Una mujer no se ofrece a ser madre de un hijo si no tiene motivos que le llevan a ello. Para unos son puramente económicos como vientre de alquiler, para otras es el fruto del amor, unas lo tienen porque han cometido un error y prosiguen el embarazo porque no quieren matar algo que les pertenece... pero una mujer que deje su vientre, que deforme su cuerpo y sufra el parto... por nada, no era lógico. Por muy amiga que fuera de él podía presentir que no era trigo limpio lo que le ofrecía.
-Atsushi es mi hermana, para mí es mi hermana.-repitió dejando las palmas de sus manos sobre la mesa.-Atsushi es preciosa, inteligente, tiene dotes artísticas, en su familia no hay enfermedades degenerativas y genéticas.-suspiró y sonrió con un brillo en sus ojos llenos de ilusión.-Me daría mi pequeño para que yo lo cuidara junto a Jasmine, para que tuviera la familia que tanto deseo, y ella sería tan sólo la tía Emma.
-Kamijo nadie hace nada por obra y milagro de los sentimientos, no me seas inocente.-dije recostándome en el respaldo.-Kamijo esa mujer está enamorada de ti como mínimo.
-Es alguien de confianza.-respondió levantándose de la silla para girarse y observar por la pequeña ventana el tráfico cotidiano de nuestra gran ciudad.-Es alguien que siempre me ha protegido, que siempre ha dado lo mejor de sí para ofrecérmelo.
-Lo que haría una mujer enamorada.-respondí antes que pudiera proseguir con su monólogo y terminara canonizando a su amiga.
-No, ella no está enamorada.-se giró con una sonrisa en sus labios y con una mirada total seguridad.-Si lo estuviera me lo hubiera dicho.
-Tal vez no sabe como decirlo.-dije encogiéndome de hombros.
-Atsushi no es ese tipo de mujeres.-me recriminó.
-Todas las mujeres son extrañas, tienen el juego de la doble palabra y son extremadamente listas.-alcé una de mis cejas y sonreí de lado.-Ingenuo.
-No, tú eres muy retorcido.-dijo moviendo sus manos como si arrugara una bolsa de papel en sus manos.
-Clarissa cuando decía sí o tal vez era ni lo sueñes, cuando se quedaba en silencio tenía que echar a correr porque sabía que había metido la pata y sus no dependían del tono para ser un posible sí.-recordé momentos con mi ex y reí sin poder controlarme.-Recuerdo cuando me juraba que no deseaba tener hijos, que no deseaba casarse y que quería tener un noviazgo algo largo para poder comprendernos antes de comprometernos.-puse mis manos tras la nuca y lo miré con el rostro relajado.-No pasó mucho tiempo cuando dijo que deseaba un marido que la consintiera y cuando me mostró sus ansias por ser madre.-volví a retomar la compostura con una sonrisa triunfante en mis labios.-Las mujeres quieren que las descubras, que sepas sus movimientos para anticiparte y deslumbrarlas. Tienes que ser observador, tienes que conocerlas más allá de lo que te confiesan.
-Atsushi ella no es como las demás chicas.-no sé si es que no quería verlo y se engañaba o que simplemente no se daba cuenta.
-La ves distinta, pero todas las mujeres tienen ese toque común aunque inexplicable.-suspiré y él se sentó de nuevo en su asiento.
-No quiero discutir sobre si me ama o no.-murmuró.-Quiero discutir el cómo se lo digo a Jasmine.
-Con calma.-fue lo único que dije.
-¿Y ya?-interrogó echándose hacia atrás.
-No puedes meter tus espermatozoides en el cuerpo de una mujer, aunque sea mediante tubos, y no decírselo a tu marido.-fruncí leve el ceño y sonreí.-¿O quieres morir?
-Sé que Jasmine tiene carácter, pero siempre le he dicho que no quiero hijos porque él no los desea.-cerró los ojos y suspiró, para luego abrirlos y mirarme directamente a los ojos.-Atsushi no me veía preparado y le dije que no quería ser padre, le mentí.
-No querías serlo en ese momento y todos podemos cambiar de opinión sobre cualquier tema.-sonreí intentando calmarlo.
-Pero no me gusta mentir a Jasmine, odio hacerlo. Sabe casi todo lo mío porque no pude resistirme a mentirle ni un minuto.
-No puedes mentir a las personas que quieres ¿verdad?-pregunté mirándole a los ojos antes de levantarme para estirar las piernas e ir hacia uno de los cuadros que colgaban en aquellos muros, eran muros cargados de leyendas.
-Lo hizo Emma, es una fotografía realizada desde la Torre Eiffel.-dijo con una sonrisa.
-La tienes hasta en la sopa.
-No empieces por favor.-puso sus manos sobre el rostro frotándoselo para terminar echando sus rubios cabellos hacia atrás.
-Atsushi es mi hermana, para mí es mi hermana.-repitió dejando las palmas de sus manos sobre la mesa.-Atsushi es preciosa, inteligente, tiene dotes artísticas, en su familia no hay enfermedades degenerativas y genéticas.-suspiró y sonrió con un brillo en sus ojos llenos de ilusión.-Me daría mi pequeño para que yo lo cuidara junto a Jasmine, para que tuviera la familia que tanto deseo, y ella sería tan sólo la tía Emma.
-Kamijo nadie hace nada por obra y milagro de los sentimientos, no me seas inocente.-dije recostándome en el respaldo.-Kamijo esa mujer está enamorada de ti como mínimo.
-Es alguien de confianza.-respondió levantándose de la silla para girarse y observar por la pequeña ventana el tráfico cotidiano de nuestra gran ciudad.-Es alguien que siempre me ha protegido, que siempre ha dado lo mejor de sí para ofrecérmelo.
-Lo que haría una mujer enamorada.-respondí antes que pudiera proseguir con su monólogo y terminara canonizando a su amiga.
-No, ella no está enamorada.-se giró con una sonrisa en sus labios y con una mirada total seguridad.-Si lo estuviera me lo hubiera dicho.
-Tal vez no sabe como decirlo.-dije encogiéndome de hombros.
-Atsushi no es ese tipo de mujeres.-me recriminó.
-Todas las mujeres son extrañas, tienen el juego de la doble palabra y son extremadamente listas.-alcé una de mis cejas y sonreí de lado.-Ingenuo.
-No, tú eres muy retorcido.-dijo moviendo sus manos como si arrugara una bolsa de papel en sus manos.
-Clarissa cuando decía sí o tal vez era ni lo sueñes, cuando se quedaba en silencio tenía que echar a correr porque sabía que había metido la pata y sus no dependían del tono para ser un posible sí.-recordé momentos con mi ex y reí sin poder controlarme.-Recuerdo cuando me juraba que no deseaba tener hijos, que no deseaba casarse y que quería tener un noviazgo algo largo para poder comprendernos antes de comprometernos.-puse mis manos tras la nuca y lo miré con el rostro relajado.-No pasó mucho tiempo cuando dijo que deseaba un marido que la consintiera y cuando me mostró sus ansias por ser madre.-volví a retomar la compostura con una sonrisa triunfante en mis labios.-Las mujeres quieren que las descubras, que sepas sus movimientos para anticiparte y deslumbrarlas. Tienes que ser observador, tienes que conocerlas más allá de lo que te confiesan.
-Atsushi ella no es como las demás chicas.-no sé si es que no quería verlo y se engañaba o que simplemente no se daba cuenta.
-La ves distinta, pero todas las mujeres tienen ese toque común aunque inexplicable.-suspiré y él se sentó de nuevo en su asiento.
-No quiero discutir sobre si me ama o no.-murmuró.-Quiero discutir el cómo se lo digo a Jasmine.
-Con calma.-fue lo único que dije.
-¿Y ya?-interrogó echándose hacia atrás.
-No puedes meter tus espermatozoides en el cuerpo de una mujer, aunque sea mediante tubos, y no decírselo a tu marido.-fruncí leve el ceño y sonreí.-¿O quieres morir?
-Sé que Jasmine tiene carácter, pero siempre le he dicho que no quiero hijos porque él no los desea.-cerró los ojos y suspiró, para luego abrirlos y mirarme directamente a los ojos.-Atsushi no me veía preparado y le dije que no quería ser padre, le mentí.
-No querías serlo en ese momento y todos podemos cambiar de opinión sobre cualquier tema.-sonreí intentando calmarlo.
-Pero no me gusta mentir a Jasmine, odio hacerlo. Sabe casi todo lo mío porque no pude resistirme a mentirle ni un minuto.
-No puedes mentir a las personas que quieres ¿verdad?-pregunté mirándole a los ojos antes de levantarme para estirar las piernas e ir hacia uno de los cuadros que colgaban en aquellos muros, eran muros cargados de leyendas.
-Lo hizo Emma, es una fotografía realizada desde la Torre Eiffel.-dijo con una sonrisa.
-La tienes hasta en la sopa.
-No empieces por favor.-puso sus manos sobre el rostro frotándoselo para terminar echando sus rubios cabellos hacia atrás.
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