Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 18 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino X

La canción me pertenece también, al igual que otras que han ido surgiendo en la novela...





Ya en casa tomamos un baño con el pequeño. Seth no se marchó nada más ver el coche aparcándose en el garaje. Él había quedado, y yo la verdad lo vi como un alivio. Jun parecía feliz, creo que le trasmitía el sentimiento de relax de Phoenix aunque había tenido su momento exaltado. Él siempre intentaba rodear el tema que le preocupaba, porque si no lo hacía terminaba engulléndolo. Sin embargo, nada más acostar a Jun en su hora de siesta vino a verme a mi despacho.

-Soy feliz por todo lo de hoy, pero hay algo que me hace sentir mal.-murmuró.-No quiero que hagan daño a Jasmine.

-Kamijo no sería capaz de eso.-entrecerré los ojos y suspiré.-Si te cuento esto es nada más porque necesito que entiendas hasta que punto Kamijo le ama.

-¿Qué tienes que contarme? ¿Que una golfa se puso frente a él y la apartó?-preguntó alzando una de sus finas cejas.

-Mató al antiguo esposo de Jasmine, lo hizo con sus propias manos, porque no podía soportar pensar que pudiera volver y dañarlo.-Phoenix abrió los ojos quedándose espantado.-Su antigua pareja le golpeaba.

-Lo sé.-balbuceó.-Sólo es que no puedo creer aún que...

Me levanté de mi asiento y lo tomé entre mis brazos, pegándolo bien a mí. Era normal que no pudiera creer aún que Kamijo era otra persona bien distinta, pero ese acto a mí me parecía heroico y noble. No era algo cruel o despreciable.

Poco después nos sentamos en el salón, engullíamos emparedados de atún que él había hecho. Veíamos la repercusión en la ciudad, en el país e incluso en el extranjero fuera del continente a nivel global. Era increíble como algunos tomaban la noticia, todo, como algo positivo y como otros emitían mensajes apocalípticos. En general todo era satisfactorio, incluso las buenas críticas hacia Phoenix y cómo llevó el debate hasta el final.

La noche fue relajada. Tenía mi conciencia tranquila, pero otros no podían decir lo mismo. Phoenix se abrazó a mí hecho un ovillo y yo simplemente acariciaba su espalda intentando que el sueño viniera. Mi gato merodeaba por la habitación, pero poco o nada se hacía sentir más allá de su cascabel. Jun dormía plácidamente en su cuna después que lo acunara horas tras la cena.

Al despertar Phoenix estaba ya enganchado al portátil, lo hacía todo desde la cama y Jun estaba acostado entre nosotros hecho una pequeña pelota. Cheshire estaba en mis pies en la misma posición. Los tres estaban obviándome por completo.

-¿Qué hora es?-murmuré estirándome antes de tomar al pequeño entre mis brazos, con mucho cuidado que no se despertara.-He dicho ¿qué hora es?

-Casi las doce.-dijo Phoenix pegado a la pantalla.

Me incorporé de la cama dirigiéndome hacia la ducha. Si volvía con el grupo tendría que tener temas nuevos. Nuevos pensados en ellos y en la obra. Tenía que ponerme manos a la obra de una maldita vez. Así que mientras la regadera se abría salpicándome con las primeras gotas de agua helada... tomé la decisión que ese domingo lo gastaría en mí, en mí y en mi pasión. Que les dieran a todos los demás, la prioridad era tomar un descanso.

Nada más salir desconecté mi teléfono móvil, indiqué a Phoenix que ni me llamara si no era indispensable y cuando yo tuviera ganas de comer comería. Me metí en mi despacho aún con la toalla en la cadera y agitando otra sobre mis cabellos empapados. Saqué de mi cajón una libreta, un bolígrafo viejo mordisqueado por la impaciencia y mi reproductor. Fui en busca de mis boxer, una camiseta cualquiera y unos jeans rotos algo viejos. Mi ropa era la de cualquier joven rokero con aspiraciones de ser atropellado antes de conseguir que su talento brille, me gustaba y parecía que a Phoenix también.

-Phoenix me ha dicho que no te molestemos.-dijo Seth detrás mía mientras echaba al cubo de la ropa la toalla.

-Así es.-respondí sin girarme.

-Mis notas de este trimestre.-dijo estirando su mano con un boletín.-Son de la academia, aún queda un mes para las otras.

Tomé su boletín y miré sus notas. Algunas eran muy destacadas y otras parecía que aunque se esforzaba no conseguían ser igual de buenas. Pero la media era de un notable alto. Sonreí de lado al devolvérselas.

-Buenas notas, no me equivocaba. Pero te falta más aprendizaje con los dibujos a carboncillo según tu profesor, si necesitas ayuda en eso puede echarte una mano Hero o yo mismo.-no fue lo único que tuvo como respuesta, sino algo muy sincero que realmente no sé como se lo tomó.-Me siento orgulloso de ti, que seas parte de esta familia.

Salí del aseo dejándolo allí parado. No escuché un gracias ni réplica alguna a mi comentario. Me fui a mi despacho y me encerré. Al cerrar la puerta tras mi espalda sonreí, sonreí porque en mi estantería estaba ese maldito libro.

Había estado leyendo la obra días atrás, tenía el canto del tomo doblado al ser una edición barata. Inclusive hojas que estaban dobladas, con los márgenes llenos de citas y recordatorios. Era un buen libro, parecía completamente autobiográfico. Un imberbe escritor con talento, pero sin suerte, intenta conquistar a la que cree la mujer de su vida y termina enamorado de su hermano. El chico se ve confuso, se pierde en un margen de dudas y temores, pero al final se lanza al vacío viviendo una historia tórrida a dos bandas. La mujer despechada golpea a su hermano hasta prácticamente la muerte. El chico decepcionado con su escritor lo deja y este cae en un amargo trance, un trance que prácticamente llega hasta su madurez. Mis anotaciones fueron adjetivos hacia los párrafos y citas hacia los personajes y las situaciones.

Paulo había creado un mundo real, cruel y ejemplificante. Si haces las cosas bien todo irá bien, si la haces mal seguro que hay un momento donde todo se devuelve llevándote al fracaso. Podía escuchar las voces de cada personaje, sentir el aire húmedo de Londres y sobretodo la exaltación en algunas hojas del libro. El final de la obra tiene una frase brillante, una de esas que te deja sin aliento porque es la pura verdad al desnudo: “He aprendido. Me he arrepentido. Pero eso no cambian mis acciones, esas ya están y no se pueden cambiar. He perdido. Ahora sé cuánto le amaba, ahora que me detesta. De todo se aprende, incluso de los momentos más duros que ni imaginas.”

Me tiré en el suelo con la libreta en mis manos, al igual que el bolígrafo, observando el techo. Comencé a internarme en la escena, imaginaba ser cada personaje y los sentimientos de cada cual se incrustaron en mi piel. Cuando creí que estaba dispuesto inicié la escritura arrancando hojas de la libreta para usarlas de borrador.

“My mind darker than my heart

Perdido en la oscuridad,
sonriendo macábramente al destino,
me encuentro sumergido
en los mares profundos de la incredulidad.
Todo lo que digo son mentiras y tú todas te las crees.
Juego con tu vida, con tus sentimientos,
y me interno entre tus piernas ciego de placer.
Beso tus cándidos labios
con los míos manchados por la manipulación
y mi propio desprecio.
Gimes arañando mi pecho,
yo gimo pensando en él.
Eres hermosa, lo único que me gusta de ti.
Estás vacía, él está lleno de arte y poder.
Perdido en la oscuridad,
sonriendo macábramente al destino,
el mundo quedaría atónito por mi crueldad.
Todo lo que digo son trampas y tú en todas caes.
Juego con el destino, con tus reacciones,
y me deleito con el sabor de tu piel.
Beso tus pechos con mi boca
para llevarte a la excitación
mientras te desprecio.
Jadeas pegándote a mi cuerpo,
yo jadeo pensando en tu hermano.
Eres hermosa, lo único que me gusta de ti.
Estás vacía, él en las noches está lleno de mí.”

La canción surgió sola, no tuve que hacer cambios. Era cruel, muy cruel, así como lo fue el joven escritor. Era cruel, pero buena. Veía reflejado todo lo que sentía uno de los personajes, lo que me trasmitía. Me senté en forma de flor de loto, respiré profundo y abrí los ojos observando el papel. Una parte de mí se sentía satisfecho y orgulloso, otra se preguntaba si le agradaría a mis chicos. Tenía que conseguirlo Hide, quería volver con ellos.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt