Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 3 de marzo de 2010

Dark City - capitulo 14 - La vida ya no es igual XVI


-Porque antes no te los merecías.-contesté con sinceridad, pues él parecía apreciarla al igual que yo.-Espero que sigas mereciéndote esto y más.-hice un inciso para apoyarme en la mesa y mirarle a los ojos.-Confundes preocupación y severidad con tratarte mal. No me importa que seas un rebelde, que te enfrentes con cualquiera y te pegues... yo a tu edad siempre tenía el cuerpo lleno de magulladuras e incluso cortes por pelea a navaja.-sonreí recordando esos tiempos.-Pero.-volví a ser severo, con la mirada seria que imponía.-No quiero volverte a ver con un cigarrillo, con drogas o con alcohol... eso te hará daño al organismo, te hará enfermar, preocupará a tu hermano y aunque no lo creas también a mí. Soy padre y abuelo, soy mucho más viejo que tú y sé que esas cosas destrozan el cuerpo y el alma.

-Me sentía mejor antes.-murmuró en un balbuceo.-Pero gracias por todo.

-Físicamente estás bien, pero sé lo duro que es estar en un lugar como ese.-comenté.-Mi padre me enjauló en un lugar parecido, además de pegarme desde bien pequeño y hacerme sentir escoria. Sé lo que es que te maten las esperanzas y sólo tengas un bloc para desahogarte.-le miraba mientras salía y yo le seguía.-Pero las ilusiones vuelven a surgir, date tiempo.

-Eso lo dicen todos.-dijo suspirando para detenerse frente a una ventana observando el jardín y más allá de la valla que daba a la acera. Noté como sus piernas temblequeaban mientras apoyaba sus manos en el cristal. Me di cuenta que miraba y era a un joven que reconocí de inmediato, era el inútil que hizo la fiesta aquella en la que se desveló todo. Apreté los puños deseando humillarlo y destrozarlo por romper las vidas de otros.

-Confiamos en ti, no lo eches a perder.-dije mirándolo fijamente.-Haz lo que quieras menos volver a caer.-dejé mi mano sobre su hombro.-Se un guerrero y no un cobarde.

Me miró como si estuviera asustado de todo lo que pasaba a su alrededor. Sus ojos brillaban, parecía desear llorar, y por ello huyó corriendo hacia su habitación. Se encerró y suspiré quedándome en medio del pasillo sin saber si bajar o no. sin embargo, entonces escuché los gritos de Kamijo.

-¡Atsushi! ¡Phoenix! ¡Ayuda! ¡Por favor!-noté como ese tono de voz estaba cargado de espanto, como sus gritos eran de horror.

Bajé las escaleras casi precipitándome al suelo, porque perdí el equilibrio al ver lo que ocurría. Jasmine estaba en sus brazos con su piel completamente como la de un muñeco de porcelana. Parecía un cuerpo sin vida. Kamijo lloraba aferrándose a él e intentando caminar hacia el sofá para acomodarlo.

-¡Kamijo! ¡¿Qué pasó?!-gritó Phoenix al ver a su mejor amigo desvanecido en nuestro salón.

-Alejaros de él.-tenía que tener aire, que le llegara un poco de aire. Busqué una revista y comencé a agitarla, pero la tiré para ir hacia los botellines de agua y empapar una de las servilletas de tela.-¡Kamijo! ¡Kamijo despierta y llama a una ambulancia!-grité antes de zarandearle para que se fuera hacia el teléfono que estaba prácticamente al lado. Mi amigo parecía estar en otro mundo, tan sólo miraba fijamente a Jasmine sin pestañear siquiera.

-¿Qué pasa?-preguntó mi hijo quedando a mi espalda.-¿Qué le pasa?

-Hero ahora no.-comenté sentándolo en el otro sofá.-Quédate quieto.

-Prueba con alcohol-comentó mi pareja zarandeándome para que le hiciera caso.-Hay en el baño, ve y búscalo Atsushi.-estaba nervioso.-¡Rápido!-las lágrimas surgieron de sus ojos sin poder controlar sus emociones, yo tampoco podía con las mías. Phoenix abanicaba a Jasmine, pero termino dándole un buen golpe a Kamijo que seguía en estado de shock.-¿Qué pasó?-preguntó mirándolo como si fuera un asesino, cosa que en realidad si era por su profesión. Se apartó para ir al teléfono y yo me marché al baño para buscar alguna colonia fuerte de esas de propaganda.

En mi regreso al salón noté que Kamijo seguía paralizado y mi hijo abanicaba con fuerza a Jasmine mientras Phoenix daba la dirección de la casa. El rostro de Kamijo era todo un poema, parecía totalmente descompuesto. Hero lo tomó de la mano y lo llevó a un sillón. Se subió sobre él y le hizo mirarle. Comenzó a decirle que todo saldría bien y yo esperaba que así fuera.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt