Las suites habían sido creadas para la mejor recuperación de los heridos graves. Se llamaban suites porque era una cama para el paciente y un sofá cómodo para el acompañante. No tenían que sentirse hacinados ni ellos ni los familiares, podían tener un servicio más personalizado. Me había costado mucho que se oyera mi voz en el pleno aquel día, el día que lo propuse junto a mi partido, y al final todos pensaron que era una buena propuesta. En esos momentos no la ocuparía yo, sino Jasmine y esperaba que fuera por poco tiempo.
Subimos hacia la séptima planta, la última de todas, en aquel amplio ascensor junto a otros familiares y enfermeros. Agarré por la cintura a Phoenix y él se recargó en mi pecho. Sabía que un millón de cosas podían pasarse por su mente, a cual más dolorosa. No sabíamos si Kamijo estaba con él, tan sólo queríamos ir a verlo con nuestros propios ojos.
Creo que es como cuando te despiertas de una pesadilla y ruegas que no sea real, deseas comprobar por ti mismo que todo sigue igual y que nada a cambiado. Nosotros tal vez creíamos soñar, ir hacia el pasillo y despertar. Sin embargo, nada más entrar por aquel luminoso pasillo encontramos a Taylor y Lionel. Ambos estaban abrazados, o más bien Lionel estaba abrazado a él.
Taylor, el insensible y descarado, parecía aturdido y con la mente puesta en otro mundo. Lionel simplemente sollozaba. Sabía que tanto Phoenix como él tenían como pilar a Jasmine. Desde que conocí a Lionel supe que terminaría aferrándose a ellos dos, por ello se veía tan demacrado y desesperado.
-¿Se sabe algo?-pregunté y Taylor simplemente nos miró de forma fija, como si tan sólo observara el final del pasillo.
-Nada.-respondió.-Sólo que fue un disparo.-murmuró.-Yo lo supe por Margarita, ya que parte del negocio de Jasmine me pertenece como inversión.-comentó acariciando los rubios cabellos de su pareja.
-Dijo que no iría a la tienda.-gruñí bajo.-Testarudo.
-Atsushi no es hora que le vayas a regañar.-comentó Phoenix con la voz quebradiza.-Seguramente lo está pasando mal.
En ese instante vino uno de los doctores del hospital. Vestía una de esas batas impecables y su aspecto era de lo más común. Sus diminutas gafas estaban al borde de su nariz cuando las colocó. Taylor se quedó clavado observándolo, parecía conocerlo y aquello no me dio buena espina.
-Buenos días.-comentó al quedar frente a nosotros.-¿Son los familiares de Jasmine Yuuji?-preguntó observando fijamente los informes de su carpeta metálica.
-Sí.-respondió Phoenix aferrándose bien a mi brazo.-Bueno somos sus amigos, pero él no tiene familiares.-entonces se quedó en silencio.-Salvo su esposo.
-Su esposo no está, pero podría decirnos cómo se encuentra.-respondí.-Él es como su hermano.-comenté y noté como Lionel se apartaba un poco de los brazos de Taylor.
-¿Cómo está?-preguntó con sus orbes azules enrojecidas mientras Taylor lo agarraba por la cintura de forma posesiva.
-Acaba de ser intervenido de una grave herida de bala en el estómago.-comentó sin apartar la vista de los papales.-Hemos sacado la bala y estabilizado sus constantes vitales.-alzó los ojos y nos miró a todos.-Las próximas veinticuatro horas son fundamentales, después las siguientes cuarenta y ocho horas veremos su progresión.
-¿Podemos visitarlo?-pregunté abrazando un poco más Phoenix ya que volvía a sollozar una vez más.
-No, ahora debe descansar.-respondió y sonrió.-Tal vez en unas horas puedan visitar a su amigo.-dio un par de pasos hacia atrás y se giró.-Está en la setecientos seis.-dijo señalando la puerta donde se encontraba.
-Kamijo.-dije al recordar que no habíamos avisado a mi amigo.-¿Lo hicisteis vosotros?-comenté.
-No tengo su móvil.-respondió Lionel.-Taylor tampoco.
-Lo llamaré yo.-saqué mi móvil pero Phoenix me lo quitó de las manos.-Tú no, lo haré yo y con mi móvil.-comentó sacando el suyo apartándose un poco de nosotros.
Después de hablar con Kamijo nos sumimos los cuatro en un profundo silencio. En el pasillo había pequeños bancos para que los familiares pusieran sentarse y esperar turno para ver a sus enfermos. Yo miraba hacia el paisaje gris que se divisaba desde aquella planta. Podía ver con claridad las diferencias de aquella ciudad, de mi ciudad, Dark City. Ese seudónimo era demasiado esclarecedor y más aquella mañana. Una mañana oscura, delirante y sangrienta. No podía dejar de pensar que todo aquello era cosa de Wook. No podía entender como un hombre tan centrado perdía así la cabeza y los estribos.
Subimos hacia la séptima planta, la última de todas, en aquel amplio ascensor junto a otros familiares y enfermeros. Agarré por la cintura a Phoenix y él se recargó en mi pecho. Sabía que un millón de cosas podían pasarse por su mente, a cual más dolorosa. No sabíamos si Kamijo estaba con él, tan sólo queríamos ir a verlo con nuestros propios ojos.
Creo que es como cuando te despiertas de una pesadilla y ruegas que no sea real, deseas comprobar por ti mismo que todo sigue igual y que nada a cambiado. Nosotros tal vez creíamos soñar, ir hacia el pasillo y despertar. Sin embargo, nada más entrar por aquel luminoso pasillo encontramos a Taylor y Lionel. Ambos estaban abrazados, o más bien Lionel estaba abrazado a él.
Taylor, el insensible y descarado, parecía aturdido y con la mente puesta en otro mundo. Lionel simplemente sollozaba. Sabía que tanto Phoenix como él tenían como pilar a Jasmine. Desde que conocí a Lionel supe que terminaría aferrándose a ellos dos, por ello se veía tan demacrado y desesperado.
-¿Se sabe algo?-pregunté y Taylor simplemente nos miró de forma fija, como si tan sólo observara el final del pasillo.
-Nada.-respondió.-Sólo que fue un disparo.-murmuró.-Yo lo supe por Margarita, ya que parte del negocio de Jasmine me pertenece como inversión.-comentó acariciando los rubios cabellos de su pareja.
-Dijo que no iría a la tienda.-gruñí bajo.-Testarudo.
-Atsushi no es hora que le vayas a regañar.-comentó Phoenix con la voz quebradiza.-Seguramente lo está pasando mal.
En ese instante vino uno de los doctores del hospital. Vestía una de esas batas impecables y su aspecto era de lo más común. Sus diminutas gafas estaban al borde de su nariz cuando las colocó. Taylor se quedó clavado observándolo, parecía conocerlo y aquello no me dio buena espina.
-Buenos días.-comentó al quedar frente a nosotros.-¿Son los familiares de Jasmine Yuuji?-preguntó observando fijamente los informes de su carpeta metálica.
-Sí.-respondió Phoenix aferrándose bien a mi brazo.-Bueno somos sus amigos, pero él no tiene familiares.-entonces se quedó en silencio.-Salvo su esposo.
-Su esposo no está, pero podría decirnos cómo se encuentra.-respondí.-Él es como su hermano.-comenté y noté como Lionel se apartaba un poco de los brazos de Taylor.
-¿Cómo está?-preguntó con sus orbes azules enrojecidas mientras Taylor lo agarraba por la cintura de forma posesiva.
-Acaba de ser intervenido de una grave herida de bala en el estómago.-comentó sin apartar la vista de los papales.-Hemos sacado la bala y estabilizado sus constantes vitales.-alzó los ojos y nos miró a todos.-Las próximas veinticuatro horas son fundamentales, después las siguientes cuarenta y ocho horas veremos su progresión.
-¿Podemos visitarlo?-pregunté abrazando un poco más Phoenix ya que volvía a sollozar una vez más.
-No, ahora debe descansar.-respondió y sonrió.-Tal vez en unas horas puedan visitar a su amigo.-dio un par de pasos hacia atrás y se giró.-Está en la setecientos seis.-dijo señalando la puerta donde se encontraba.
-Kamijo.-dije al recordar que no habíamos avisado a mi amigo.-¿Lo hicisteis vosotros?-comenté.
-No tengo su móvil.-respondió Lionel.-Taylor tampoco.
-Lo llamaré yo.-saqué mi móvil pero Phoenix me lo quitó de las manos.-Tú no, lo haré yo y con mi móvil.-comentó sacando el suyo apartándose un poco de nosotros.
Después de hablar con Kamijo nos sumimos los cuatro en un profundo silencio. En el pasillo había pequeños bancos para que los familiares pusieran sentarse y esperar turno para ver a sus enfermos. Yo miraba hacia el paisaje gris que se divisaba desde aquella planta. Podía ver con claridad las diferencias de aquella ciudad, de mi ciudad, Dark City. Ese seudónimo era demasiado esclarecedor y más aquella mañana. Una mañana oscura, delirante y sangrienta. No podía dejar de pensar que todo aquello era cosa de Wook. No podía entender como un hombre tan centrado perdía así la cabeza y los estribos.
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