Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 12 de febrero de 2010

Dark City - Capitulo 12+1 - Dolor, sólo dolor (XIII)


-Clarissa cuando decía sí o tal vez era ni lo sueñes, cuando se quedaba en silencio tenía que echar a correr porque sabía que había metido la pata y sus no dependían del tono para ser un posible sí.-recordé momentos con mi ex y reí sin poder controlarme.-Recuerdo cuando me juraba que no deseaba tener hijos, que no deseaba casarse y que quería tener un noviazgo algo largo para poder comprendernos antes de comprometernos.-puse mis manos tras la nuca y lo miré con el rostro relajado.-No pasó mucho tiempo cuando dijo que deseaba un marido que la consintiera y cuando me mostró sus ansias por ser madre.-volví a retomar la compostura con una sonrisa triunfante en mis labios.-Las mujeres quieren que las descubras, que sepas sus movimientos para anticiparte y deslumbrarlas. Tienes que ser observador, tienes que conocerlas más allá de lo que te confiesan.

-Atsushi ella no es como las demás chicas.-no sé si es que no quería verlo y se engañaba o que simplemente no se daba cuenta.

-La ves distinta, pero todas las mujeres tienen ese toque común aunque inexplicable.-suspiré y él se sentó de nuevo en su asiento.

-No quiero discutir sobre si me ama o no.-murmuró.-Quiero discutir el cómo se lo digo a Jasmine.

-Con calma.-fue lo único que dije.

-¿Y ya?-interrogó echándose hacia atrás.

-No puedes meter tus espermatozoides en el cuerpo de una mujer, aunque sea mediante tubos, y no decírselo a tu marido.-fruncí leve el ceño y sonreí.-¿O quieres morir?


-Sé que Jasmine tiene carácter, pero siempre le he dicho que no quiero hijos porque él no los desea.-cerró los ojos y suspiró, para luego abrirlos y mirarme directamente a los ojos.-Atsushi no me veía preparado y le dije que no quería ser padre, le mentí.

-No querías serlo en ese momento y todos podemos cambiar de opinión sobre cualquier tema.-sonreí intentando calmarlo.

-Pero no me gusta mentir a Jasmine, odio hacerlo. Sabe casi todo lo mío porque no pude resistirme a mentirle ni un minuto.

-No puedes mentir a las personas que quieres ¿verdad?-pregunté mirándole a los ojos antes de levantarme para estirar las piernas e ir hacia uno de los cuadros que colgaban en aquellos muros, eran muros cargados de leyendas.

-Lo hizo Emma, es una fotografía realizada desde la Torre Eiffel.-dijo con una sonrisa.

-La tienes hasta en la sopa.

-No empieces por favor.-puso sus manos sobre el rostro frotándoselo para terminar echando sus rubios cabellos hacia atrás.

-Una mujer intenta meterse en la vida de uno poco a poco, aunque no nos damos cuenta.-dije apoyándome en un mueble cercano, un archivador de hierro que estaba lleno de esos candados con números para meter claves. No sé realmente como se llaman ese tipo de objetos, pero son mucho más seguros que los que funciona únicamente con llave.

-Ella es muy parecida a mí.-comentó levantándose para quedar a mi lado.-Atsushi sé que es una mujer, sé que una mujer puede ser compleja y difícil, pero ella es distinta a todas.

-Todas son distintas.-respondí con una sonrisa y giré mi rostro hacia la imagen.

-Es dulce, comprensiva y atenta.-murmuró.-Es mi hermana.

-Para ti lo es, pero tal vez para ella eres el príncipe de su cuento de hadas. Quizás no quiera interponerse entre Jasmine y tú, tal vez sólo quiere cumplir su sueño de ser la madre de tu hijo y poder así al menos satisfacer una de sus necesidades vitales.-él me miraba fijamente sin comprender.-Te digo que tal vez está enamorada pero no pedirá nada a cambio, no querrá meterse por medio en tu relación y quiere que seas feliz. A la vez que tú eres feliz ella cumplirá la fantasía de tener algo tuyo.-puse mis manos sobre sus hombros y luego las dejé sobre sus mejillas.

-No soy el príncipe de nadie, no soy un buen amante.-murmuró abrazándose a mí.-Eres como mi hermano.-susurró.-Tú y ella sois como mi familia, la familia que no pude tener mucho tiempo.-puse una de mis manos sobre sus cabellos y acaricié su cabeza como si fuera un niño.-No quiero pensar mal de sus acciones porque sería desconfiar de alguien de mi familia, sería dar la espalda a lo que siempre me ofreció sin importar nada.

-Kamijo.-murmuré.-Si ella te ama realmente no pedirá ser tu pareja, pero sí podrá acceder a más atenciones durante el embarazo y así satisfacer su necesidad de tenerte cerca.-noté como sus manos se aferraban un poco más a mi ropa.

-No, ella no es así.-susurró.

-Nadie está diciendo que es de una forma u otra, son suposiciones.-quería respetar su opinión sobre su hermana, pero a la vez deseaba zarandearlo y que se diera cuenta de los efectos que podía tener ese pequeño.-Quieres ese pequeño con tanto deseo que no mides lo que puede ocurrir.

-Una vez pude ser padre, inclusive tuve al pequeño prematuro en mis brazos y observé su pequeño cuerpo aún sin terminar de formar.-murmuró apartándose con la mirada vidriosa.-Tenía siete meses, nació demasiado prematuro y con algunos problemas. Tan sólo vivió unos minutos agónicos en mis brazos.-noté como apretaba sus puños y se abrazaba a si mismo.-Una enfermera me pidió que se lo diera porque ya estaba muerto, tenían que mirar las causas de la muerte para rellenar informes que no me importaban...-su voz se quebró y cerró sus ojos dejando escapar varias lágrimas.-Atsushi a mi no me importaban esos informes, yo quería abrazar a mi hijo y darme cuenta de lo frágil que es la vida. No hay vida sin muerte, no existe, pero era tan pequeño y yo lo deseaba tanto...-suspiró apoyándose en la mesa e intentó mirarme a la cara.-Poco después mi mujer enfermó y también me abandonó.

-Comprendo bien tus deseos, tus sueños.-dije mirándolo fijamente sin perder detalle a la expresión de amargura de cada una de sus facciones.-Me casé con Clarissa para formar una familia con la mujer que amaba, con la que idolatraba, porque mis deseos de ser padre estaban ahí. A pesar de que temía ser como mi padre, de no saber cargar a mis hijos o de ser un completo inútil, me arriesgué.-sonreí cuando dije eso.-Quieres tener alguien que comparta contigo tus victorias y fracasos. Necesitas unos ojos parecidos a los tuyos y diferentes.-le tomé del rostro y sonreí abiertamente.-Pero hay otros modos.

-Sé que puedo adoptar.-respondió.-Pero quiero que al menos mi primer hijo sea mío, no me importaría adoptar poco después a otro niño.-se apartó sin dejar de abrazarse, estaba cabizbajo y pensativo.-Quiero que lleve mi sangre, quiero que se parezca a mí.

-Se parecerá a ti y a Emma, cosa que molestará a Jasmine.-dije sentenciándolo.

-Quiero que se parezca también a Jasmine, pero él es un hombre y eso es imposible.-se giró hacia mí y sonrió de forma amarga, muy amarga.-Por mucho maquillaje que use, aunque se vista y mueva como una mujer, sigue siendo un hombre. Cuando le conocí pensé que era una mujer que parecía destacar entre todas, pues lo vi vestido como una y hablar como una.-se apoyó en el borde de la mesa y me miró a los ojos.-Me enamoré de él aún a sabiendas que no era una mujer, que era un hombre y que su imagen podía confundir... pero que indudablemente era.-no terminó la frase pues le interrumpí.

-Un hombre, delicado eso sí.-dije en un murmullo.

-Sí, quiero que mi hijo sea mecido por sus brazos porque sé que tiene más instinto maternal que una mujer y lo sé porque lo he visto.-suspiró.-Aunque he de decir que su gancho de derechas es mejor que el mío, aún me duele la cara de recordar la vez que me dio un golpe bien merecido.

-Tiene carácter.-comenté.-Eres un hombrecillo afortunado de haber encontrado alguien como él, pero debes saber que es joven.

-¿Joven? Yo también soy joven y quiero ser padre.-negué con la cabeza al escuchar esa afirmación.

-Tienes treinta y cuatro años, él cumplirá dentro de poco veinticuatro.-me senté de nuevo en la silla y le miré de forma comprensiva.-Es alguien adicto a viajar, fiestas, eventos de moda y hacer locuras continuamente.

-Pero cuando tengamos al pequeño podremos llevar la misma vida, aunque más planificada. Aunque los primeros años serán más centrados y menos festivos, aún así se que Jasmine entenderá y querrá.-suspiré sin saber si decirle la verdad o darle más alas a su ilusión.

-Dudo que Jasmine quiera hijos.-dije intentando suavizar con mi tono de voz lo que tenía que decirle.-Phoenix sí deseaba una familia, un hijo a mi lado le dio estabilidad y esperanzas para seguir afrontando la enfermedad que parece ir remitiendo. Sin embargo, Phoenix no es Jasmine.-tomé sus manos y las igualé dejándolas alzadas levemente en el aire con las palmas hacia arriba.-En una balanza está lo que tú quieres y en otra lo que Jasmine desea.-él me miró extrañado.-Lo que tú deseas es estabilidad, una hermosa familia perfecta y lograr metas como empresario y artista.-susurré.-En la otra está lo que desea Jasmine que son las fiestas, las reuniones con amigos, su propio negocio, sus momentos de intimidad y una vida más bohemia.

-¿Y por qué no puede ir un bebé?-preguntó como si fuera un niño pequeño perdido y asustadizo.

-Porque le arruinaría toda esa vida, se la complicaría y dudo que Jasmine quiera complicarse a su edad.-me quedé serio al igual que él y me volví a levantar.-Mi hijo ha sido padre joven, al igual que mi hija lo será.-entrecerré los ojos y tomé aire para dejarlo pasar lentamente.-Pero sé que ellos hubieran deseado que vinieran más tarde, no tan pronto.

-Yo necesito ser padre ahora, dentro de unos años pareceré el abuelo de mi hijo y prefiero tener algo de juventud disfrutando de la paternidad.-estaba terco, más que nunca.

-Pregúntale a Jasmine.-fue lo último que le di como consejo o tal vez como aviso, después me fui hacia la puerta y me coloqué bien la ropa.-Me voy a casa y tú deberías de contratar un ayudante, tanto trabajo no es sano Kamijo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt