Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 11 de abril de 2010

Dark City - capitulo 16 - Aroma de oscuridad IX


Después que atendieran a mi madre intentaron curarme las heridas, pero yo era como un gato salvaje. No permitía que me tocaran. Si bien él me hizo entrar en razón y me aplicó los ungüentos necesarios para que aquellos golpes cicatrizaran bien. Luego vistió bien a mi hermano y le dio unas cuantas frutas como merienda.

No le di las gracias. Porque no supe cuando se fue. Yo estaba al lado de mi madre tomándola de la mano. Aquella paliza fue una de las mayores que él le había dado, todo porque había visto más cariño hacia mi hermano y hacia mí que hacia él. Los celos de un estúpido que es capaz de dañar a quien supuestamente amaba.

Pasados unos días volví a verlo. Iba haciendo los recados de la tienda de su padre. Él tan sólo me volvió a mirar y yo me acerqué. Sin embargo, nada más aproximarme él salió corriendo. Años después me confesó que yo le había dado miedo, mis reacciones y mi forma de ser parecían las de un loco. Por eso tardé meses en poderme acercar a él, meses en no poder decirle a mi forma que estaba agradecido.

Poco a poco fuimos conociéndonos todos. Fue como un suceso en cadena. Todos nos hicimos amigos sin saber bien porqué. Supongo que era la necesidad de cada quién de tener a alguien para hablar. El primer día que estuvimos todos juntos fue un caos, pero al menos nos divertimos.

Imai era un chico de clase media, un muchacho poco normal. Propuso hacer un grupo. Quería hacer un grupo de música sí o sí. Él era bueno con la guitarra, tenía mucho talento, y había aprendido solo de oídas. Hidehiko sabía tocar un poco la guitarra, aunque no era excepcional. Sin embargo Imai hizo que aprendiera de forma rápida y demostrara que era un demonio con el instrumento.

Anii, así lo llamábamos algunos, o Toll era un genio con la batería. Tocaba desde que tenía doce años. Su sueño era ser el líder de una banda. Tenía dotes de mando, pero siempre terminaba enclaustrándose en las tiras cómicas que hacía y el tiempo se pasaba ante sus narices. Lo conocí porque me ofreció una de ellas en la escuela. Quería hacerse famoso con sus dibujos, pero eso no le retribuía tener chicas guapas. Su hermano era Yutaka. Su hermano fue quién lo convenció para que se integrara en nuestro grupo.

Yo jamás había cantado más allá de las nanas a mi hermano. Pero había escuchado que los cantantes de las bandas rock tenían gran popularidad, entre hombres y mujeres, y yo quería ser popular para tener el mundo a mis pies. Quería ser como Bowie. Veía el poster que tenía escondido en mi habitación y deliraba con ser tan grande como él algún día. También deliraba con otros grupos glam rock y metal.

El primer día que estuvimos todos juntos fue en el garaje del padre de Imai. Su padre tenía una empresa de transportes, una pequeña empresa en una gran ciudad. Aprovechamos que los cuatro camiones no estaban y nos metimos dentro. No había nadie pero Imai hizo algo absurdo, tirar besos a un público imaginario, cosa que ayudó a que me relajara mínimamente para poder cantar.

-¡Bienvenidos! ¡Somos Best Theater!-cuando grité eso fruncí el ceño.-No me gusta.-murmuré.

-¡Lo elegí yo! ¡Es bueno!-gruñó Imai.

-A mí me gusta Beautiful Thing.-susurró Hidehiko y nos giramos hacia él.

-Es mejor.-declaré.

-¿Qué tal Best Thing?-interrogó Anii tras un solo brillante de batería.-¿Qué?

-Pues que nos quedamos con ese.-repuso Imai.-Venga Atsushi canta de una puta vez.

-¡Best Thing!-grité en un gruñido.-Tocaremos Starman de David Bowie.

-Eso, escoge una sencilla y así calentamos.-murmuró Imai.

-Amo Bowie, él es un genio.-susurró Yutaka aferrado a su bajo, no había dicho nada y era como si no existiera en realidad.



En ese momento creo que me enamoré de él. Lo había visto mil veces, pero con la chupa de cuero y aquellos pantalones parecía otro. No era tan niño como lo había estado observando en casa de su hermano. Poco después sería mi pareja y sería el principio del fin.

Tocamos esa canción dejándonos la vida en ello. No sonábamos mal. Pero era de novatos tocar lo que otros habían inventado. Me fui a casa convencido que podía hacer una buena canción y que Imai podía encargarse de la música junto a Hide de los arreglos oportunos. Los hermanos podían dar su visto bueno y si creían factible cambiar algo que les gustara más. Al fin y al cabo Imai era el líder, pero era un grupo y como grupo debíamos tomar decisiones.

Cuando tuve que irme sólo se lo confesé a Hide. Fue duro decirle a un amigo que me guardara un secreto como aquel. Mi padre quería matar a Yutaka, no sabía bien quién era y tarde o temprano lo sabría. Hidehiko siempre nos encubría porque Anii no veía con buenos ojos que fuéramos pareja. En sí Hide nos descubrió en un local de ensayos que alquilamos. Nos vio haciéndolo como posesos en los aseos de aquel antro de mala muerte. Mis palabras exactas cuando lo descubrió fueron “Díselo a Anii y eres hombre muerto”.

Sin embargo, él fue quien me consoló cuando tuve que apartarme de quién amaba. Hidehiko siempre intentó comprenderme, incluso en cosas que eran increíblemente extrañas. Sentir que estaba ahí para escucharme me hacía ser fuerte. Parte de mi fortaleza era porque sabía que él estaba ahí, que él me escucharía.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt