Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 7 de abril de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte IX)

Amo estas sesiones de fotos que tiene Atsushi Sakurai, son geniales para engalanar el blog. Esta concretamente la conseguí gracias a Tigrepal


Pasé la cancela y la perra dormía en la caseta, suspiré aliviado porque no tuve que librar una lucha cuerpo a cuerpo con ella. No estaba de humor y mucho menos para que saltara sobre mí cual Dino sobre Pedro Picapiedra. Abrí la puerta y entonces me encontré con aquella inesperada reunión. Uta en mi casa, con Phoenix frente a él y sus miradas se veían desafiantes.

-Acchan-tomó impulso y se arrojó sobre mí abrazándome. Uta me tomó por sorpresa, más bien me dejó incrédulo que no se cortara en hacer ese tipo de cosas frente a Phoenix.-¡Traje regalos!-sacudió la bolsa sonrojado.-Algunos son.-comenzó a tartamudear nervioso.-son.-volvió a repetir.-son hechos a mano y muy antiguos.-su mirada era la de un amante deseoso de ser consentido, de ser amado, y no la de un amigo. Sonrió mientras lo bajaba y miraba a mi pareja que prácticamente lo mataba con la mirada.

-¿Sí? Me dijiste que era uno... ¿a caso era una sorpresa tanta cantidad de obsequios?-su mirada le delataba y creo que temí que Phoenix le mirara un segundo más de ese modo, sabía que quería degollarlo.

-Atsushi, cariño.-lo de cariño lo dijo con propiedad y brusquedad quedando frente a mí.-¿Un día duro?-interrogó.

Un día duro, más bien imposible, porque atrasábamos las elecciones por mi cambio de rumbo, los partidos estuvieron a favor y fue algo por consenso. Fue una asamblea extraordinaria, pero yo no estuve, no podía con la tensión. Eso lo supe después tras un comunicado por fax. Si bien para mí ya había sido duro, muy duro, cuando mi hijo me confesó aquello entre lágrimas.

-Ya te contaré, pero estoy esperando un fax para saber si se atrasa aún más la campaña.-acaricié el rostro de Phoenix y él sonrió de forma leve.- ¿Cómo es que estáis ambos de reunión? ¿Confabulando en mi contra?

-De hecho uta-san estaba apurado por irse.-se aproximó aún más pasando sus delgados brazos por mi cuello y me besó suavemente.-Pobrecito cariño, estarás cansado.-sonrió de forma maliciosa, veía que cada movimiento de su cuerpo era una provocación contra Uta y me sentí mal por mi antiguo amante.

-No confabulábamos.-dijo sentándose en el sofá.-Sólo vine a entregarte la bolsa de regalos, hablar contigo en el jardín como cuando éramos prácticamente unos niños y.-toqué mi anillo recordándome que yo tenía más derecho que el mocoso.-quizás invitarte a que conocieras mi piso...-le hice una de mis miradas, Phoenix no notaría nada, pero era con segundas intenciones.

Los ojos de Uta ardían de celos. Podía notar cada palabra no dicha. Seguramente esperaba su momento, el momento de quedarnos a solas por completo y lanzarse.

-Quítate eso-comenzó a quitarme la chaqueta dejándola en uno de los respaldos de los sofás.-Ve y siéntate y te llevaré un café.-volvió a rodearme con sus brazos, estrechándome con fuerza, para quedarse colgado mirándome a los ojos. Yo lo rodeé y besé sus labios para bajarse marchándose a hacerme ese café.

-Gracias gatito.-dije antes de perderlo de vista. Por una parte quería revivir aquella locura, sólo para sentirme como cuando era joven e irresponsable, sin embargo por otro lado... quería ser fiel a quien amaba realmente. Me senté a su lado y me sonrió cuando tomé la bolsa.-¿Cual abro primero?

Nada más marcharse sonreí de forma pícara y mordisqueé su oreja.

-Lo del piso es cierto.-susurró de forma muy baja y luego tomó el más importante.-Mira, va con esta tarjeta... aunque ya no es lo mismo... prefiero que la tengas de recuerdo... por lo que fuimos.-era una tarjeta hecha a mano, muy bien hecha pero a mano, con un corazón dentro y una foto pegada en ella...una foto de fotomatón de ambos juntos.-Decías que morirías si no tenías una de esas.-noté su mordida y algo en mí se descolocó. Para luego ver aquello lleno de recuerdos y el regalo más especial. Una cruz egipcia de oro blanco bien tallada con los símbolos de la cultura.

-Ten amor-me di cuenta de que Phoenix estaba ahí cuando dejó el platillo con el café en la mesa.

-Es.-abrí los ojos maravillado por aquello.-es la que te señalé aquel día...-él sonrió y me abrazó.-¿Cómo? debió ser difícil encontrar una igual...¿es la misma?-asintió y noté porqué una vez le amé...tanto detalle y me conocía de una forma única, era increíble cómo podía adivinar mis pensamientos. Lo demás era una caja de bombones, otras tarjetas con chibis nuestros y pequeñas tiras cómicas. Junto a todo eso un anillo de plata liso.

No echaba cuenta a Phoenix, sólo a los regalos.

-Es increíble... la cruz...-susurré y luego vi los bombones.-¡Café y chocolate! como la tarta que siempre me hacías. Odio las tartas de pastelería, porque no saben como las que hacías con Toll.

Entonces escuché un fuerte portazo. Supe entonces que había dejado apartado en un rincón a mi pareja. Mi rostro se amargó, la felicidad parecía volver a consumirse.

-No te sientas culpable por alegrarte por un obsequio, yo nunca lo hacía.-aquello que dijo estuvo fuera de lugar. Yo me levanté para marcharme tras Phoenix, pero él me agarró.-Espera.-se puso de pie y me besó con ganas enganchándose a mi cuello.-Te amo, abofetéame, pero no me obligues a dejar de hacerlo. Sé que me amas.-

Aquel beso me había descontrolado por completo, incluso le había agarrado por la cintura bajo la sudadera fina que llevaba.

-Me atraes, me haces desearte.-susurré aún próximo a sus labios.-Pero amo a otro Uta.-lo aparté indeciso.

Quería quedarme con él, quedarme para hacerlo mío y a la vez huir junto a mi pareja. No quería hacer daño a ninguno de los dos, si bien sabía que uno saldría lastimado y ese sería Uta. Entonces me marché de la habitación en busca de Phoenix.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt