Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 23 de marzo de 2010

Dark City - capitulo 15 - La polvora en el aire VII


-Con todos mis respetos.-dije mirándola fijamente.-Eso a ti no te incumbe.-fui algo grosero, pero realmente eso estaba de más.-Es el peor momento para alterarlo; o para decir cosas que sucedieron o no sucedieron.

-Atsushi déjala.-murmuró Kamijo comenzando a llorar.

Las pocas cosas que me confesó, los pocos deseos que me aventuró a contarme en confianza, era que deseaba ser padre. También me narró como perdió a su hijo, el dolor que sufría al ver su familia destruida por la enfermedad de su hermano y como se hundió ante la muerte de su mujer. Era un hombre marcado por la muerte, un hombre que llevaba la cruz de una enfermedad terrible y para colmo no conseguía ser feliz.

-Kamijo.-murmuré notando como se levantaba y me abrazaba.-No pienses en ello, ahora sólo hay que pensar en que todo salga bien.

-Creo que es mejor que vayamos a casa.-dijo Phoenix para romper ese ambiente.-Te llevaremos Selene, nos queda de camino.-murmuró y la chica tan sólo asintió. Margarita se acercó a la cama de Jasmine acariciando sus manos. Sabía que esa mujer veía a Jasmine como un hermano, no como un jefe, y por mucho que le dijéramos que debía venir a descansar no lo haría. Deseaba hablar ella misma con el médico, quería saberlo todo de antemano. Era una mujer dulce y atenta, no era como Selene. Margarita podía ser firme y tranquila a pesar del dolor y la desesperación que reinaba.-Todo estará bien, Jasmine es fuerte.-murmuró mi pareja tomando el rostro de Kamijo. Él aún estaba abrazado a mí, pero de inmediato se abrazó a Phoenix.-Llámanos si nos necesitas, por favor.-pidió antes de apartarlo e ir a besar la frente de Jasmine.-¿Tú te quedas Margarita?

-Sí, no puedo dejar a ellos solos.-dijo con una leve sonrisa muy dulce.-Esta noche me quedaré para cuidarlos a ambos.

-Gracias Margarita.-comenté y ella sólo se sonrojó leve.

Kamijo se aferró a mí con fuerza, yo sólo seguí acariciando sus cabellos como momentos atrás. Sus cabellos parecían pura seda. No había visto jamás a un hombre con unos cabellos tan suaves, de un color rubio tan dorado sin ser tinte.

-Id vosotros hacia la salida... yo ahora voy.-murmuré sin dejar de mirar a Jasmine.

-Sí.-susurró Phoenix.

Ambos salieron de la habitación, también Margarita para darnos intimidad. Sabía que Kamijo quería desahogarse y no lo haría con ella delante. Era un hombre que amaba la soledad, los momentos apacibles, y sus confesiones siempre eran en pequeños momentos a solas... jamás con más de un testigo delante.

-Anoche no quería apartarme de él, estaba feliz y satisfecho porque había reflexionado y dado lo que quería.-aquello me dejó impactado. Jasmine había aceptado el deseo de mi amigo. No dejé de acariciar su cabello.-Soy un idiota.

-No, no lo eres.-susurré aún impactado porque él hubiera dado luz verde.-Además eres un buen marido.-le aparté y miré a los ojos.-Si necesitas algo llámanos.

-Hoy se inseminaba.-murmuró.

-Dios Kamijo.-mascullé.

-¿Para qué quiero un hijo?-pregunté.-¿Para qué? No voy a sobrevivir si no está Jasmine.

-No digas estupideces Kamijo, no me hagas golpearte para que las neuronas se pongan en su sitio.-repliqué.-Jasmine lo superará y tendréis ese hijo.-suspiré.-Ahora quédate con Margarita y si necesitáis algo más de todo lo que os traje con Phoenix... decirlo.

-Llévate mi coche.-dijo mi amigo sacando unas llaves.-Es del Mercedes.-me miró a los ojos.-No es el normal.-suspiró.-SLS AMG Experiments. Es de color rojo y lo encontrarás en el número sesenta y dos.-sonrió de forma amarga.-Es casi un coche de carreras, lo usé porque deseaba llegar rápido.

-De acuerdo.-respondí sin saber bien qué modelo era, conocía bien el motor pero ese modelo parecía ser reciente.

Al bajar donde el aparcamiento me encontré a Phoenix regañando a Selene por su comportamiento. Realmente se había portado de forma estúpida.

-Trajo su coche.-le dije a Phoenix.-Se olvidó antes que lo había traído y quiere que lo llevemos a guardar.-me quedé frente a ellos.-Y tú no vuelvas a decir algo así frente a Kamijo, sobretodo en un tema tan delicado como ese.-suspiré y miré a Phoenix.-Debemos dejar los teléfonos desocupados, los móviles al menos, por si nos necesita.

-Por supuesto.-fue lo único que dijo mi pareja, ella tan sólo agachó la cabeza.

Al ver el maldito automóvil creo que gemí. Acaricié de forma suave la carrocería y mis ojos brillaron. Ese coche era una maravilla de la ingeniería. Nos montamos y tuve que controlarme demasiado para no correr. Ese cacharro incitaba a pisar el acelerador. Dejamos a la chica en su casa, justo en su portal, después fui al garaje independiente de Kamijo. La misma llave tenía un llavero que se pasaba por la entrada y activaba el código de seguridad. Dentro había un Ferrari, varios Mercedes, un BMV y algunas motos. Todo era propiedad de mi amigo, Phoenix ni se lo podía creer.

Después de dejar el coche bien aparcado, y todo bien cerrado, fuimos hacia la parada de taxi y nos fuimos a casa. Al llegar nos esperaba Seth con ramen precocinado recién hecho y el bebé acostado. Mi cuñado comenzó a preguntar por Jasmine, él también estaba algo aferrado a él.

-Arigato Seth.-dije al entrar en casa.-Te mereces un premio por haber hecho de canguro.-comenté sentándome en la mesa para comenzar a comer el ramen.-Sobre Jasmine no te preocupes, créeme es fuerte y no le pasará nada.

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Lestat de Lioncourt