Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 10 de febrero de 2010

Dark City - Capitulo 12+1 - Dolor, sólo dolor (XII)


Una mujer no se ofrece a ser madre de un hijo si no tiene motivos que le llevan a ello. Para unos son puramente económicos como vientre de alquiler, para otras es el fruto del amor, unas lo tienen porque han cometido un error y prosiguen el embarazo porque no quieren matar algo que les pertenece... pero una mujer que deje su vientre, que deforme su cuerpo y sufra el parto... por nada, no era lógico. Por muy amiga que fuera de él podía presentir que no era trigo limpio lo que le ofrecía.

-Atsushi es mi hermana, para mí es mi hermana.-repitió dejando las palmas de sus manos sobre la mesa.-Atsushi es preciosa, inteligente, tiene dotes artísticas, en su familia no hay enfermedades degenerativas y genéticas.-suspiró y sonrió con un brillo en sus ojos llenos de ilusión.-Me daría mi pequeño para que yo lo cuidara junto a Jasmine, para que tuviera la familia que tanto deseo, y ella sería tan sólo la tía Emma.

-Kamijo nadie hace nada por obra y milagro de los sentimientos, no me seas inocente.-dije recostándome en el respaldo.-Kamijo esa mujer está enamorada de ti como mínimo.

-Es alguien de confianza.-respondió levantándose de la silla para girarse y observar por la pequeña ventana el tráfico cotidiano de nuestra gran ciudad.-Es alguien que siempre me ha protegido, que siempre ha dado lo mejor de sí para ofrecérmelo.

-Lo que haría una mujer enamorada.-respondí antes que pudiera proseguir con su monólogo y terminara canonizando a su amiga.

-No, ella no está enamorada.-se giró con una sonrisa en sus labios y con una mirada total seguridad.-Si lo estuviera me lo hubiera dicho.

-Tal vez no sabe como decirlo.-dije encogiéndome de hombros.

-Atsushi no es ese tipo de mujeres.-me recriminó.

-Todas las mujeres son extrañas, tienen el juego de la doble palabra y son extremadamente listas.-alcé una de mis cejas y sonreí de lado.-Ingenuo.

-No, tú eres muy retorcido.-dijo moviendo sus manos como si arrugara una bolsa de papel en sus manos.

-Clarissa cuando decía sí o tal vez era ni lo sueñes, cuando se quedaba en silencio tenía que echar a correr porque sabía que había metido la pata y sus no dependían del tono para ser un posible sí.-recordé momentos con mi ex y reí sin poder controlarme.-Recuerdo cuando me juraba que no deseaba tener hijos, que no deseaba casarse y que quería tener un noviazgo algo largo para poder comprendernos antes de comprometernos.-puse mis manos tras la nuca y lo miré con el rostro relajado.-No pasó mucho tiempo cuando dijo que deseaba un marido que la consintiera y cuando me mostró sus ansias por ser madre.-volví a retomar la compostura con una sonrisa triunfante en mis labios.-Las mujeres quieren que las descubras, que sepas sus movimientos para anticiparte y deslumbrarlas. Tienes que ser observador, tienes que conocerlas más allá de lo que te confiesan.

-Atsushi ella no es como las demás chicas.-no sé si es que no quería verlo y se engañaba o que simplemente no se daba cuenta.

-La ves distinta, pero todas las mujeres tienen ese toque común aunque inexplicable.-suspiré y él se sentó de nuevo en su asiento.

-No quiero discutir sobre si me ama o no.-murmuró.-Quiero discutir el cómo se lo digo a Jasmine.

-Con calma.-fue lo único que dije.

-¿Y ya?-interrogó echándose hacia atrás.

-No puedes meter tus espermatozoides en el cuerpo de una mujer, aunque sea mediante tubos, y no decírselo a tu marido.-fruncí leve el ceño y sonreí.-¿O quieres morir?


-Sé que Jasmine tiene carácter, pero siempre le he dicho que no quiero hijos porque él no los desea.-cerró los ojos y suspiró, para luego abrirlos y mirarme directamente a los ojos.-Atsushi no me veía preparado y le dije que no quería ser padre, le mentí.

-No querías serlo en ese momento y todos podemos cambiar de opinión sobre cualquier tema.-sonreí intentando calmarlo.

-Pero no me gusta mentir a Jasmine, odio hacerlo. Sabe casi todo lo mío porque no pude resistirme a mentirle ni un minuto.

-No puedes mentir a las personas que quieres ¿verdad?-pregunté mirándole a los ojos antes de levantarme para estirar las piernas e ir hacia uno de los cuadros que colgaban en aquellos muros, eran muros cargados de leyendas.

-Lo hizo Emma, es una fotografía realizada desde la Torre Eiffel.-dijo con una sonrisa.

-La tienes hasta en la sopa.

-No empieces por favor.-puso sus manos sobre el rostro frotándoselo para terminar echando sus rubios cabellos hacia atrás.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt