Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 10 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino II


El debate comenzó. Un debate intenso. Ni siquiera comimos. Estábamos demasiado molestos unos con otros. Aquello se hizo una jaula de grillos, o más bien un hospital psiquiátrico. Hasta las seis de la tarde nadie dijo nada más que absurdeces, tonterías para exculpar a otros y lavarse las manos como Poncio Pilatos.

Finalmente todo se aprobó, todo quedó resuelto. Paulo confirmó que los demás partidos habían dado su voto a favor al pequeño proyecto de coloquio que teníamos entre las manos. Nada más terminar llamé a Kamijo y confirmamos la fecha. Phoenix se puso manos a la obra y colgó todo el contenido en la web, todo lo que en el teatro se iba a suceder.

Los tres días siguientes fueron puras prisas. Si bien, había otro tema que me preocupaba, el otro tema era Hidehiko. Él había dicho que se pondría en contacto conmigo, pero no lo hacía. No quería presionarlo demasiado. Así que me centré en todo lo que teníamos que hacer para que la fecha fuera recordada como un éxito.

Como teníamos previsto fue en fin de semana, concretamente un sábado. Se difundía justo antes de un partido de la liga de fútbol. El fútbol es uno de los opios del pueblo, junto a la religión y la prensa rosa. Aquí, como en muchos países, se vive de una forma intensa. Por lo tanto lo veía como algo positivo, en vez de negativo.

En la mañana Phoenix tuvo que preparar varias tilas, más que para mí para él. Se sentía presionado. Tenía que hacerlo bien y no había peros. Sus compañeros había terminado de instalar las cámaras y Kamijo se sentía satisfecho con poder mostrar la restauración de parte del teatro. Realmente ambos parecían niños en la mañana de Navidad. Yo simplemente me dediqué a meditar en el jardín.

Necesitaba tener la mente despejada y clara. Había estado días escribiendo paso por paso mis respuestas a cualquier pregunta, aunque no sabía realmente cual sería el cauce que tomaría el asunto. Tenía que estar preparado. Me sentía un adolescente frente a un examen que decidiría cual sería su destino. Mi vida tal vez cambiaba una vez más por culpa de la opinión pública, pero yo no debía dejar que me afectara más de lo preciso.

Llegamos dos horas antes del coloquio. Estuvimos por allí almorzando con Kamijo y Paulo. Ambos parecían preocupados por los últimos detalles, yo simplemente me mostraba calmado y como si aquello no importara en lo más mínimo. Siempre antes de un discurso, una embestidura, una cena de compromiso, una entrevista o simplemente una rueda de prensa actuaba igual.

Media hora antes de la difusión del coloquio fueron llegando el resto de invitados, así como todo aquel que pidió las entradas por Internet y en taquilla de forma gratuita. Los hermanos Dawson aparecieron bajo una lluvia de flash, la cual yo evité entrando por la parte trasera del edificio.

-Los niños bonitos siempre buscando la foto desplegando hormonas.-murmuré observándolo todo desde el despacho de Kamijo.

-Es mejor no dejarse ver, mostrarse en público de forma discreta.-comentó Paulo con una taza de té en sus manos.-¿Quieres una? Me la trajo la nueva secretaria de Kamijo.

-No es mi nueva secretaria, es una de mis chicas.-dijo apoyándose en el escritorio terminando de documentar y archivar algunos asuntos pendientes.-Es una gran bailarina, aunque como actriz le queda por pulirse.-murmuró y suspiró.-Desearía volver a realizar una obra de ballet, pero tendría que quitar de cartelera una de las obras más polémicas, y a decir verdad no deseo hacerlo.

-Yo iría al ballet, creo que a Claudia le interesaría.-aquello le salió sin más, como si fuera ya su esposa.

-¿Cuándo te pusieron el collar?-interrogó Kamijo riendo bajo.

-No antes que tú mi querido amigo, no antes que tú.-susurró antes de tomar un sorbo de té.

La puerta se abrió. Nadie llamó para avisar que entraría y nos tomó a los tres de sorpresa. El joven que se personó en la puerta era rubio, europeo y con un porte fuerte. Entró haciendo sonar sus zapatos italianos sobre el parquet quedando frente a nosotros. Sus ojos azules de clavaron en los de Kamijo, no se dijeron nada y ambos parecían dialogar con sus miradas.

-Quiero interpretarlo.-dijo apoyando sus manos sobre la mesa del escritorio.

-Pasarás la prueba como todos.-respondió Kamijo sin inmutarse.

-¡Diablos! ¡Sabes que puedo ser algo más que Lestat de Lioncourt! ¡Sabes que puedo!-gritó furioso golpeando una y otra vez aquella mesa maciza, pensé que se rompería las manos contra ella.

-Pasarás como todos la prueba, si te escogen entonces será tuyo.-susurró mirándolo fijamente, escrutándole hasta el alma.-Somos amigos desde hace años, sabes bien que me enamoré de tu interpretación y que eres algo más que un vampiro.-suspiró y dejó los papeles sobre la mesa.-Harás de Cyrano de Bergerac únicamente si logras clavar ese papel.

-Quiero hacerlo porque estoy harto de que todos se queden con mi cara bonita, quiero hacer de Cyrano de una vez por todas.-entonces cayó en la cuenta de que todos estábamos presentes frente a su rabieta.-Buenas tardes, lamento mi...

-Tranquilo.-respondió Paulo sonriéndole como si nada ocurriera.-Es usted muy atractivo, no lo dudo, pero cuando vi la obra en teatro no me conmoví por sus ojos perfectos, su acento francés o su porte. Supo darle vida a Lestat. Lestat es un orgulloso, seguro que interpreta bien a Cyrano.

-Es usted muy amable.-sonrió eufórico y se marchó como vino, formando un gran estruendo.

-Genial, ahora tendrá el ego por las nubes y nadie se lo podrá bajar. Pero al menos se esforzará en conseguir el papel, tendrá más confianza.-suspiró y nos miró.-Es un viejo amigo.

-Hizaki me habló de él.-dije interviniendo alejándome de la escena dantesca de tantos políticos chupando cámara. Aquello parecía la entrega de los Oscar en vez de algo más serio, tanto como explicarle la situación política a todos los votantes y a la vez poder real... que era el pueblo, la ciudadanía.

Entonces alguien llamó a la puerta y luego se abrió de forma precipitada. Era Phoenix y con él los nervios se pusieron a flor de piel. Yo comencé a sentir las mariposas en el estómago, Paulo temblequeó unos instantes, pero luego fuimos serenos hacia la puerta. Ya nos esperaban, ya no podíamos dar marcha atrás.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt