Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 4 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 16 - Aroma de Oscuridad - XXXII





“En algunos países el suicidio es una forma de morir dignamente, con honor, en otros es simplemente cobardía. Yo creo que lo hago porque ya no tengo honor y la cobardía me ha quemado por completo.

Confieso que he mentido, he destrozado a dos personas y me siento culpable. Ya no tengo ropa limpia que usar, ni siquiera digna, cuando antes no me faltaba mis caprichos. Pero eso no es lo que me lanza a hacer esto, no es la desesperación por lo material sino el haberla cagado con esas dos personas.

Clarissa me trató bien y yo no fui un caballero. No quiero comprometerla demasiado. Pero tan sólo quiero pedirle disculpas como último intento de redimir mis pecados.

Hizaki es otro cantar. Jugué a las dos bandas. Me dije a mí mismo que sólo sentía por él atracción, una necesidad que fue creciendo con el paso del tiempo. Él me hizo darme cuenta que era bisexual, no sólo en el sexo sino también en los sentimientos. Me alegro que haya encontrado la persona que realmente encaja con él, pero es eso lo que me ha llevado al deseo de acabar con todo.

Puedo volver a mi nivel de vida anterior trabajando con esfuerzo, soy un luchador, pero no puedo rehacer mi vida, mi historia, si parte de esa historia me la niegan. Necesito algo que no voy a tener por mucho que desee remediarlo. Cada vez me siento más solo y miserable. Ya no aguanto más.

Pido perdón a todo aquel que le jodí la vida, incluso si se lo merecían. Eso es todo. Son mis últimas palabras. Espero que alguien les pase la nota a los que me conocieron, al menos que le digan que pedí disculpas. Eso es todo.

Nos vemos en el infierno, si existe.”

Lástima. Sentí lástima. Era lo único que podía sentir por un pobre diablo que rogaba perdón después de muerto. Desde su tumba imploraba cánticos escritos en aquel papel. Era un pobre diablo que fue arrojado a la cruel realidad. Si uno juega con fuego es normal que se queme, después no hay que llorar sino tener la hombría suficientes para afrontarlo. Pocos tienen esas agallas, esa fortaleza que hay que tener para soportar lo que nos caiga.

Se había comportado como una rata que le llega el agua al cuello. Se dejó ahogar por los problemas sentimentales, problemas que él había creado con su total deficiencia. Era un inútil. Todos los que llevamos doble vida sabemos a los que nos arriesgamos, somos los que vamos ganando todo el tiempo y finalmente se nos da el precio por nuestras acciones.

Yo tuve suerte. Phoenix se quedó a mi lado a pesar de haber jugado a la ruleta con él y Yutaka. Tuve suerte que Clarissa fuera una dama y no hiciera escándalo público cuando supo mis líos de faldas. Tuve suerte. Soy un cabrón con suerte. A pesar de todos los fallos, de todas las caídas, siempre me levanto con un logro.

Arrugué la nota y la tiré al suelo, para luego entrar con el bebé en brazos. Jun me observaba serio, parecía que conocía cuando mi mente se revolvía. Me había alterado al pensar qué hubiera pasado si no hubiera logrado tener suerte, tener tanta suerte, y me di cuenta que hubiera acabado como él salvo que yo tenía dinero.

-¿Se encuentra bien?-preguntó mirándome fijamente con aquellas enormes orbes que me recordaban a los ojos de una lechuza, parecía observarme taladrando cada molécula de mi cuerpo.

-Sí y no.-respondí.-Sabía aproximadamente las causas, o los porqué, había hecho todo aquello.-me senté a su lado y suspiré notando las pequeñas manos de mi hijo sobre mi rostro.-Pero jamás supe que tendría al menos la dignidad de explicarlo.

-Le dejo los informes, guárdelos bien.-dijo levantándose del sofá y yo le seguí para acompañarlo hasta la puerta.

Cuando se marchó me quedé de nuevo solo. Dejé al pequeño en su lugar de juegos y me tumbé en el suelo próximo a él. Veía lo feliz que era sin importar lo que pasaba a su alrededor. Él tan sólo jugaba. Yo quería ser un niño de nuevo, aún hoy lo deseo. Una vida más calmada, sin hacer mucho más que dormir y jugar, es lo que necesitaba.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt