Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 16 de marzo de 2010

Dark City - capitulo 15 - La polvora en el aire I


Doy por supuesto que alguna vez han usado la siguiente frase: Hoy no me tenía que haber levantado. Muchos hemos usado esta coletilla en multitud de ocasiones, pero creo que jamás tuvo tanto significado como aquella mañana. Siempre me fastidia que un día que parece excelente termine mal, enrarecido o con una sorpresa no del todo agradable. Pero eso nos pasa a todos. Supongo que no hay nadie en este mundo que esté cien por cien satisfecho con todo lo que acontece en su día a día, en su vida. Muchos desearíamos un poco más de suerte, otros dinero o salud, la mayoría una vida tranquila pero emocionante. No todo se puede tener, siempre tienes que elegir y tomar decisiones a veces puede ser extenuante.

Creo que hay mañanas que estarán siempre marcado en rojo, siempre. No sólo en mi calendario, sino también en el calendario de Kamijo. Ese día se vistió de sangre, una sangre espesa que manchó la última moda en Tokyo y New York. Ese día el mundo se paralizó para un pequeño número de personas.

Eran las diez de la mañana cuando desperté y no encontré a Phoenix a mi lado. Abrí los ojos por inercia al notar el lado de su cama vacío, los malos augurios volvieron a mi mente y temblé. Sin embargo escuché la ducha y su voz tarareando algo bastante alegre. Me bajé de la cama y fui hacia la cuna de nuestro hijo.

Tomé a Jun entre mis brazos meciéndolo suave. Había despertado y parecía estar entretenido jugando con sus peluches. Olía a ese gel que había comprado Phoenix, un gel con aroma a lavanda. Phoenix lo había bañado y puesto uno de los pantalones anchos que le compró Hizaki.

-¿Quieres venir a ver los dibujos con papá?-pregunté antes de girarme y ver a Phoenix con sólo la toalla en su cadera.

-¿Vas a ver los dibujos?-preguntó.-Creo que en vez de con un viejo me casé con un niño.-murmuró antes de salir de la habitación.

Dejé al pequeño en la cuna y me marché del cuarto. Escuché como protestaba porque le había dejado solo. Yo fui tras Phoenix agarrándolo bien por la cintura. Besaba su cuello y acariciaba su vientre, cuando escuché como Hero correteaba por la casa junto a Seth. Al girarme los encontré a ambos peleando por el último trozo de tarta.

-Cortar por la mitad el trozo.-dije como decisión salomónica.

En ese momento el teléfono de Phoenix comenzó a sonar. Él se marchó hacia la habitación y entonces noté como se quedaba como el papel. Como pudo se vistió a trompicones sin decir nada. Los tres lo observábamos ir de un lado a otro.

-¡Tengo que irme!-gritó en un balbuceo.-¡Luego os cuento!

-¡No!-le agarré por el brazo y lo miré de forma fija.-¿Qué pasa?-pregunté.-¿Qué sucede?

-¡Jasmine!-dijo aferrándose a mí, notando sus cabellos aún húmedos pegarse a mi pecho y mis manos fueron directamente a su rostro.-¡Han disparado a Jasmine!

El plato que se encontraba en las manos de Seth fue al suelo y Hero simplemente tomó de la muñeca a su nuevo amigo. Yo sentí que el mundo se caía sobre nuestras cabezas y de inmediato corrí a vestirme. Simplemente pensé en Kamijo, pensé en lo débil que podía ser a veces y que podría haber salido herido él también. Jasmine era un buen amigo, a pesar de nuestras diferencias, y comencé a implorar que estuviera bien.

-Hero.-dije mirándole fijamente.-¿Tienes dinero de ayer aún?-él asintió.-Bien, usa ese dinero para un taxi.-luego miré a Seth.-Tú cuida del bebé, cuídalo bien y no abras la puerta a nadie.-él asintió inclinándose para recoger el pastel y los trozos del plato.

Después de dar las últimas indicaciones me marché al hospital junto con Phoenix. Estaba en el principal de la ciudad, al menos había dado con el mejor en medios. No pude conducir, no podía porque no conseguía dejar de temblar y escuchar a Phoenix sollozar no ayudaba. Llamé a un taxi que nos llevó justo hasta la entrada del Hospital de San Benito.

Me tranquilicé y tranquilicé a Phoenix. Sabía que para él Jasmine era como un familiar más, un hermano. Cuando entramos por los pasillos hasta llegar al mostrador de información sentí que todo volvía una vez más. Recordé las veces que estuve yo mismo ingresado, noté el traqueteo de las camillas y percibí las sirenas a lo lejos. No pude más, simplemente cerré los ojos y comencé a llorar. Odiaba aquel lugar, odiaba que alguien querido volviera a sufrir y también odiaba la incertidumbre.

Una enfermera se aproximó al mostrador y nos atendió. Me miró algo asustada por mi aspecto, también por el aspecto que daba Phoenix. Él ya tenía los ojos rojos e hincados de llorar, yo simplemente lloraba en silencio con el rostro algo desencajado. Nos dio la información que deseábamos. No fueron grandes noticias, no fueron las mejores, pero al menos él estaba vivo y lo habían subido a una de las suites del hospital.

Las suites habían sido creadas para la mejor recuperación de los heridos graves. Se llamaban suites porque era una cama para el paciente y un sofá cómodo para el acompañante. No tenían que sentirse hacinados ni ellos ni los familiares, podían tener un servicio más personalizado. Me había costado mucho que se oyera mi voz en el pleno aquel día, el día que lo propuse junto a mi partido, y al final todos pensaron que era una buena propuesta. En esos momentos no la ocuparía yo, sino Jasmine y esperaba que fuera por poco tiempo.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt