Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 7 de abril de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte XIII)

Imagen que tengo gracias a Tigrepal XD no sé que haría sin ti


-Lo más pronto posible-tenía el rostro completamente iluminado. El camarero llegó en ese mismo instante y sirvió el vino mostrándome la botella, asentí mientras escuchaba sus palabras. Palabras que me hicieron sonreír y al camarero tensarse.-Por mí te llevaba a una cantina de esas de carretera en la que se puede uno casar.

-Quiero una ceremonia intima, no quiero que se convierta en un espectáculo público.-dije acariciando su rostro y besando sus manos.- Con que seamos tú, el bebé y algún amigo tuyo junto alguno mío, estaré satisfecho. Pero me gustaría que mi hija fuera a la boda, que me aceptara de una vez.-mi rostro se ensombreció y deseé llorar.-Y no es la única... Hizaki no puede aproximarse a mí por orden de Clarissa.

-Me gustaría poder ayudarte amor-entrelazó nuestras manos y su anillo relucía para las urracas de moño alto que teníamos a nuestro alrededor.-¿Crees que si intento yo hablar con ella podré hacer que cambie de parecer?-fijó sus ojos en los míos y negué.

-De Miho se encargará Uta, aunque lo odies... es bueno y Megumi también colaborará.-sonreí de forma amarga e intentaba que no se notaran mis ganas de llorar.

-Le diré a Jasmine de la boda, y también podemos invitar a Taylor.-empezó a picotear un poco la ensalada.-Es que tenemos meses sin hablarnos y me hace falta.

-Primero, no me recuerdes a ese imbécil y segundo el hermano de Taylor casi me mata... no voy a invitar a alguien que para mí es un grano en mis posaderas.-clavé la ensalada y comí de mala gana.

-Bien.-dijo frunciendo el entrecejo.-Entonces espero que tú no vayas a invitar a Uta.-también empezó a comer de forma lenta y separé mis mano de la suya.

-Uta no ha hecho daño a nadie y me salvó la vida en más de una ocasión curándome las heridas.-eso iba a ser una gran pelea.-No voy a invitar a Taylor por celos, está con un cura y por lo que sé este ha dejado la iglesia por él. Se ve que van en serio. Pero no lo invito por rencillas pasadas, no porque sea tu ex.

Pero es mi amigo y le quiero. Si Uta va, Taylor va, y no me harás cambiar de parecer.-dijo y suspiró- nada más escúchanos, ni nos hemos casado y ya discutimos como si tuviésemos treinta años juntos.

-Uta va a ir pero Taylor no, me opongo a eso. Dejo que vayan todos tus amigos menos él.-declaré.-Uta se merece ir porque ha criado prácticamente a mi hija y fue alguien muy importante en mi vida. Ese que quieres invitar tan sólo sabe amargarle la vida a otros.

-Bueno, entonces simplemente no va nadie y punto final, eres imposible.-se quedó mirándome a punto de llorar y desvió la mirada, intentando ocultar que todo aquello le dolía.

-Phoenix-susurré y suspiré.-Taylor ha intentado asesinarme en varias ocasiones ¿Pretendes que lo invite a mi boda? ¿A mi gran día?-dije molesto, muy molesto, y se notó en mi tono de voz.

-Pero no ha intentado separarnos, lo criticas por cosas que ocurrieron hace años.-él no quería ver que Taylor sí quiso separarnos.-Lo que sucede con Uta es real, es mi gran día. El día de mi boda, tiene que ser un día especial. Él lo arruinará. Querrá hacer algo para arruinarlo, por favor.-me miró de forma lastimera, algo que odiaba que hiciera.

-No hará nada, también estuvo en la boda con Clarissa y no recuerdo que se moviera del asiento.-sí que llorara de forma amarga y decidiera no asistir al banquete. Desde ese día no fue capaz de hablarme con naturalidad hasta ahora.-No hará nada.

-Pues como quieras.-se cruzó de brazos molesto.

-Bufa todo lo que quieres, por mí si lo deseas grita y tírate de los pelos. Pero Uta viene a mi boda.-le di un buen trago al vino y seguí comiendo como si no sucediera nada.-Te comportas como un niño, ten modales y sigue comiendo con la espalda recta.

-Ahora estas hablando como mi madre-recalcó.-No quiero comer más, te dije que me lleno rápido últimamente.-cerró los ojos para calmarme-Que vaya pues. Total que yo aquí no tengo ni voz ni voto

-Es lo único que pido para mi boda, que estén mis antiguos amigos. Creo que no pido tanto, eres un egoísta Phoenix y no te das cuenta.-terminé la ensalada y dejé los cubiertos sobre el plato, eso haría notar que había terminado. Pediría un café y nos iríamos.

-No soy un egoísta.-para él no lo era, para mí sí, al igual que yo lo era para él.-Doy mucho en esta relación.-yo también lo daba, pero no echaba nada en cara.-Para colmo tengo que aguantarme que tú invites a un tipo que esta loco por quedarse contigo de buena gana.-me miró serio y luego miró el anillo.-¿Me amas? ¿realmente me amas? entonces ¿por qué quieres tener cerca ahora siempre a ese?

-Quiero tener cerca a mis amigos, a los que realmente me quieren como soy y no como un objeto de colección de bunas formas o de alto nivel adquisitivo.-respondí y vi como el camarero llegaba.-Un café-el hombre asintió y se llevó nuestros platos.

-Como quieras.-dijo saltándose totalmente el protocolo al poner los codos sobre la mesa para sujetarse la cabeza con las palmas de las manos.-Que sepas que eres terriblemente injusto.-sus ojos aún estaban aguados cuando me miró directamente a los míos.-Osea que según tú entonces sólo podré invitar a Jasmine por que la mayoría de mis amigos son ex o les tienes ojeriza, muy bonito...-estaba fastidiado.

-Te he dicho que al único que no quiero frente a mí es a Taylor.-respondí de forma seca y sonreí levemente al ver el café. Eché un terrón de azúcar del azucarero que dejaron en la mesa y lo miré de reojo.-Te estás saltando el protocolo.-

-Bueno si quieres que el vaya pues que vaya.-echó tres terrones en su café, lo movió y mientras se rendía.-Pero sabes que si hace algo que lo arruine no se lo perdonare jamás a nadie-dijo dando un trago pequeño a la bebida caliente.

-Si hiciera algo en parte le entendería.-comenté.-Digamos que jamás lo dejé con él y hasta poco después de mi boda mantuvimos una relación cordial.-por no decir de relación telefónica de alto contenido sexual.-A parte nunca le pedí el anillo de compromiso, que por si no lo has notado, lleva en su mano.-di un nuevo sorbo de café.-Sin embargo, sé que no hará nada. Sabe que no es su lugar ni su momento, lo fue hace un cuarto de siglo.

-¿Y me lo dices así de cara lavada?-dijo mirándome estupefacto.-No me digas que no te das cuenta de lo que quiere por que no te creeré.-fijó sus ojos en los míos intentando descubrir una verdad universal, algo que le diera sustento a sus celos quizás.-Dime que no le has visto a solas.-me rogaba con la mirada y entonces recordé el papel.

-No seas idiota.-comenté.-No lo he visto a solas.-pero lo vería días después.-Y te lo digo porque quiero que entiendas como se ha de sentir, el porqué estalló en casa. Ahora lo entiende, créeme que lo entiende.-falso, sabía que no lo entendería nunca a no ser que le rompiera el corazón en mil pedazos.

Es que eres muy buen amigo atsushi-kun.-sonrió leve quizás al ponerse en el lugar de Uta comprendió todo lo que quería decirle. Aquella forma de hablarme hacía mucho que no la oía de sus labios, se levantó y rozó su boca con la mía mientras pasaba su mano por mis cabellos.-¿Crees que nos vayan a mandar a salir ya del lugar?-preguntó con voz divertida ante las miradas de todos aquellos que nos veían que hacíamos cosas indecentes, o en contra de su moral. Al final se volvió a sentar y tomó un poco más de café.

-No creo, soy uno de los clientes habituales por así decirlo. Cuando salía de visitarte en ocasiones venía aquí.-comenté notando las miradas de algunos.-Nos miran porque no paras de hacer ruido, no porque me beses.-al menos eso quería creer.

Seguimos conversando hasta que una mujer nos abordó. Era compañera de profesión de Phoenix, no la recordaba demasiado, pero llegué a saber por él que era de la competencia. Ella vino a nosotros para felicitarnos, quizás para husmear que le había regalado a Phoenix y poner buen oído en nuestras conversaciones. Se despidió rápido y noté que él no la podía ver, además de que el amor era mutuo. Digo amor de forma irónica, porque llegué a pensar que él se levantaría para sacarle los ojos a ella con la cucharilla de café.

Después de terminar el café y pagar la cuenta con dificultad, no deseaba que supiera el precio de lo que habíamos tomado. Aunque a penas habíamos probado bocado, en realidad había sido devuelto todo a la cocina casi sin tocar. Cuando íbamos de camino al coche le pregunté si deseaba dar una vuelta por la ciudad, entonces me di cuenta que a veces debería de amputarme la lengua y quedar mudo. Asintió a mi pregunta y respondió que deseaba ir a ver el mar, así que intentando cumplir sus deseos lo llevé para terminar rebozados de arena riendo ante sus locuras.

Al regresar de la playa tuve que esquivar un coche que nos hacía fotos, coche que no sabía que yo conocía mejor la ciudad que ellos. Nos encerramos en un pequeño callejón sin salida y allí lo besé de forma lujuriosa. Toda aquella persecución tan sólo avivaba mis ganas de él. Cuando llegamos a casa las niñeras se fueron agradecidas por la propina, al ser un sábado, y al quedar a solas no pude refrenar mis ansias de él. Lo llevé a la cama y lo hice mío de forma brusca, tan brusca que dejé marcas por todo su cuerpo y quedó exhausto a punto de desmayarse. Me sentí culpable, pero tan pleno que no pude disculparme por lo que había hecho.

Nada más quedarse dormido fui a por mi chaqueta y encontré la nota, era la dirección de su piso con unas frases románticas que me hicieron sonreír. Me recordó a aquellos tiempos en los que nos pasábamos esas notas entre las clases. Siempre tenía que estar al asecho de que nadie lo mirara demasiado tiempo. También dejaba algunas en mis almuerzos que preparaba especialmente para mí, como si fuera mi mujer.

No podía dormir, quizás por puro nerviosismo o por simple miedo. Fui a la pequeña biblioteca que teníamos, busqué entre las estanterías aquel libro y sonreí de medio lado al tenerlo entre mis manos. Fue un regalo, lo envió hacía tiempo. Ese libro significó un año de dudas y pánico en mi matrimonio. Primer año de casados y primer año dándole vueltas si hice bien o hice mal, jugando a dos bandas y con dos corazones. Al abrir las páginas, vinieron tantos recuerdos, algunos demasiado descriptivos, que tuve que sentarme pesadamente en el sillón giratorio a meditar.

-Profundis.-susurré meditabundo y eché mis cabellos hacia atrás.-Oscar Wilde.-sonreí al rememorar ciertas conversaciones subidas de tono, esos jadeos entrecortados y sus lágrimas al sentirme lejos.-Yo fui tu monolito con pies de barro, tampoco fui de oro sino de polvo de carretera.-cerré los ojos apretando entre mis manos la portada de aquella obra de ensayo filosófica.-Debiste odiarme, alejarte de mí, y ver que no valía nada.- abrí los ojos y suspiré pesado, dejé el libro sobre el escritorio y me recosté bien sobre el mullido respaldo.-Sí, tenías razón.-dije para mí, sabía que ante él jamás daría mi brazo a torcer.-Aún estando en las épocas en las que nos encontramos, dónde la libertad del individuo es cotizada y aclamada, aún existen mentes retrógradas que un beso o una caricia la ven pornográfica, sobretodo si es entre dos hombres y estos desean vivir de acuerdo a sus corazones.-mi flequillo cayó sobre mis ojos y me recosté sobre la mesa.-Te hice tanto daño, tanto, que ahora no puedo hacer un ruego y ser escuchado. Estamos tan cerca y a la vez tan lejos, podemos tocarnos, pero los sentimientos por mi parte no son los mismos.

Me levanté pasando mis manos sobre el rostro, dándome cuenta de que durante todos estos años él fue castigado y señalado por todos. Yo simplemente fui un cobarde y no dejaba de serlo. Me quité la ropa camino a la cama y la dejé sobre la silla de la habitación, para recostarme sobre mi nuevo amante besando su espalda.

-Phoenix.-susurré.-Por mucho que haya desquiciados que crean que únicamente estamos juntos por el sexo, por mucho que nos condenen y nos censuren… yo me quedaré contigo. Frente a ti no quiero ser un cobarde.-él tan sólo se movió encogiéndose entre mis brazos, para pegar su rostro a mi pecho desnudo.

Creo que logré descansar tras pasar unas horas, no dejé de recordar línea por línea aquel libro. Hombre gallardo, arrojado, buscando quizás la absolución y la forma de redimir sus pecados…y yo un pelele que se ocultaba menospreciando todo lo que pude poseer. Él se recluyó, ante todos puso su mayor sonrisa y pidió disculpas, pero sé que internamente uno es lo que es y buscaría la forma para abrazar la felicidad bajo las sábanas sin sentir pudor por tocar la piel de otro hombre.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt