Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 19 de febrero de 2010

Dark City - capitulo 14 - La vida ya no es igual VI


Nada más confirmar a Lionel decidí invitar por sorpresa a Paulo. Sabía que las elecciones le tenían agobiado, que debía tener más de un contratiempo. Pero era un fin de semana, un tiempo de ocio que debía aceptar para relajarse. Marqué su número personal, odiaba hablar con la nueva chica que tenía en recepción.

-Paulo Wilde al aparato ¿qué desea?-dijo con un tono de voz cansado, parecía que le había caído un bloque de apartamentos encima.

-Te escucho fatigado.-comenté algo preocupado.

-Estoy harto de fotos, discursos, besar a niños, saludar a los ancianos, hablar de sanidad y sobretodo hacerle ver a todos que no tiene nada que ver mi profesión con mis estudios.-suspiró.-Atsushi te odio.

-Lo dices de broma, jamás podrías odiarme.-reí y él respondió con una carcajada.

-La verdad es que estoy motivado con una novela, además ir de un lado a otro.-sus proyectos se mezclaban con los míos.-Gracias por enviarme aquel email y recordarme los puntos fundamentales para el discurso. Discúlpame por ser tan idiota y olvidar cual eran los puntos fuertes de nuestra organización. Pero, la verdad es que jamás pensé estar tan involucrado políticamente.

-Usualmente los políticos cuando nos retiramos escribimos libros de política y sobre economía.-comenté jugueteando con un lápiz que había sobre mi mesa.-Tú eres todo un artista tras un eslogan político.

-Creía que la política era algo sencillo, cuando era joven me dedicaba a observar como mi tío hacía sus campañas electorales y se pasaba el día entero en el despacho. Me sentía orgulloso de sus valores morales y quise ayudar alistándome entre sus filas.-unos inicios muy distintos a mí, que fueron casi por obligación.-Pero amo escribir y es mi profesión, aunque reconozco que esto me está empezando a gustar a pesar de que es agotador.

-Quería invitarte a una fiesta de cumpleaños, mañana, para que desconectaras de esa forma con el mundo y disfrutaras de algo que no fuera conversaciones políticas.-esperaba que aceptara sin reticencias.-Puedes traerte a tu novia.

-No tengo novia, ella huyó cuando me declaré.-dijo suspirando bajo.-Creo que me equivoqué por completo con ella, aún así la deseo.

-Podremos hablar de ello en la fiesta si quieres.-dije con una sonrisa en mis labios.

-De acuerdo, acepto la invitación.

Cuando aceptó acordamos la hora y también que se trajera una cámara de fotos mejor que la mía, ya que estaba a punto de jubilarla por inútil. Mis regalos estaban comprados así que no tuve que estar buceando por las web, eran tiendas exclusivas y tenía todo pagado. Sabía que el mismo día por la mañana podía llamar y traer todo a la casa sin complicaciones. Después bajé al salón a disfrutar de las aventuras de Jun en el centro comercial.

Phoenix no se había percatado de nada, puesto que el año anterior no hicimos celebración alguna e incluso se pasó la fecha para felicitarlo. Me sentí mal cuando noté que llegaba Febrero y yo había perdido por completo el norte. Él jamás me dijo nada, ni lo recordó siquiera. Sabía que yo era un caso perdido, pero no sabía que este año resarciría mi deuda.

Al día siguiente llamó temprano Jasmine preguntando a Phoenix si podía quedar con él para ver unas telas y compras que deseaba hacer. Mi pareja no sospechó nada, Jasmine sabía mentir bastante bien cuando se trataba de embaucar a Phoenix con un posible día de compras. Llegaron Jasmine y Lionel junto a su pequeño una hora más tarde. El niño parecía la viva imagen de la dulzura, sin embargo nada más verlo Jun este frunció el ceño y el pequeño de Lionel se agazapó.

-Será mejor que Jun hoy se quede con papá.-dijo Jasmine acaricinado las mejillas infladas de mi hijo. Sabía que cuando se enfadaba hacía ese tipo de muecas.

-Papi ese niño da susto.-murmuró Nicolas aferrado al cuello de Lionel.

-Cariño simplemente es pequeñito y aún no se acostumbra a que haya otros hombrecitos como tú, aún quiere ser el ojito derecho de sus padres y es normal.

-Lionel no es normal, no intentes hacer ver lo blanco negro.-respondió Jasmine interviniendo.-Ese niño es igual de celoso que su padre, parece una pequeña calcomanía a pequeña escala.-sonrió de lado y me miró de reojo.-Sólo espero que tenga únicamente esas malas artes.

-Jasmine, querido, un día te morderás esa lengua y te envenenas.-todo era un circo, un pequeño montaje para que Phoenix pensara que no podíamos ocultar nada. Si comenzábamos a dialogar como si nada, sin pelea y brusquedad, terminaría oliéndose el pastel y era lo último que deseábamos.

-Chicos no discutamos, es malo para la salud y nuestra paz interior.-comentó Lionel dejando en el suelo a Nicolas.

-¡Papi un gato como los de papá! ¡Un gato que se mueve! ¡Yo quiero un gato! ¡Quiero un gato!-gritaba moviendo sus manos y piernas como si fuera un pequeño muñeco animado.-Por favor.-murmuró tirando del brazo de nuestro antiguo párroco.

-No, porque papá tiene demasiadas cosas caras y creo que moriría si sabe que algo puede romperse. Por eso está prohibido tener mascotas en casa, al menos hasta que tú seas responsable con ellas.-dijo arrodillándose frente a él para acomodarle la bufanda.

-Te sienta bien la paternidad Lionel.-comenté mientras Jun se aferraba bien a mí.

-¡Mío!-gritó con fuerza a pleno pulmón cerca de mi oído.

-Vámonos o Jun dejará sordo a mi pobre Atsu.-murmuró Phoenix después de carcajearse con la reacción de nuestro pequeño monstruito. Besó mis labios y acarició mi rostro para luego hacer lo mismo con el bebé.-Atsu si tardo no te enfades porque vuelvo para la hora de la comida.

-¡Adiós chicos!-dije despidiéndome como si fuera el más inocente del mundo. Nada más marcharse corrí a dejar al niño en el parque de juegos.

-¡Uta!-comenzó a llorar al ver que le faltaba el conejo y fui apresurado a la habitación para dárselo.

Nada más sentarme en el sofá busqué en mi libreta de contactos el número de teléfono del estúpido de Taylor. Tenía que hablar con él de manera inminente porque debía saber si vendría o sólo sería Lionel.

-Taylor Swan.-dijo nada más descolgar el teléfono, aunque hizo que sonara dos perdidas.-¿Quién es?

-Tú no me gustas, yo no te gusto, pero quiero saber si vienes a la fiesta de Phoenix.-solté todo aquello tras tomar aire, todo de una vez.

-Voy en camino.-respondió.-Créeme será un placer poder darte dos dulces y amistosos besos Sakurai.-dijo antes de colgar y yo no pude contraatacar.

-¡Cabrón!-grité molesto.

-¡Abrón!-balbuceó mi hijo y yo me giré observándolo.-Abrón.

-No, no puedes decir todo lo que papá diga.-dije con una sonrisa y él sonrió.

El timbre sonó en ese instante, me di cuenta que Phoenix había dejado la valla abierta y al abrir me lo encontré de bruces con una sonrisa tétrica. Si pudiera hacerse una representación de esa criatura sería el gato negro de Edgar Allan Poe. Ese hombre tenía esa presencia enigmática y escalofriante. Aún no me cabía en la cabeza que pudiera ser padre ahora de un niño.

-¿Puedo pasar a o me quedo en la puerta?-interrogó y yo únicamente le dejé entrar.

-Adelante.-respondí.

-Gracias.-dijo quitándose los zapatos para caminar descalzo por mi hogar.

-¡Cabrón!-me quedé idiota observando como decía esa palabra malsonante, pero en él quedaba demasiado graciosa y casi sin valor ofensivo.-¡Cabrón!-gritó alzando los brazos como señal de triunfo.

-Vaya, tan educado como tú.-susurró caminando hacia él.-Hola Jun.-dijo con una sonrisa en sus labios, su rostro cambió por completo mientras tomaba sus manos.-Soy el tito Taylor ¿me recuerdas?

-Y tú te estás ablandando, quién lo diría un mafioso como tú babeando por un mocoso de mi estirpe.-comenté molestándolo y sus ojos de demonio se clavaron en mí.

-Al contrario que tú este niño está siendo criado por alguien honrado y decente.-susurró apartándose de mi hijo.

-Sí, no como Nico que cayó en tus manos.-dije mirándome las uñas como si restara importancia a su petulancia.

-No toques a mi hijo o te juro Sakurai que haré que tu cabeza ruede por el suelo.

-Tranquilo Nicolas me parece un niño encantador, muy parecido a Lionel.-murmuré y noté como alguien golpeaba la puerta.

-Atsushi eres un descuidado.-la voz de Paulo hizo eco en la sala.-Mira que dejar la puerta abierta.-sonrió hasta que se percató de la presencia de Taylor.-Buenos días, no nos han presentado yo soy...-

-Tú eres Paulo Wilde, el sucesor del inútil de Sakurai y culpable de los sueños románticos de Lionel. ¿Podrías hacer algún personaje masculino que sea menos vomitivo y romántico?

Se hizo un silencio que me hizo recordar a un funeral. Ambos se cruzaron miradas y Paulo al fin sonrió. Pareció encajar con facilidad esa estúpida crítica.

-Supongo que no todos tenemos el privilegio de saber tratar a nuestras parejas, lo tendré en cuenta para la próxima vez señor...-dijo esperando que yo o él lo presentara.

-Swan, él es Taylor Swan. El señor Taylor es íntimo amigo de Phoenix.-intervine antes que Taylor hiciera un pequeño berrinche por no ser reconocido como una de las mayores fortunas de la ciudad, además de gangster sin escrúpulos.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt