Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 13 de abril de 2010

Dark City - capitulo 16 - Aroma de oscuridad XI


-¿No vas a preguntar nada?-interrogué.

-No, no tengo nada que preguntar.-murmuró.

Se hizo un silencio intenso mientras comía. Tan sólo se escuchaba mis cubiertos y el sonido del cristal de la copa con la botella. Yo sabía que algo iba a explotar, pero no qué. Phoenix parecía serio y hundido en sus pensamientos, pensamientos que no parecían agradables. Comenzó a llorar en silencio mientras inclinaba hacia delante su cabeza, dejando así que sus cabellos ocultaran parte de su rostro.

-¿Qué sucede?-pregunté levantándome muy preocupado.

-¡Te has vuelto a ver con él!-gritó.-¡Te han visto abrazándote a él! ¡Ha salido la imagen en todos los programas rosas! ¡En todos!-dijo tiritando lleno de rabia.-También como te pegaban.-susurró hipando.-¡Como te acusaban de buscarlo de nuevo para llevártelo a la cama! ¡Ahora todo el mundo sabe que soy un maldito cornudo como tu antigua esposa! ¡Ahora sé el daño que hice!-no sabía si estaba molesto conmigo, con él, con la televisión o con todo el mundo. Manejé la última opción porque sus lágrimas no parecían sólo de dolor, sino también de rabia.

-Phoenix no he ido a buscarlo para eso.-susurré colocando mis manos sobre sus hombros y él se apartó levantándose.

-¿No?-interrogó mirándome incrédulo.-¿Por qué será que no te creo?-dijo con cierta rabia.

-Porque mis pasadas acciones hablan por mí.-susurré tomándolo del rostro y él me agarró de las muñecas para apartarme.

-No te creo.-siseó.-¡No te creo!-echó a correr por las escaleras.

-Estarás contento.-comentó su hermano entrando del jardín.-Sabía yo que gentuza como tú no cambia.

-No he ido buscando a nadie.-dije intentando defenderme.-Lo encontré en el parque e intenté pedirle perdón. Tu hermano no ha sido el único dañado en ese asunto.-comenté y noté como él se quedaba ahí parado escuchándome.-Engañé y jugué mucho esos días. Sobretodo lo hice con Yutaka.-él apretó los puños y me miró clavándome una mirada de odio.

-Jamás harás feliz a mi hermano. Ahora toda la ciudad sabe el doble juego que se trae.-eso me hizo ir hacia él agarrándolo del brazo para que no se marchara tras Phoenix.

-¡Escúchame bien mocoso!-grité encarándome.-¡Tú tampoco lo haces feliz! ¡Por eso tuve que hacer lo que hice! ¡Porque tus drogas también le dañaban! ¡No vayas de santo por la vida porque no lo eres!-él se zafó en ese momento de mi agarrón y comenzó a llorar. Lo abracé pegándolo a mí aunque él me golpeaba, pero al final terminó cediendo.-Te juro que quiero hacerle feliz, te juro que esta vez no miento.-susurré.

-Déjeme.-susurró apartándome.-No le creo.

-Amas dibujar ¿verdad?-dije mirándolo a los ojos y él se quedó en silencio.-¿Cómo te sentirías si te quitaran lo que amas? Si te quitaran todo lo que te representa.-susurré.-Eso era para mí el grupo, mi grupo.-no esperaba que lo comprendiera, pero al menos tenía que intentarlo.-Yo hice daño a Yutaka y por ello todos me odian, todos los que eran mis amigos. Incluso creo que me odia el propio Hidehiko que aún me dirige la palabra.-dije siendo sincero, se notaba en mi voz que se quebraba.-Quería disculparme con Yutaka, quería disculparme por mis actos, y abracé a Yutaka porque sabía que todo aquello le dolía tanto como a mí.

-Parecía otra cosa.-respondió.

-Es lo que suelen hacer esos programas, tu hermano debería saber como juegan.-comenté.-Yo te he dado una oportunidad, y tu hermano también, ¿por qué no me la das a mí?-pregunté mirándole a los ojos.

-Está bien.-dijo tras resoplar.

Me marché tras los pasos de Phoenix y entré en la habitación. Lo vi llorando en la cama. Dudé unos segundos en sentarme o no, pero terminé tomando asiento a su lado acariciando sus cabellos.

-Vete, ahora no quiero verte.-susurró hipando.

-No me iré.-me recosté a su lado abrazándolo.-Tan sólo lo encontré en la calle y tuve que pedir disculpas. Le engañé y le dejé de la peor de las formas.-susurré acariciando sus cabellos.-Phoenix jugué con él hasta el último momento.-lo pegué bien a mí porque necesitaba sentirlo a mi lado.-Aún a sabiendas que te quería a ti. Todo porque no tenía agallas de decirle la verdad después de tantos años.

-A mí también me dañaste.-dijo en un balbuceo.

-El culpable de todo soy yo, no él.-dije acariciando sus cabellos.-Ahora él es feliz al lado de ese chico. Pero yo quiero participar de esa felicidad siendo sólo su amigo, tan sólo quiero volver con mi grupo y disfrutar de la vida como cuando era un crío.-murmuré y él me miró a los ojos.-Te juro que no quiero a nadie más que a ti, no quiero a otro en mi cama ni en mi vida.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt