Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 6 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 16 - Aroma de Oscuridad - XXXIV


-Hizaki se convirtió en su figura paterna, como padre tanto como madre. Él le enseñó muchas cosas, él le escuchó a diario y muchas veces venía a mí con problemas de Hero. Creo que por ello Hizaki es buen padre, porque estuvo de prácticas casi catorce años.-ella sonrió con cierto orgullo, sabía que Hizaki no había cumplido sus expectativas de hombre serio con carrera brillante, pero no podía resistir sonreír porque su pequeño se había vuelto todo un hombre.

-Hizaki ya no me preocupa tanto como antes, ahora mi preocupación es Hero.-la comprendía, comprendía su miedo.

-Temes que abandone rápidamente el cascarón como lo hizo Hizaki, se vuelva independiente y te deje en la estacada. Créeme yo también tengo ese miedo, que Hero deje de ser por completo un niño y se meta en líos. Sé que es calmado, pero siempre tiene problemas de adaptación. No quiero que al crecer se vuelva un chico problemático como lo fui yo, como lo fue Hizaki y como lo fue mi hermano aunque en menor medida.-hice un gesto que antes era común, pero hacía mucho que no lo realizaba y fue tomar una de sus manos estrechándola con una de las mías.-Calma, si quieres puedo explicarte todo.

Noté su mano tibia y suave, una mano que durante años creí que sería la que siempre estrecharía. Se veía radiante. Sabía que algo en su vida estaba marchando bien y me alegré, pero internamente me sentí defraudado. Prometí cuidarla, amarla, respetarla y sortear los baches que se pusieran en nuestro camino. Lo prometí antes del altar, en la iglesia y fuera de ella durante muchos años. Juré no dejarla sola. Pero mis promesas no fueron reales, no se puede jurar algo que no está al alcance de nuestras manos sino del destino. Ella se quedó pensativa observando mi mano, la mano en la cual estaba otra alianza distinta a la que nos unió. La retiré cuando me percaté y acomodé a Jun en mis brazos.

-Papi.-dijo tirando de mí para llamar mi atención.

-¿Qué?-pregunté quedándome abstraído en sus ojos, ojos inocentes que no sabía que había sido de lo poco bueno que tuve después de abandonar mi hogar.

-Papi.-tiró de mí y señaló el mostrador donde había un enorme pastel de chocolate.

-Cuando llegue a casa alguien me va a tener que explicar tu obsesión por esas porquerías.-lo dije en un tono molesto. Le había dicho mil veces a Phoenix que no le diera tanto dulce al niño, que no era sano. Pero creo que le podía que le hiciera los ojos que empezó a poner y prácticamente a llorar.-Está bien, después te compraré algo dulce.-murmuré acomodando sus cabellos, sin embargo los niños son niños y empezó a sollozar, o más bien a berrear.

-Atsushi compra el dulce, dale una porción pequeña.-ella estaba volviéndose más permisiva y sonreí de lado.

-El nieto ya te afecta ¿eh?-al decir aquello tuve un leve puntapié que hizo de forma inconsciente.

Cuando éramos amigos y después novios solía hacer aquello, pero se volvió algo usual después de casarnos. Siempre que metía la pata, o hacía algún comentario fuera de lugar, tenía una patada en la espinilla.

-¿Qué desean tomar?-preguntó una camarera quedando frente a nosotros.

-Verá traiga un trozo muy pequeño de aquel pastel, por favor.-ella asintió anotando.-Y dos zumos de piña.-la miré a ella esperando que ordenada, estaba distraída. Siempre ordenaba el pedido yo cuando salíamos, era otra de las costumbres.

-Lo siento.-dijo con una sonrisa.-Un té frío, por favor.

-En un momento lo traigo.-respondió la chica marchándose hacia detrás de la barra.

-No soy dada a investigar a mis hijos, ni a forzarlos para que me cuenten todo, pero he terminado dándome cuenta que no sé nada de ellos. Hizaki está más abierto, más sociable conmigo, pero Hero cada vez es más...

-Más retraído.-terminé su frase y ella tan sólo asintió.-Le gusta una chica llamada Aura, es de su clase de pintura. Tiene un amigo, el único que posee que no es Hizaki, se llama Seth, es el hermano pequeño de Phoenix. Ya sé que estarás preocupada por si el muchacho vuelve a las andadas, pero te aseguro que confío plénamente en él.-intenté incidir en ese punto. Las malas compañías no las toleraba cerca de mis hijos y ella era aún más restrictiva.-También se ha acercado más a los amigos de Miho, sobretodo al hijo que ya tenía su pareja y al amigo de este.-suspiré de nuevo intentando recordar sus nombres.-Creo que se llama Eric, fue modelo y ahora estudia diseño de modas.-reí bajo al recordar algo.-Es fan de Olivier, tu Oly y el Oly de Hizaki. Creo que incluso le salen corazones cuando habla de él en presencia de nuestro hijo. Me lo comentó un día por chat, sabes que únicamente puedo controlarlo día a día gracias a las tecnologías.

-Lo sé.-respondió interviniendo.-Creo conocer a ese chico, lo invité a la presentación de Olivier en la ciudad. Vino porque era modelo de una de las firmas más importantes de moda juvenil.

-Así es.-dije con una sonrisa notando como mi hijo se agitaba al ver el trozo de pastel posándose en la mesa.

-Aquí tienen su pedido, para el pequeño le he traído una cañita para que pueda beber el zumo.-sonrió acariciando sus mejillas.-Que rico eres.-mi hijo inmediatamente dejó de hacer caso a todo lo de su alrededor, únicamente miraba fijamente el pastel.-Que te aproveche cielo.-antes de marcharse nos miró.-Si desean algo más no duden en pedirlo.

-Jun no vayas a hacer lo que...-antes de terminar la frase ya lo había hecho, había metido sus manos en el pastel para luego llevárselas a la boca.-¡Dios no! Esa ropa te la acababa de poner limpia, te vas a poner sucio en nada.-él simplemente se refregaba la mano en la boca lamiéndose todo el chocolate.

Clarissa comenzó a reír prácticamente a carcajadas. En pocos minutos había más chocolate en su cara, en mis manos, en mi cara, en mi ropa, en la suya... que en el plato. Intentó tranquilizarse para guardar las formas tomando un sorbo de su zumo.

-Sigue contando lo de Hero.

-Ah, sí.-dije intentando limpiarme como podía.-Verás Hero tiene talento innato para la pintura, me recuerda a mi madre. Sabes que ella jamás dio clases y era muy buena. Te tenía mucho aprecio y te regaló cuadros pintados con flores de sakura, decía que si el bebé que esperabas era niña adornaras su habitación con ellos y si era chico que se lo guardara para cuando fuera adulto y pudiera entregárselo a su hija si tenía.-ella asintió recordando a mi madre, la apreciaba. Ambas se llevaron bien durante el tiempo que se conocieron. Creo que mi madre notó un cambio brusco en mí, un cambio para ser un hombre de bien y para que mi padre al fin dejara de martirizarnos.-Es lo único que puedo decirte al respecto. Hará unos meses me mostró todo haciéndome jurar que no te dijera nada, quiere surgir desde cero. No es alguien que busque ayuda, no la busca ni cuando le golpean. Así que si lo has descubierto ahora tendrás que hablar con él seriamente, hacerle entender que es alguien con mucho talento y que realmente merece esa oportunidad. En eso salió a mí, tendrás que luchar contra su testarudez.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt