Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 25 de abril de 2010

Dark City - Capitulo 16 - Aroma de oscuridad XXIII


-Por favor no llore.-susurró de forma sosegada.-No es agradable ver a una persona llorar, por muy imbécil que sea.-añadió sentándose bien en el taburete y me miró desafiante.-He estado en mil encrucijadas, he tenido que luchar por lo que tengo y por lo que soy. Desde niño he aprendido lo que son los golpes bajos. He conocido personas que iban de decentes, como iba usted, y luego al pasar por mi lado intentaban dañarme donde más dolía.-tomó su refresco y dio un sorbo intentando reprimir el dolor que le causaban sus recuerdos.-¿Sabe qué se siente cuando no te aceptan? Creo que últimamente lo ha experimentado. Yo lo llevo experimentado prácticamente desde que tenía cinco años e intentaron hacerme comprender que era mujer y no hombre. Si bien, cuando me miraba al espejo veía un chico en mis ojos y sabía que se confundían.-tomó aire y soltó un discurso que me dejó atónito.-Vaya donde vaya ven a un hombre, siempre lo han visto, pero al desnudarme no es así. Hace algún tiempo que he logrado el físico apropiado, que estoy completo y puedo ser libre, pero aún hay cicatrices que no se borran de mi piel y mucho menos de mi alma. Para colmo los homosexuales no comprenden como existimos, como podemos existir, muchos dicen que sólo lo hacemos para tener posibilidades con los heterosexuales. Algunos cuando saben de nuestra bisexualidad nos llaman caprichosos, ya no sólo los heterosexuales sino como he dicho los homosexuales. Nadie se pone en nuestra piel. Nadie tiene los santos cojones de ponerse en el drama de no saber cómo pasó algo así, cómo superarlo, y cómo sentirse orgulloso de ser quién eres. Me llaman egocéntrico muchas veces porque soy irónico, a veces un cínico, pero porque así camuflo el dolor que siento. No sabe nada del dolor que puedo sentir.-estrujó la lata de refresco hiriéndose la mano y también manchándose con el líquido.-Yutaka me ama, he logrado que me ame, y sobretodo que me de paz. Junto a él soy feliz. Es lo único que puedo decir. Es mi bien más preciado. Él y la niña son mi familia, son las personas que amo. Le juro que si vuelvo a ver que Yutaka llora por su culpa, que se siente hundido, no descansaré hasta que le haya machacado con mis propios puños.


Recordé por unos instantes a ese muchacho, Ángel, y de inmediato sonreí. No sé porqué lo hice, pero fue una sensación extraña. Parecían cortados por el mismo patrón, tal vez el mismo dolor los había hecho fuertes. Me pregunté cómo estaría su madre, él no quería ponerse en contacto conmigo y supongo que pensaba que era su propia guerra, no la mía ni la de nadie más.

-Hace unos meses conocí a un joven como tú.-dije en un susurro.-Me demostró lo cruel que puede ser la sociedad y lo fuerte que uno puede ser si toma la decisión de luchar.-sonreí aún más observándole.-Sé por lo que has pasado, aunque no lo haya sentido.

-No todos somos así.-respondió.

-Ángel es alguien inteligente, tú también. Doy por hecho que las personas luchadoras y con cierta inteligencia termina saliendo, luchando, y de esta forma alcanzando sus metas.-al decir su nombre se quedó clavado.

-¿Ángel qué más?-preguntó.

-Ángel González.-respondí con total tranquilidad.

-Ya sé quien es, es mi mayor quebradero de cabeza y un buen amigo.-murmuró.-No me dijo que habló con usted.

-Han sido en varias ocasiones y puedo afirmar que fue un placer.-le miré fijamente a los ojos.-Para mí eres un hombre, no tienes porqué mostrarme lo que te ha costado o lo que has sufrido. Desde que naciste ya lo eras. Sé que eres el tipo de hombre luchador y testarudo que le gusta a Yutaka, necesita alguien que lo cuide y que le haga sentir protegido.-suspiré deteniéndome un segundo en lo que iba a decir.-Cuando dejé a Yutaka lo hice de forma cruel para romperle cualquier esperanza, para que pudiera encontrar alguien que realmente le amara. Yo le quiero, le necesito, pero no podía hacerle depender de mí cuando no era correcto. No sabía como hacerlo. Soy alguien impulsivo y la primera solución es la que pensé lógica. No sé si hice bien o hice mal, tan sólo lo hice y realmente, en lo más profundo de mí, no me arrepiento en absoluto. Sí sufrió, en eso estamos de acuerdo, pero hice lo que le pedí. Le rogaba en esa nota que encontrara alguien que le amara sin importar nada.-sonreí de lado notando su incredulidad.-Soy algo retorcido, si bien lo que digo es cierto. Yo sólo lo quiero como amigo, quiero empezar prácticamente de cero con él y poder disfrutar de su compañía. No quiero quitártelo porque no me hace falta como pareja, sino como amigo.

-¿Sigues con miedos Max?-intervino al fin mi amigo.-Como te comenté Atsushi tenía sus porqué al respecto de todo lo que hizo, no quiere separarlo de ti pero sí acercarlo a él como amigo.

-No tengo dudas, no tengo porque tener miedos. Pero no quiero que hagan daño a Yutaka.-comentó.

-No le haré daño, quiero protegerlo como tú.-dije de forma serena.-Es algo que necesito hacer.

-Es algo involuntario en él, con las personas que ama.-murmuró Hidehiko.-Se cree el padre de todos, cuando quién debería cuidarse es él.

-No empieces tú también como Kamijo.-repliqué.

-No te pongas como gato panza arriba, es la pura realidad. O como suele decir Imai, es tu puta realidad Atsu.-se encendió un cigarrillo de forma pausada y nos miró a ambos.-¿Entonces? ¿Hay trato?

-Por mí de acuerdo, puede venir cuanto quiera a los ensayos mientras no moleste.-respondí.

-Por mí también de acuerdo mientras no lo manosee.

-Vaya al fin abandonasteis el jardín de infancia y ahora camináis hacia la madurez, que extraño se hace todo.-murmuró con cierta ironía.-Los niños van creciendo.

-¡Vete al infierno Hidehiko!-gruñí y él simplemente sonrió.

-Yo jamás estuve en el jardín de infancia.-replicó Max algo molesto.

-Ambos os comportabais como críos, como si Yutaka fuera un peluche y quisierais jugar ambos con él. Estabais peor que mis sobrinas.-dijo sirviéndose un whisky.-Ahora os acerco con el coche a vuestros trabajos.

-No hace falta, el mío está a pocas manzanas de aquí.-dijo Max terminándose su refresco.-Ahora sólo le queda la parte difícil y es que mi cuñado le perdone.-lo dijo de forma tan simple.-Ah, por cierto es curioso yo jamás le he molestado ni ha tenido que amenazarme.

-Será porque anda amenazando a otro.-cuando dijo aquello mi amigo nos miramos y comenzamos a reírnos.

-Pobre tiene un uke neurótico.-dije entre carcajadas.

-¡No quisiera ser él!-exclamó prácticamente atragantado con el trago de su bebida.

-¡Pobres baquetas!-grité.

-¿Qué ocurre?-murmuró sin entender de qué hablábamos.

-Son cosas nuestras, tal vez cuando lo veas en acción comprenderás.-repuso Hidehiko.-¿A ti sí te llevo?-preguntó ya algo calmado pero con aquella sonrisa sádica en sus labios.

-Sí, a mí sí.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt