Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 30 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino XX


Llamaron a la puerta y luego se abrió dejándose ver la perfecta manicura de Jasmine. Abrió de golpe y sonrió quedándose bajo el marco de la puerta.

-¿Estáis muy ocupados? Sabía que estabas aquí y yo quería ir contigo a pasear, me lo prometiste.-dijo quedándose en la puerta esperando que Kamijo fuera hacia él.

-No, sólo vine a ver cómo estaba.-respondió levantándose para ir hacia la puerta.-Nos vemos otro día Atsushi.-yo no me despedí de él, tan sólo nos miramos y él supo qué era lo que deseaba decirle y no dije.

Me quedé solo en la habitación. Esa soledad me hizo recordar lo que me dijo aquel capullo que arruinó mi boda, que destrozó uno de los momentos más felices y extraños de mi vida, y que por supuesto dañó a Megumi. Me dijo que me vería solo. No deseé creerle, pensé que sólo serían paparruchas de un estúpido, pero se estaba cumpliendo esa maldición que se encajaba en mi alma arañándola y destrozándola.

Cerré los ojos intentando dormir y no pensar, que el sueño me quitara la sensación de abandono. Realmente no estaba solo, tenía a las personas que me querían si bien parte de mí me odiaba. Esa sensación de pérdida me hundía. En ese mismo instante noté que estaba deprimiéndome como nunca y por inercia reí bajo.

-Si aún estuvieras vivo hermanito seguro que me dirías que debo dar gracias por lo que tengo, que no debo de sufrir por lo que ya no poseo.

-¿Recordando el pasado?-escuché la voz de Phoenix y abrí los ojos para verlo.

-Por favor no quiero más visitas, si vienen más di que estoy durmiendo.-murmuré agotado.

-De acuerdo.-susurró sentándose a mi lado dejando un libro en la mesilla.

-¿Por qué me siento solo cuando todos han venido?-interrogué sin apartar la mirada de él.-Phoenix me siento hundido y todo por lo que dijo Miho.

-¿Y qué dijo?-preguntó tomándome de la mano.-¿Que hiciste daño a Yutaka? No creo que fuera el único que salió mal parado.-frunció el ceño y suspiró.-Yo también he sufrido, ha sufrido Hizaki aunque ni te has dado cuenta y por supuesto has sufrido tú por ser un inconsciente. Todos hemos padecido a nuestra forma. No tenías derecho a darle alas, pero él tampoco a buscarte. Habéis tenido la misma culpa uno como otro.-suspiró porque se estaba alterando y se levantó para tomar el botellín de agua dando un trago.-Mira, mejor no me digas que dijo porque no tiene razón. Uno no puede decir cómo actuaría en tal situación si no la vive. Yo pude haberte abandonado, muchos dicen que lo hubieran hecho, pero ni ellos han estado en mi pellejo ni ellos son yo.

-Lo sé.-respondí estirando mi mano para tomar su muñeca.-Siéntate y tranquilízate.

-Estoy harto que todo el mundo piense que el único que salió malparado ha sido él.-murmuró comenzando a llorar.-Atsushi yo no soporto aún saber que durante un tiempo dudaste, que estuviste a punto de dejarme y que jugaste con mis ilusiones y con las ilusiones de otra persona. Pero te amo tanto que no me importa. Eres el hombre que quiero, eres la persona que en la mayoría de las veces me hace feliz y eso es lo importante. No te dejes influenciar por las palabras de tu hija, lo ha dicho en un momento de despecho y luego recapacitará y verá la persona tan maravillosa que yo veo a diario. No eres un monstruo, no eres cruel a posta.

-No quiero que recapacite sólo para que cambie de opinión con respecto a mí.-dije bastante serio.-Quiero que recapacite para que se de cuenta que es muy fácil decirlo pero difícil es estar en el pellejo del otro. No se pueden tomar soluciones que agraden a todos. No se puede hacer que el mundo sea maravilloso como en un cuento de hadas. No existe lo negro y lo blanco, existe lo gris.-comenté intentando quedarme tranquilo sin elevar mi ritmo cardíaco.

-Yo, como ella, no me puedo poner en el lugar de otro, no puedo ponerme en el lugar de ese y decir que haría o no haría.-suspiró.-Pero sé lo duro que es amar a alguien y que este sea de otra persona.-tomó bien mi mano entre las suyas.-Sé lo que es despertarte en plena noche y ver que se ha ido, que no está, y sé por supuesto lo horrible que se siente al ver a la persona amada con su pareja real.-besó el dorso de mi mano y sonrió amargamente.-Pero yo ya no tengo que vivir eso y tampoco quiero vivir otra infidelidad Atsushi.

-Ya te dije que no.-respondí.-Voy a volver con el grupo, pero no a las andadas.

-Volverás cuando te recuperes.-dijo levantándose para besar mi frente.-Descansa, iré a por un café.

Cuando se marchó me quedé adormilado. Fue un sueño en duermevela. Despertaba un poco y volvía a dormir. Me recordaba a esos sueños veraniegos que aparecen por el sopor del calor y la comida copiosa. Cierras un momento los ojos y el cuerpo se va a un relax impensable, pero luego pasa una mosca y se lleva tu atención hasta que vuelve ese dulce trance. Estuve así casi una hora, noté como Phoenix ya estaba en la habitación tomando su café mientras leía su revista dejándome descansar. Después de esa hora me quedé profundamente dormido.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt