Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 18 de febrero de 2010

Dark City - capitulo 14 - La vida ya no es igual V


-Ya te dije mi opinión al respecto.-comenté caminando hacia mi coche para abrir el maletero.-Te dije que si Emma se embaraza Jasmine se sentirá acorralado y dudo que te deje hacer lo que deseas.-le pasé un par de maletas y prácticamente se cayó al suelo.-¿Pesan?

-Bastante.-dijo casi arrastrándolas.

-Eres un enclenque.-comenté dándole mejor las bolsas.

-No soy un enclenque, pero no un cobarde.-murmuró entrando en la puerta de entrada del portal.

-¿Y cuándo vas a tener las pelotas de confesar lo que quieres?-pregunté esperando su respuesta que no hubo, tan sólo se subió al elevador esperando que llegáramos a la planta.-¿Y bien? Te hice una pregunta.

-Tal vez mañana.-dijo mirándome fijamente a los ojos.-Tal vez.

Sabía que cuanto más alargara la confesión la bola de nieve sería mayor y esta le aplastaría. Veía convencido a Kamijo en sus deseos de ser padre y para nada medía las consecuencias que eso podía acarrear. Le dejé los bártulos en la puerta de la vivienda y me marché rumbo a casa.

El cambio de planes serían lo peor para Hizaki, ya que tenía pensado otros planes y seguramente no podría celebrar nada con Phoenix. Al resto tendría que rogarles que hicieran hueco, más bien persuadir pues uno de ellos era Taylor y me negaba a implorar que apareciera por la fiesta.

Cuando iba de regreso hacia mi hogar vi al amigo de mi hija caminando con un hombre alto, algo corpulento y de cabellos rubios. Amaury se veía mucho más joven que él, podría decir que tendría unos treinta años, y parecía aceptar el chaparrón de gritos que esta echándole aquel mocoso. Paré cerca de ellos intentando averiguar cualquier cosa que pudiera captar, pero pronto se calmó al ver al otro amigo de Miho y el hijo de Josep. Eran un trío extraño junto con aquel hombrecillo que iba detrás como pequeño perro faldero. Entonces me percaté de la falta de uno de sus brazos y lo relacioné, había vuelto con su pareja una vez más. Sabía bien que Miho pondría el grito en el cielo nada más averiguar el destino de su amigo. Pasé junto a ellos y ni uno se fijó en mi presencia. Fue como si mi vehículo fuera invisible ante ellos.

La vivienda de Josep estaba cercana a la de Kamijo, durante mucho tiempo él fue su profesor de piano y amigo de la familia. Es curioso como es el destino y la vida en sí, las personas que nos cruzamos un día puede que vuelvan a cruzarse de otro modo bien distinto. A pesar de ser una gran ciudad, una enorme colmena, yo parecía vivir en un pequeño círculo vicioso que cada vez se estrechaba más y más.

Al llegar a casa besé a Phoenix que ya estaba por allí revoloteando e intentando una nueva receta. Jun estaba en su pequeño andador gritando tras el pobre gato. Yo me marché a mi despacho y fui llamando uno por uno a todos.

El primero fue mi hijo Hizaki, como supe dijo que no podía ir y que llamara a Hero porque él estaba interesado en aparecerse por la fiesta. Llamé a mi hijo pequeño y este confirmó que quería felicitar a Phoenix. Sabía que mi hijo lo toleraba, pero que aún no se acostumbraba a la nueva vida que tenía que ir sobrellevando.

Después de hablar con ellos llamé a Lionel. El antiguo párroco que toda la ciudad amaba, idolatraba y fantaseaba. Cuando supieron de quien era el amante el morbo subió como la espuma y muchos de sus feligreses no dejaron de verlo como un ángel, a pesar de las compañías. Él entonces puso alguna que otra pega, pero aceptó al decir que podía traer a Nicolas con él y con Taylor. Nicolas era su hijo adoptivo, aunque viendo el parecido de ambos uno podía pensar que eran sus genes.

Nada más confirmar a Lionel decidí invitar por sorpresa a Paulo. Sabía que las elecciones le tenían agobiado, que debía tener más de un contratiempo. Pero era un fin de semana, un tiempo de ocio que debía aceptar para relajarse. Marqué su número personal, odiaba hablar con la nueva chica que tenía en recepción.

-Paulo Wilde al aparato ¿qué desea?-dijo con un tono de voz cansado, parecía que le había caído un bloque de apartamentos encima.

-Te escucho fatigado.-comenté algo preocupado.

-Estoy harto de fotos, discursos, besar a niños, saludar a los ancianos, hablar de sanidad y sobretodo hacerle ver a todos que no tiene nada que ver mi profesión con mis estudios.-suspiró.-Atsushi te odio.

-Lo dices de broma, jamás podrías odiarme.-reí y él respondió con una carcajada.

-La verdad es que estoy motivado con una novela, además ir de un lado a otro.-sus proyectos se mezclaban con los míos.-Gracias por enviarme aquel email y recordarme los puntos fundamentales para el discurso. Discúlpame por ser tan idiota y olvidar cual eran los puntos fuertes de nuestra organización. Pero, la verdad es que jamás pensé estar tan involucrado políticamente.

-Usualmente los políticos cuando nos retiramos escribimos libros de política y sobre economía.-comenté jugueteando con un lápiz que había sobre mi mesa.-Tú eres todo un artista tras un eslogan político.

-Creía que la política era algo sencillo, cuando era joven me dedicaba a observar como mi tío hacía sus campañas electorales y se pasaba el día entero en el despacho. Me sentía orgulloso de sus valores morales y quise ayudar alistándome entre sus filas.-unos inicios muy distintos a mí, que fueron casi por obligación.-Pero amo escribir y es mi profesión, aunque reconozco que esto me está empezando a gustar a pesar de que es agotador.

-Quería invitarte a una fiesta de cumpleaños, mañana, para que desconectaras de esa forma con el mundo y disfrutaras de algo que no fuera conversaciones políticas.-esperaba que aceptara sin reticencias.-Puedes traerte a tu novia.

-No tengo novia, ella huyó cuando me declaré.-dijo suspirando bajo.-Creo que me equivoqué por completo con ella, aún así la deseo.

-Podremos hablar de ello en la fiesta si quieres.-dije con una sonrisa en mis labios.

-De acuerdo, acepto la invitación.

Cuando aceptó acordamos la hora y también que se trajera una cámara de fotos mejor que la mía, ya que estaba a punto de jubilarla por inútil. Mis regalos estaban comprados así que no tuve que estar buceando por las web, eran tiendas exclusivas y tenía todo pagado. Sabía que el mismo día por la mañana podía llamar y traer todo a la casa sin complicaciones. Después bajé al salón a disfrutar de las aventuras de Jun en el centro comercial.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt