-¿No vas a preguntar nada?-interrogué.
-No, no tengo nada que preguntar.-murmuró.
Se hizo un silencio intenso mientras comía. Tan sólo se escuchaba mis cubiertos y el sonido del cristal de la copa con la botella. Yo sabía que algo iba a explotar, pero no qué. Phoenix parecía serio y hundido en sus pensamientos, pensamientos que no parecían agradables. Comenzó a llorar en silencio mientras inclinaba hacia delante su cabeza, dejando así que sus cabellos ocultaran parte de su rostro.
-¿Qué sucede?-pregunté levantándome muy preocupado.
-¡Te has vuelto a ver con él!-gritó.-¡Te han visto abrazándote a él! ¡Ha salido la imagen en todos los programas rosas! ¡En todos!-dijo tiritando lleno de rabia.-También como te pegaban.-susurró hipando.-¡Como te acusaban de buscarlo de nuevo para llevártelo a la cama! ¡Ahora todo el mundo sabe que soy un maldito cornudo como tu antigua esposa! ¡Ahora sé el daño que hice!-no sabía si estaba molesto conmigo, con él, con la televisión o con todo el mundo. Manejé la última opción porque sus lágrimas no parecían sólo de dolor, sino también de rabia.
-Phoenix no he ido a buscarlo para eso.-susurré colocando mis manos sobre sus hombros y él se apartó levantándose.
-¿No?-interrogó mirándome incrédulo.-¿Por qué será que no te creo?-dijo con cierta rabia.
-Porque mis pasadas acciones hablan por mí.-susurré tomándolo del rostro y él me agarró de las muñecas para apartarme.
-No te creo.-siseó.-¡No te creo!-echó a correr por las escaleras.
-Estarás contento.-comentó su hermano entrando del jardín.-Sabía yo que gentuza como tú no cambia.
-No he ido buscando a nadie.-dije intentando defenderme.-Lo encontré en el parque e intenté pedirle perdón. Tu hermano no ha sido el único dañado en ese asunto.-comenté y noté como él se quedaba ahí parado escuchándome.-Engañé y jugué mucho esos días. Sobretodo lo hice con Yutaka.-él apretó los puños y me miró clavándome una mirada de odio.
-Jamás harás feliz a mi hermano. Ahora toda la ciudad sabe el doble juego que se trae.-eso me hizo ir hacia él agarrándolo del brazo para que no se marchara tras Phoenix.
-¡Escúchame bien mocoso!-grité encarándome.-¡Tú tampoco lo haces feliz! ¡Por eso tuve que hacer lo que hice! ¡Porque tus drogas también le dañaban! ¡No vayas de santo por la vida porque no lo eres!-él se zafó en ese momento de mi agarrón y comenzó a llorar. Lo abracé pegándolo a mí aunque él me golpeaba, pero al final terminó cediendo.-Te juro que quiero hacerle feliz, te juro que esta vez no miento.-susurré.
-Déjeme.-susurró apartándome.-No le creo.
-Amas dibujar ¿verdad?-dije mirándolo a los ojos y él se quedó en silencio.-¿Cómo te sentirías si te quitaran lo que amas? Si te quitaran todo lo que te representa.-susurré.-Eso era para mí el grupo, mi grupo.-no esperaba que lo comprendiera, pero al menos tenía que intentarlo.-Yo hice daño a Yutaka y por ello todos me odian, todos los que eran mis amigos. Incluso creo que me odia el propio Hidehiko que aún me dirige la palabra.-dije siendo sincero, se notaba en mi voz que se quebraba.-Quería disculparme con Yutaka, quería disculparme por mis actos, y abracé a Yutaka porque sabía que todo aquello le dolía tanto como a mí.
-Parecía otra cosa.-respondió.
-Es lo que suelen hacer esos programas, tu hermano debería saber como juegan.-comenté.-Yo te he dado una oportunidad, y tu hermano también, ¿por qué no me la das a mí?-pregunté mirándole a los ojos.
-Está bien.-dijo tras resoplar.
Me marché tras los pasos de Phoenix y entré en la habitación. Lo vi llorando en la cama. Dudé unos segundos en sentarme o no, pero terminé tomando asiento a su lado acariciando sus cabellos.
-Vete, ahora no quiero verte.-susurró hipando.
-No me iré.-me recosté a su lado abrazándolo.-Tan sólo lo encontré en la calle y tuve que pedir disculpas. Le engañé y le dejé de la peor de las formas.-susurré acariciando sus cabellos.-Phoenix jugué con él hasta el último momento.-lo pegué bien a mí porque necesitaba sentirlo a mi lado.-Aún a sabiendas que te quería a ti. Todo porque no tenía agallas de decirle la verdad después de tantos años.
-A mí también me dañaste.-dijo en un balbuceo.
-El culpable de todo soy yo, no él.-dije acariciando sus cabellos.-Ahora él es feliz al lado de ese chico. Pero yo quiero participar de esa felicidad siendo sólo su amigo, tan sólo quiero volver con mi grupo y disfrutar de la vida como cuando era un crío.-murmuré y él me miró a los ojos.-Te juro que no quiero a nadie más que a ti, no quiero a otro en mi cama ni en mi vida.
-No, no tengo nada que preguntar.-murmuró.
Se hizo un silencio intenso mientras comía. Tan sólo se escuchaba mis cubiertos y el sonido del cristal de la copa con la botella. Yo sabía que algo iba a explotar, pero no qué. Phoenix parecía serio y hundido en sus pensamientos, pensamientos que no parecían agradables. Comenzó a llorar en silencio mientras inclinaba hacia delante su cabeza, dejando así que sus cabellos ocultaran parte de su rostro.
-¿Qué sucede?-pregunté levantándome muy preocupado.
-¡Te has vuelto a ver con él!-gritó.-¡Te han visto abrazándote a él! ¡Ha salido la imagen en todos los programas rosas! ¡En todos!-dijo tiritando lleno de rabia.-También como te pegaban.-susurró hipando.-¡Como te acusaban de buscarlo de nuevo para llevártelo a la cama! ¡Ahora todo el mundo sabe que soy un maldito cornudo como tu antigua esposa! ¡Ahora sé el daño que hice!-no sabía si estaba molesto conmigo, con él, con la televisión o con todo el mundo. Manejé la última opción porque sus lágrimas no parecían sólo de dolor, sino también de rabia.
-Phoenix no he ido a buscarlo para eso.-susurré colocando mis manos sobre sus hombros y él se apartó levantándose.
-¿No?-interrogó mirándome incrédulo.-¿Por qué será que no te creo?-dijo con cierta rabia.
-Porque mis pasadas acciones hablan por mí.-susurré tomándolo del rostro y él me agarró de las muñecas para apartarme.
-No te creo.-siseó.-¡No te creo!-echó a correr por las escaleras.
-Estarás contento.-comentó su hermano entrando del jardín.-Sabía yo que gentuza como tú no cambia.
-No he ido buscando a nadie.-dije intentando defenderme.-Lo encontré en el parque e intenté pedirle perdón. Tu hermano no ha sido el único dañado en ese asunto.-comenté y noté como él se quedaba ahí parado escuchándome.-Engañé y jugué mucho esos días. Sobretodo lo hice con Yutaka.-él apretó los puños y me miró clavándome una mirada de odio.
-Jamás harás feliz a mi hermano. Ahora toda la ciudad sabe el doble juego que se trae.-eso me hizo ir hacia él agarrándolo del brazo para que no se marchara tras Phoenix.
-¡Escúchame bien mocoso!-grité encarándome.-¡Tú tampoco lo haces feliz! ¡Por eso tuve que hacer lo que hice! ¡Porque tus drogas también le dañaban! ¡No vayas de santo por la vida porque no lo eres!-él se zafó en ese momento de mi agarrón y comenzó a llorar. Lo abracé pegándolo a mí aunque él me golpeaba, pero al final terminó cediendo.-Te juro que quiero hacerle feliz, te juro que esta vez no miento.-susurré.
-Déjeme.-susurró apartándome.-No le creo.
-Amas dibujar ¿verdad?-dije mirándolo a los ojos y él se quedó en silencio.-¿Cómo te sentirías si te quitaran lo que amas? Si te quitaran todo lo que te representa.-susurré.-Eso era para mí el grupo, mi grupo.-no esperaba que lo comprendiera, pero al menos tenía que intentarlo.-Yo hice daño a Yutaka y por ello todos me odian, todos los que eran mis amigos. Incluso creo que me odia el propio Hidehiko que aún me dirige la palabra.-dije siendo sincero, se notaba en mi voz que se quebraba.-Quería disculparme con Yutaka, quería disculparme por mis actos, y abracé a Yutaka porque sabía que todo aquello le dolía tanto como a mí.
-Parecía otra cosa.-respondió.
-Es lo que suelen hacer esos programas, tu hermano debería saber como juegan.-comenté.-Yo te he dado una oportunidad, y tu hermano también, ¿por qué no me la das a mí?-pregunté mirándole a los ojos.
-Está bien.-dijo tras resoplar.
Me marché tras los pasos de Phoenix y entré en la habitación. Lo vi llorando en la cama. Dudé unos segundos en sentarme o no, pero terminé tomando asiento a su lado acariciando sus cabellos.
-Vete, ahora no quiero verte.-susurró hipando.
-No me iré.-me recosté a su lado abrazándolo.-Tan sólo lo encontré en la calle y tuve que pedir disculpas. Le engañé y le dejé de la peor de las formas.-susurré acariciando sus cabellos.-Phoenix jugué con él hasta el último momento.-lo pegué bien a mí porque necesitaba sentirlo a mi lado.-Aún a sabiendas que te quería a ti. Todo porque no tenía agallas de decirle la verdad después de tantos años.
-A mí también me dañaste.-dijo en un balbuceo.
-El culpable de todo soy yo, no él.-dije acariciando sus cabellos.-Ahora él es feliz al lado de ese chico. Pero yo quiero participar de esa felicidad siendo sólo su amigo, tan sólo quiero volver con mi grupo y disfrutar de la vida como cuando era un crío.-murmuré y él me miró a los ojos.-Te juro que no quiero a nadie más que a ti, no quiero a otro en mi cama ni en mi vida.
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