Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 13 de febrero de 2010

Dark City - Capitulo 12+1 - Dolor, sólo dolor (XIV)


-Pero cuando tengamos al pequeño podremos llevar la misma vida, aunque más planificada. Aunque los primeros años serán más centrados y menos festivos, aún así se que Jasmine entenderá y querrá.-suspiré sin saber si decirle la verdad o darle más alas a su ilusión.

-Dudo que Jasmine quiera hijos.-dije intentando suavizar con mi tono de voz lo que tenía que decirle.-Phoenix sí deseaba una familia, un hijo a mi lado le dio estabilidad y esperanzas para seguir afrontando la enfermedad que parece ir remitiendo. Sin embargo, Phoenix no es Jasmine.-tomé sus manos y las igualé dejándolas alzadas levemente en el aire con las palmas hacia arriba.-En una balanza está lo que tú quieres y en otra lo que Jasmine desea.-él me miró extrañado.-Lo que tú deseas es estabilidad, una hermosa familia perfecta y lograr metas como empresario y artista.-susurré.-En la otra está lo que desea Jasmine que son las fiestas, las reuniones con amigos, su propio negocio, sus momentos de intimidad y una vida más bohemia.

-¿Y por qué no puede ir un bebé?-preguntó como si fuera un niño pequeño perdido y asustadizo.

-Porque le arruinaría toda esa vida, se la complicaría y dudo que Jasmine quiera complicarse a su edad.-me quedé serio al igual que él y me volví a levantar.-Mi hijo ha sido padre joven, al igual que mi hija lo será.-entrecerré los ojos y tomé aire para dejarlo pasar lentamente.-Pero sé que ellos hubieran deseado que vinieran más tarde, no tan pronto.

-Yo necesito ser padre ahora, dentro de unos años pareceré el abuelo de mi hijo y prefiero tener algo de juventud disfrutando de la paternidad.-estaba terco, más que nunca.

-Pregúntale a Jasmine.-fue lo último que le di como consejo o tal vez como aviso, después me fui hacia la puerta y me coloqué bien la ropa.-Me voy a casa y tú deberías de contratar un ayudante, tanto trabajo no es sano Kamijo.

-Atsushi.-dijo en un murmullo.-Necesito que comprendas que no es un capricho.

-Yo no tengo que comprender nada, eso lo tiene que entender Jasmine.-contesté antes de marcharme definitivamente.

Al salir del teatro decidí dar una pequeña vuelta por la zona. Caminaba observando las tiendas que ya estaban contagiándose de la época en la que estábamos entrando. Pronto dejarían los acebos y adornos de Navidad para colocar los de Carnaval y San Valentín. Todo era consumismo y consumismo. Esa gran avenida daba a calles atestadas de compradores compulsivos, turistas y cientos de bohemios decadentes que tocaban en los antros de alrededores. Un mundo pragmático, extraño, deliciosamente frío y moderno.

Todos parecían felices a pesar de las crisis internas que podían desencadenar en la locura colectiva. Eran ajenos a que todo podía cambiar y estallar en el rostro como una pompa de chicle que ya no da más de sí. Al igual que todos ellos vivía Jasmine, él era ajeno a los planes de Kamijo. Nosotros éramos Jasmine y Kamijo el destino incierto que asechaba para darnos una sorpresa que podía ser desagradable.

Me coloqué bien el abrigo y dejé que mi aliento formara vaho en el aire. De nuevo volvía a necesitar un cigarro con el que juguetear en mis labios, algo que me templara mis nervios de una maldita vez. Me ponía histérico tanta aglomeración, odiaba los lugares donde me sentía hormiga y que me aplastaban como si no importara nada en absoluto.

Me había vuelto uno más en la colmena, tal vez jamás dejé de hacerlo, lo cierto es que iban tan ensimismados en sus pensamientos que no se fijaban en mí. Antes había sido portada de las revistas y volvería a serlo en tan sólo unos días, sabía que estos momentos de olvido debía saborearlos. Sin embargo, prefería la fama y la mala fama a ser aplastado por cientos de compradores que derrochaban sus ahorros en algo inútil.

Cuando me reconocían los de mi alrededor se apartaban e intentaban no cruzar mi mirada. Yo no sabía si era miedo por mi reacción a sus pisotones o miedo a que yo les contagiara mi estupidez. Porque lo reconozco, ayer y hoy siempre fui un estúpido que no tenía remedio. Si bien me conformaba que en esos momentos Kamijo fuera más estúpido e inocente que yo, es el consuelo del tonto porque es el consuelo de muchos. Ser más listo, o verlas venir antes que otros, nos hace sentirnos dioses.

Lo reconozco. No me daba lástima Kamjo por su tozudez, sino por su inocencia. Creía que Emma le salvaría, le daría algo imposible en esos momentos, y no interferiría. Aunque ella no quisiera estar en medio lo estaría y para siempre. Jasmine no lo permitiría y si lo hacía se lo recriminaría para el resto de sus días.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt