Salí del baño con una toalla en mi cintura y él aún intentaba recuperar el aliento, o más bien la cordura. Le di la vuelta para besar sus labios de forma tosca y pasional, los mordí y tiré de ellos con ganas. Mientras simplemente me secaba notando los arañazos que tenía por todo el cuerpo, de alguna forma se defendía pero era imposible huirme.
-Que te quede claro algo Phoenix, aquí mando yo y digo lo que tengo que hacer, cómo lo tengo que hacer. Tú sólo asiente cuando sea algo relacionado conmigo, ya que yo no me meto en tus cosas ni hago reproches estúpidos. Te lo he dicho mil veces, pero parece que de la forma normal no comprendes. Así que ya vamos a empezar a domarte, porque has olvidado que merezco un respeto.-él se quedó en silencio y sólo asintió.-El sexo si me entran ganas lo tendremos, porque sabes que me molesta mucho un no como respuesta. Si soy músico tendré que estar fuera para desarrollar mi profesión, te guste o no.
Sé lo duro que puede resultar este tipo de comentarios, pero son las palabras que le dije y no pienso modificar mis memorias por algo cargado de clichés y romanticismos. A partir de entonces si quería un te amo de mis labios se los tendría que ganar, como se tuvo que ganar el primero. Ya estaba harto de ser blando con él. Ya estaba sano prácticamente, así que no tendría que ser condescendiente. Era lo que había y lo que tendría, si no le gustaba era libre de irse pero se quedó accediendo a mis caprichos.
Me había comportado como un cretino meses atrás, pero últimamente estaba siendo únicamente suyo y me molestaba que frunciera el ceño sólo por mi trabajo. Él también estaba empezando a tener proyectos, así que estábamos a mano.
En ese momento me percaté que echaba algo en falta y era un buen cigarro. Ahora no podía fumar, si caía de nuevo en el vicio de la nicotina terminaría siendo esclavo de ella. No era la primera ni la última vez que me sentía con ganas de un cigarro, así que hice lo que hacía siempre para olvidarme de ello y fue acostarme junto a él pegándolo a mí.
Se había quedado dormido, tal vez porque lo había dejado sin poder moverse en la cama. Acaricié sus nalgas y piernas, además de su cintura y brazos. Pasé mis dedos por todo su cuerpo olvidando, o más bien obviando, esa necesidad que cada vez parecía llamarme con más fuerza. Pero tenerlo a él era mejor que cualquier cigarrillo.
Jun comenzó a llorar cuando me disponía a dormir y acomodarlo sobre mí. Me levanté atando bien la toalla a mi cadera y al ir a su cuarto vi a Seth con él en brazos. Se giró hacia mí para dejármelo. Yo simplemente lo acepté entre mis brazos y se calmó.
-Seguro que lo habéis despertado vosotros.-dijo molesto y yo simplemente reí bajo.
-Como si tú fueras un santo Seth.
-Olvídame.-fue lo que tuve como respuesta.
El pequeño estaba tranquilo, parecía que sólo había tenido una pesadilla. Volvió a dormirse en mis brazos mientras lo acomodaba en la cuna. Al regresar hasta el dormitorio noté que Phoenix se había despertado, pero su rostro parecía fatigado.
-No puedo moverme.-balbuceó cuando me quedé a su lado abrazándolo.-Me tendrás que llevar a la bañera.
-Tal vez.-dije acomodando las ropas de la cama y mi almohada.
-¿Cómo que tal vez? Atsushi no siento las piernas.-respondió.
-Duerme, ya veremos.-susurré besando su frente.
-Que te quede claro algo Phoenix, aquí mando yo y digo lo que tengo que hacer, cómo lo tengo que hacer. Tú sólo asiente cuando sea algo relacionado conmigo, ya que yo no me meto en tus cosas ni hago reproches estúpidos. Te lo he dicho mil veces, pero parece que de la forma normal no comprendes. Así que ya vamos a empezar a domarte, porque has olvidado que merezco un respeto.-él se quedó en silencio y sólo asintió.-El sexo si me entran ganas lo tendremos, porque sabes que me molesta mucho un no como respuesta. Si soy músico tendré que estar fuera para desarrollar mi profesión, te guste o no.
Sé lo duro que puede resultar este tipo de comentarios, pero son las palabras que le dije y no pienso modificar mis memorias por algo cargado de clichés y romanticismos. A partir de entonces si quería un te amo de mis labios se los tendría que ganar, como se tuvo que ganar el primero. Ya estaba harto de ser blando con él. Ya estaba sano prácticamente, así que no tendría que ser condescendiente. Era lo que había y lo que tendría, si no le gustaba era libre de irse pero se quedó accediendo a mis caprichos.
Me había comportado como un cretino meses atrás, pero últimamente estaba siendo únicamente suyo y me molestaba que frunciera el ceño sólo por mi trabajo. Él también estaba empezando a tener proyectos, así que estábamos a mano.
En ese momento me percaté que echaba algo en falta y era un buen cigarro. Ahora no podía fumar, si caía de nuevo en el vicio de la nicotina terminaría siendo esclavo de ella. No era la primera ni la última vez que me sentía con ganas de un cigarro, así que hice lo que hacía siempre para olvidarme de ello y fue acostarme junto a él pegándolo a mí.
Se había quedado dormido, tal vez porque lo había dejado sin poder moverse en la cama. Acaricié sus nalgas y piernas, además de su cintura y brazos. Pasé mis dedos por todo su cuerpo olvidando, o más bien obviando, esa necesidad que cada vez parecía llamarme con más fuerza. Pero tenerlo a él era mejor que cualquier cigarrillo.
Jun comenzó a llorar cuando me disponía a dormir y acomodarlo sobre mí. Me levanté atando bien la toalla a mi cadera y al ir a su cuarto vi a Seth con él en brazos. Se giró hacia mí para dejármelo. Yo simplemente lo acepté entre mis brazos y se calmó.
-Seguro que lo habéis despertado vosotros.-dijo molesto y yo simplemente reí bajo.
-Como si tú fueras un santo Seth.
-Olvídame.-fue lo que tuve como respuesta.
El pequeño estaba tranquilo, parecía que sólo había tenido una pesadilla. Volvió a dormirse en mis brazos mientras lo acomodaba en la cuna. Al regresar hasta el dormitorio noté que Phoenix se había despertado, pero su rostro parecía fatigado.
-No puedo moverme.-balbuceó cuando me quedé a su lado abrazándolo.-Me tendrás que llevar a la bañera.
-Tal vez.-dije acomodando las ropas de la cama y mi almohada.
-¿Cómo que tal vez? Atsushi no siento las piernas.-respondió.
-Duerme, ya veremos.-susurré besando su frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario