Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 27 de abril de 2010

Dark City - Capitulo 16 - Aroma de oscuridad XXV


Esas palabras significaban que el imposible se había hecho realidad. Aquella chica había aceptado estar con él, al menos de momento. Parecía totalmente ido. Su expresión era de satisfacción.

-Debe ser buena en la cama.-dije antes de explotar en carcajadas.

-No tuve sexo con ella, pero al menos dormí a su lado. Y por si te burlas diciendo que al final no lo logré, lo logré. Ahora ella es mi pareja, al menos de momento.

-Hasta que la cagues.-comenté sonriendo y él soló hizo rechinar sus dientes. Le molestaba que tuviera razón, pero en realidad me alegraba que su amor platónico le hiciera caso de una buena vez.

-Dejemos ese tema.-susurró intentando parecer cordial.-Vengo por otro asunto más relevante.

-¿Qué otro asunto?-pregunté confuso.

En ese momento vinieron a mí esos supuestos corruptos. Toda aquella trama, o más bien red, donde estaban altos cargos de instituciones y políticos que parecían haber perdido el rumbo.

-Realmente había manzanas podridas en el saco.-dijo sentándose a mi lado, apoyando su espalda en el tronco del árbol.-Hoy en la tarde serán llevados a comisaría para un interrogatorio.-susurró.-También hay políticos de otros partidos y varios empresarios de la ciudad.

-¿Nos veremos muy salpicados?-intentaba indagar bien en el tema. Deseaba saber bien a qué atenerme.

-Tranquilo, tú estás limpio.-susurró con una sonrisa.-Pero te han investigado duro, al igual que a todos los que te rodean. Sé que hay informes prácticamente que comenten como te comes un pastel.-murmuró suspirando bajo.-El partido sí está manchado, todos lo están.-entonces me miró fijamente y sonrió de forma escueta.-Al menos así limpiaremos nuestras filas y podremos partir de cero.

-Tuvimos suerte que no lo hicieran un par de meses atrás.-contesté a sus palabras con cierto alivio.

-No te creas, el peor parado es el partido de derechas que se formó tras crear el tuyo. Ese que recordaba a la antigua falange española o el partido nazi.-masculló.-El que apareció con antiguos miembros del que tuviste.

-Tuve suerte de dejar a un lado sus pretensiones. La verdad es que no sé como me aceptaron siendo asiático.-estaba siendo totalmente sincero.

-Por tu dinero.-y él devolvió la sinceridad.-En realidad te odiaban y te odian.

-Gracias, tendré más amigos en el infierno cuando vaya. Seguramente allí nos volveremos a encontrar.-respondí con cierto sarcasmo.

-Sólo vine con el aviso por si empiezan aparecer medios, deberías ir a casa y descansar.-comentó dejando una de sus manos sobre mis hombros.-Cuídate amigo.

Se levantó y acomodó sus gafas, al igual que su traje de chaqueta, para luego despedirse con un gesto bastante gentil. Se marchó hacia su coche. Al ver como arrancaba comencé a reír, aún no se acostumbraba a conducir por las calles de la ciudad. Esto no era Gran Bretaña, aunque tuviéramos barrio londinense y tiendas donde vendían las mejores pastas para el té.

Medité unos segundos más. Me di cuenta que los cambios de mi vida fueron oportunos, aunque parecían demenciales. Aunque suelo decir que los enemigos cuanto más cerca mejor, más aprendes de ellos y más fuerte te haces.

Me levanté del suelo y me sacudí la hierva que se había pegado a mis pantalones. Entré en el estudio y pedí disculpas por mi ausencia, también comenté que tenía asuntos improvistos y que debía atenderlos. Ellos entendieron, o más bien dijeron entender. Después me fui directo a casa.

Cuando llegué noté a todos los medios, tanto de prensa escrita como radio o televisión, apostados en las cancelas de mi hogar. El perro ladraba furioso y ellos no paraban de hacer fotografías a mi mansión. Bajé del vehículo aparcado en la acera y les miré rabioso. Todos vinieron hacia mí con preguntas estúpidas.

-Dicen que están arrestando a personas de su anterior partido político, por presunta corrupción, ¿se compró usted esta inmensa mansión estilo japonesa con dinero negro?-era una chica joven, muy delgada y de aspecto enfermizo. Sus cabellos estaban mal recogidos con un lápiz y su ropa era totalmente de sport.

-¿Está usted implicado en la trama?-esa fue aún más estúpida, lanzada por un mequetrefe cuyas gafas no ocultaban sus ojos estrábicos.

-¿Se arruinará de nuevo el intento de boda? ¿Para cuando?-el micrófono era de un programa del corazón, lo llevaba una rubia siliconada que mascaba chile como los camellos cuando regurgitaban.

-¿Está siendo informado de la situación de su partido? ¿Sabía que también existe corrupción en los otros partidos?-quien preguntaba era un chico de no más de un metro cincuenta de estatura con una libreta llena de tachones.

Los flash me iban cegando, los micrófonos esperaban que dijera algo y casi me los comía al tenerlos tan cerca de la boca. Todos me rodeaban y me sentía agobiado. Entonces aparecieron los escoltas que siempre iban conmigo, pero a distancia. Era como si no tuviera escolta ni protección alguna, pero ahí estaban. Aparecieron comenzando a apartarlos para dejarme paso.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt