-Con todos mis respetos.-dije mirándola fijamente.-Eso a ti no te incumbe.-fui algo grosero, pero realmente eso estaba de más.-Es el peor momento para alterarlo; o para decir cosas que sucedieron o no sucedieron.
-Atsushi déjala.-murmuró Kamijo comenzando a llorar.
Las pocas cosas que me confesó, los pocos deseos que me aventuró a contarme en confianza, era que deseaba ser padre. También me narró como perdió a su hijo, el dolor que sufría al ver su familia destruida por la enfermedad de su hermano y como se hundió ante la muerte de su mujer. Era un hombre marcado por la muerte, un hombre que llevaba la cruz de una enfermedad terrible y para colmo no conseguía ser feliz.
-Kamijo.-murmuré notando como se levantaba y me abrazaba.-No pienses en ello, ahora sólo hay que pensar en que todo salga bien.
-Creo que es mejor que vayamos a casa.-dijo Phoenix para romper ese ambiente.-Te llevaremos Selene, nos queda de camino.-murmuró y la chica tan sólo asintió. Margarita se acercó a la cama de Jasmine acariciando sus manos. Sabía que esa mujer veía a Jasmine como un hermano, no como un jefe, y por mucho que le dijéramos que debía venir a descansar no lo haría. Deseaba hablar ella misma con el médico, quería saberlo todo de antemano. Era una mujer dulce y atenta, no era como Selene. Margarita podía ser firme y tranquila a pesar del dolor y la desesperación que reinaba.-Todo estará bien, Jasmine es fuerte.-murmuró mi pareja tomando el rostro de Kamijo. Él aún estaba abrazado a mí, pero de inmediato se abrazó a Phoenix.-Llámanos si nos necesitas, por favor.-pidió antes de apartarlo e ir a besar la frente de Jasmine.-¿Tú te quedas Margarita?
-Sí, no puedo dejar a ellos solos.-dijo con una leve sonrisa muy dulce.-Esta noche me quedaré para cuidarlos a ambos.
-Gracias Margarita.-comenté y ella sólo se sonrojó leve.
Kamijo se aferró a mí con fuerza, yo sólo seguí acariciando sus cabellos como momentos atrás. Sus cabellos parecían pura seda. No había visto jamás a un hombre con unos cabellos tan suaves, de un color rubio tan dorado sin ser tinte.
-Id vosotros hacia la salida... yo ahora voy.-murmuré sin dejar de mirar a Jasmine.
-Sí.-susurró Phoenix.
Ambos salieron de la habitación, también Margarita para darnos intimidad. Sabía que Kamijo quería desahogarse y no lo haría con ella delante. Era un hombre que amaba la soledad, los momentos apacibles, y sus confesiones siempre eran en pequeños momentos a solas... jamás con más de un testigo delante.
-Anoche no quería apartarme de él, estaba feliz y satisfecho porque había reflexionado y dado lo que quería.-aquello me dejó impactado. Jasmine había aceptado el deseo de mi amigo. No dejé de acariciar su cabello.-Soy un idiota.
-No, no lo eres.-susurré aún impactado porque él hubiera dado luz verde.-Además eres un buen marido.-le aparté y miré a los ojos.-Si necesitas algo llámanos.
-Hoy se inseminaba.-murmuró.
-Dios Kamijo.-mascullé.
-¿Para qué quiero un hijo?-pregunté.-¿Para qué? No voy a sobrevivir si no está Jasmine.
-No digas estupideces Kamijo, no me hagas golpearte para que las neuronas se pongan en su sitio.-repliqué.-Jasmine lo superará y tendréis ese hijo.-suspiré.-Ahora quédate con Margarita y si necesitáis algo más de todo lo que os traje con Phoenix... decirlo.
-Llévate mi coche.-dijo mi amigo sacando unas llaves.-Es del Mercedes.-me miró a los ojos.-No es el normal.-suspiró.-SLS AMG Experiments. Es de color rojo y lo encontrarás en el número sesenta y dos.-sonrió de forma amarga.-Es casi un coche de carreras, lo usé porque deseaba llegar rápido.
-De acuerdo.-respondí sin saber bien qué modelo era, conocía bien el motor pero ese modelo parecía ser reciente.
Al bajar donde el aparcamiento me encontré a Phoenix regañando a Selene por su comportamiento. Realmente se había portado de forma estúpida.
-Trajo su coche.-le dije a Phoenix.-Se olvidó antes que lo había traído y quiere que lo llevemos a guardar.-me quedé frente a ellos.-Y tú no vuelvas a decir algo así frente a Kamijo, sobretodo en un tema tan delicado como ese.-suspiré y miré a Phoenix.-Debemos dejar los teléfonos desocupados, los móviles al menos, por si nos necesita.
-Por supuesto.-fue lo único que dijo mi pareja, ella tan sólo agachó la cabeza.
Al ver el maldito automóvil creo que gemí. Acaricié de forma suave la carrocería y mis ojos brillaron. Ese coche era una maravilla de la ingeniería. Nos montamos y tuve que controlarme demasiado para no correr. Ese cacharro incitaba a pisar el acelerador. Dejamos a la chica en su casa, justo en su portal, después fui al garaje independiente de Kamijo. La misma llave tenía un llavero que se pasaba por la entrada y activaba el código de seguridad. Dentro había un Ferrari, varios Mercedes, un BMV y algunas motos. Todo era propiedad de mi amigo, Phoenix ni se lo podía creer.
Después de dejar el coche bien aparcado, y todo bien cerrado, fuimos hacia la parada de taxi y nos fuimos a casa. Al llegar nos esperaba Seth con ramen precocinado recién hecho y el bebé acostado. Mi cuñado comenzó a preguntar por Jasmine, él también estaba algo aferrado a él.
-Arigato Seth.-dije al entrar en casa.-Te mereces un premio por haber hecho de canguro.-comenté sentándome en la mesa para comenzar a comer el ramen.-Sobre Jasmine no te preocupes, créeme es fuerte y no le pasará nada.
-Atsushi déjala.-murmuró Kamijo comenzando a llorar.
Las pocas cosas que me confesó, los pocos deseos que me aventuró a contarme en confianza, era que deseaba ser padre. También me narró como perdió a su hijo, el dolor que sufría al ver su familia destruida por la enfermedad de su hermano y como se hundió ante la muerte de su mujer. Era un hombre marcado por la muerte, un hombre que llevaba la cruz de una enfermedad terrible y para colmo no conseguía ser feliz.
-Kamijo.-murmuré notando como se levantaba y me abrazaba.-No pienses en ello, ahora sólo hay que pensar en que todo salga bien.
-Creo que es mejor que vayamos a casa.-dijo Phoenix para romper ese ambiente.-Te llevaremos Selene, nos queda de camino.-murmuró y la chica tan sólo asintió. Margarita se acercó a la cama de Jasmine acariciando sus manos. Sabía que esa mujer veía a Jasmine como un hermano, no como un jefe, y por mucho que le dijéramos que debía venir a descansar no lo haría. Deseaba hablar ella misma con el médico, quería saberlo todo de antemano. Era una mujer dulce y atenta, no era como Selene. Margarita podía ser firme y tranquila a pesar del dolor y la desesperación que reinaba.-Todo estará bien, Jasmine es fuerte.-murmuró mi pareja tomando el rostro de Kamijo. Él aún estaba abrazado a mí, pero de inmediato se abrazó a Phoenix.-Llámanos si nos necesitas, por favor.-pidió antes de apartarlo e ir a besar la frente de Jasmine.-¿Tú te quedas Margarita?
-Sí, no puedo dejar a ellos solos.-dijo con una leve sonrisa muy dulce.-Esta noche me quedaré para cuidarlos a ambos.
-Gracias Margarita.-comenté y ella sólo se sonrojó leve.
Kamijo se aferró a mí con fuerza, yo sólo seguí acariciando sus cabellos como momentos atrás. Sus cabellos parecían pura seda. No había visto jamás a un hombre con unos cabellos tan suaves, de un color rubio tan dorado sin ser tinte.
-Id vosotros hacia la salida... yo ahora voy.-murmuré sin dejar de mirar a Jasmine.
-Sí.-susurró Phoenix.
Ambos salieron de la habitación, también Margarita para darnos intimidad. Sabía que Kamijo quería desahogarse y no lo haría con ella delante. Era un hombre que amaba la soledad, los momentos apacibles, y sus confesiones siempre eran en pequeños momentos a solas... jamás con más de un testigo delante.
-Anoche no quería apartarme de él, estaba feliz y satisfecho porque había reflexionado y dado lo que quería.-aquello me dejó impactado. Jasmine había aceptado el deseo de mi amigo. No dejé de acariciar su cabello.-Soy un idiota.
-No, no lo eres.-susurré aún impactado porque él hubiera dado luz verde.-Además eres un buen marido.-le aparté y miré a los ojos.-Si necesitas algo llámanos.
-Hoy se inseminaba.-murmuró.
-Dios Kamijo.-mascullé.
-¿Para qué quiero un hijo?-pregunté.-¿Para qué? No voy a sobrevivir si no está Jasmine.
-No digas estupideces Kamijo, no me hagas golpearte para que las neuronas se pongan en su sitio.-repliqué.-Jasmine lo superará y tendréis ese hijo.-suspiré.-Ahora quédate con Margarita y si necesitáis algo más de todo lo que os traje con Phoenix... decirlo.
-Llévate mi coche.-dijo mi amigo sacando unas llaves.-Es del Mercedes.-me miró a los ojos.-No es el normal.-suspiró.-SLS AMG Experiments. Es de color rojo y lo encontrarás en el número sesenta y dos.-sonrió de forma amarga.-Es casi un coche de carreras, lo usé porque deseaba llegar rápido.
-De acuerdo.-respondí sin saber bien qué modelo era, conocía bien el motor pero ese modelo parecía ser reciente.
Al bajar donde el aparcamiento me encontré a Phoenix regañando a Selene por su comportamiento. Realmente se había portado de forma estúpida.
-Trajo su coche.-le dije a Phoenix.-Se olvidó antes que lo había traído y quiere que lo llevemos a guardar.-me quedé frente a ellos.-Y tú no vuelvas a decir algo así frente a Kamijo, sobretodo en un tema tan delicado como ese.-suspiré y miré a Phoenix.-Debemos dejar los teléfonos desocupados, los móviles al menos, por si nos necesita.
-Por supuesto.-fue lo único que dijo mi pareja, ella tan sólo agachó la cabeza.
Al ver el maldito automóvil creo que gemí. Acaricié de forma suave la carrocería y mis ojos brillaron. Ese coche era una maravilla de la ingeniería. Nos montamos y tuve que controlarme demasiado para no correr. Ese cacharro incitaba a pisar el acelerador. Dejamos a la chica en su casa, justo en su portal, después fui al garaje independiente de Kamijo. La misma llave tenía un llavero que se pasaba por la entrada y activaba el código de seguridad. Dentro había un Ferrari, varios Mercedes, un BMV y algunas motos. Todo era propiedad de mi amigo, Phoenix ni se lo podía creer.
Después de dejar el coche bien aparcado, y todo bien cerrado, fuimos hacia la parada de taxi y nos fuimos a casa. Al llegar nos esperaba Seth con ramen precocinado recién hecho y el bebé acostado. Mi cuñado comenzó a preguntar por Jasmine, él también estaba algo aferrado a él.
-Arigato Seth.-dije al entrar en casa.-Te mereces un premio por haber hecho de canguro.-comenté sentándome en la mesa para comenzar a comer el ramen.-Sobre Jasmine no te preocupes, créeme es fuerte y no le pasará nada.
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