humillaran, aunque no consiguiera tener el status de antes, lo tendría a él hasta que me lo arrebataran todo de nuevo. Sin embargo comencé a llorar cuando me alejé unos metros más, ya no podía más, todo era demasiado asfixiante y pensar en verme como él me llenó de rabia. Yo sabía que si se lo explicaba a ella todo cambiaría, entendería, no podía ser tan necia.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt