Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 2 de mayo de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte XXIX)





-Preguntaremos.-al fin me daba la oportunidad de hacer algo a mi gusto.

-Gracias por complacerme.-dije tras él mientras íbamos hacia el salón y las chicas estaban ahí, observando todo con minuciosidad y cuchicheando. Era lo que menos me gustaban de las mujeres, hablaban entre ellas y te daban puñaladas letales. Incluso entre ellas se desafiaban con una sola mirada. No es machista lo que digo, es la pura realidad. Las mujeres no se entienden entre ellas y no son buenas amigas, todas tienen su doble cara. Los hombres somos simplemente orgullosos y por el orgullo perdemos la inteligencia en muchas ocasiones.

-¿Pueden hacerse tartas mezcladas?-interrogó sonriendo y observándolas como si fueran criminales. Esos gestos eran propios de mujeres, pero jamás se lo diría a Phoenix. Ya que si decía que en ocasiones se comportaba como ellas terminaría abofeteándome y diciéndome que era un idiota.

-Pueden hacerse-comentó una de ellas ladeando levemente la cabeza, sonreía de forma enigmática y parecía ser alguien increíblemente avispada para los negocios. Su compañera parecía más bien su secretaria.

-¿Si?-la voz de Phoenix resonó con suavidad mirándome de reojo. Me había salido con la mía, yo simplemente sonreía triunfante.

-Las tartas son de varios pisos, en cada piso puede ponerse el sabor que se desee y decorarla como ustedes crean oportuno. Últimamente se llevan los diseños menos recargados que los clásicos y como no los muñecos de boda. Para ocasiones como estas tenemos dos novios, en vez de la habitual pareja. También poseemos una amplia gama de modelos en estas figuras, se puede poner incluso el color de la ropa de los novios.-Muy avispada en ese sentido, demasiado. Era algo que usualmente no se daba en los negocios, una mujer con el poder del autoconvencimiento y vendiendo algo en lo que creía, no era una simple idea.

-Para mí el modelo blanco con decorado del mismo tono es clásico y me gusta. Es agradable porque no se ve sobrecargado y el color es el habitual.-

-Pues entonces, un piso de vainilla y otro de chocolate...así hasta terminar los pisos.-miré a Phoenix.-¿Cuántos de tus queridos amigos voy a tener que ...-iba a decir aguantar.-invitar?-

-Se nota que le gustan las bodas clásicas, pocos invitados.-rió bajo la otra muchacha, iba tomando nota de todo mientras su amiga intentaba sacar partido a cada cosa que decíamos. Yo ante aquel comentario únicamente asentí.

-Así es, dijimos como cien invitados...-ambas sonrieron y asintieron.

-Vaya, cien ya es bastante...¿tienen ya pensado los regalos? colaboramos con una empresa que hace detalles de boda.-los detalles, algo inútil que nunca se usa. Yo quería algo nuevo, había indagado en la red y había visto pequeños regalos que sin duda eran usados día tras día. Así uno tenía el recuerdo de un buen día y no se veía obligado a guardar un estúpido muñeco mal pintado.

-No soy de regalar algo absurdo...creo que abanicos para las mujeres y corbatas para los hombres estaría bien.

-Sí, es cierto. Algo útil antes que un tiesto.-no notaba como me miraba aquella gacela, estaba nervioso con todo de la boda. Pero ambas, sobretodo aquella que tomaba la iniciativa, me devoraban.

Entonces me gusta esta.-mostró una foto que había en un libro. Personalmente no era de mi gusto, yo quería sólo un lugar donde tomar unas copas tras la ceremonia y listo.-Siempre hay alguien que repite.-él, por ejemplo, pero le controlaría. No quería que para colmo el azúcar fuera un problema.-En la lista hay sesenta y siete hombres y treinta y tres mujeres, para los recuerdos-seguían anotando todo como robots, empezaban a darme pánico.

-Para Uta y Jasmine no pongas corbata.-dije mirándole fijamente.-Dudo que ellos quieran ese regalo, mejor abanicos. Uta tiene cientos de corbatas y no las usa.-le comenté y le fulminé.-Advierte a Jasmine que no venga de mujer...por favor. Si quiere que use esos trajes estrafalarios, pero con pantalón.-las mujeres se echaron a reír.

-¿Jasmine? ¿el modisto?-dijo una de ellas.

-Sí, ese Jasmine

-¿Cuando es la boda?-me preguntó y le di la fecha, ya estaba todo andando y las invitaciones estaban imprimiéndose en mi despacho

Jasmine fue quien me recordó el servicio de esta pastelería, si bien las probé en la boda de Taylor-sonrió mientras las miraba.-De acuerdo, ya tenemos todo planeado, ahora hablemos de lo práctico-que obsesión con el dinero, ni yo era así.

-¿El coste? bueno, como le dijimos por teléfono, no es precisamente barato. Sin embargo, todo mundo queda conforme con el servicio.-eran eficientes ¿qué importaba si lanzaban rayos x por la mirada o te dejaban el bolsillo con telarañas.

-Bah.-dije mirándole.-Tacaño.-ellas se echaron a reir cuando dije eso.-¿Desde cuando el dinero ha sido problemas para mí?

-¡Apa!-gritó el pequeño tirando de la cruz que me había regalado Uta.

-No, no... lo vas a romper.-al intentar zafar su intento de juego me miró con los ojos prácticamente aguados.-Vale.-sonrió y me hizo dar cuenta de cuanto había mimado a Hizaki, también lo poco que lo hice con el pequeño Hero.

-Lo estas malcriando-reprochó tomando una de las manos del pequeño.

-Entonces no hay más asuntos que tratar.-

Se levantaron tras comenzar a guardar todo con rapidez. Parecían eficientes, como ya he dicho, y confiaba en que todo saliera como Phoenix quería. Yo no diría nada, en realidad era más su día que nuestro día. Nos despedimos de ellas con total cortesía, quedaron en llamarnos en un mes para poder terminar de aclarar los precios de los obsequios y descuentos que podrían aplicarse a estos. Él cerró la puerta y se quedó pegado a ella suspirando. Me miraba con el rostro bañado en la felicidad que le aportaba todo aquello.

¿Qué te parece?-dijo intentando averiguar qué opinión podía tener yo sobre todo aquello. Se aproximó a mí y besó mi mejilla quedando de puntillas.

-No está mal.-dije y escuché algo de boca de mi hijo que no me gustó.

-¡Tay!-lo fulminé e incluso él tembló comenzando a llorar.

-¿Se puede saber porqué dice Tay?-casi siete meses, pero me iba a servir de espía.

Aquel comentario del niño no me agradó, mi rostro se ensombreció y mi frente se arrugó levemente. Puso sus ojos en blanco como si mi actitud estuviera fuera de lo apropiado.

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Lestat de Lioncourt