Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 20 de junio de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino XLII

En breve este blog llegará a sus 1000 publicaciones... dios... ha pasado de todo en mi vida y creo que he ido evolucionando hacia la libertad personal y el individualismo... vamos hablando claro y mal "cada vez paso más de todo y hago más lo que quiero y como lo quiero"

os dejo hoy con un video:







-Me cuesta creer que podáis hacerlo en tan poco tiempo, que finalmente no haya tenido que abandonar mis deseos de algo como esto. Por favor, necesitaría que me hicierais llegar las canciones ya creadas para darles el visto bueno al proyecto.-comentó antes de escuchar el sonido de su móvil.-¿Oui? Lo lamento Teru, no pude conseguirte una casa mejor acondicionada pero creo que mi elección fue la correcta ¿No es así?-no sabía quién era Teru, pero tenía curiosidad.-Si necesitas ayuda sabes que puedes contar con Mario, lo sabes.-sonrió tomando la copa mientras observaba el matiz de color del vino, par dar luego un sorbo.-Sí, en una hora nos reunimos y terminamos de conversar sobre cuales serán tus labores. Un abrazo.-susurró antes de cerrar y me miró.-¿No querías que tuviera un asistente? Ya tengo asistente. Un viejo amigo se ha mudado a la ciudad y hará mi trabajo sucio en el teatro. Pero necesita que le explique ciertas labores que tendrá que desempeñar, también algunas zonas del teatro. Debo marcharme.-nos miró a todos y sonrió antes de dejar un billete para pagar su bebida.-Fue un placer conversar con ustedes.-estrechó nuestras manos, aunque conmigo no lo hizo y tan sólo tuve una pequeña palmada.-Después tendremos que hablar.

-Cuídate Kamijo.-fue lo único que dije al ver como se marchaba.

Caminaba con esa elegancia y desdén francés tan característico. Realmente parecía un ángel, algo demasiado sublime para que acompañara a una pandilla de tarados como nosotros. Se detuvo en plena calle frente al bar, nosotros seguíamos observándolo en silencio. Lo hizo sólo para tomar una rosa de uno de los rosales del jardín contiguo para colocarlo en su solapa.


-No entiendo porqué es amigo tuyo, aunque confieso que tampoco comprendía como cayó Clarissa y Megumi en tus manos.-comentó Hidehiko y yo lo fulminé con la mirada.-Seamos sinceros, sois la noche y el día.

-Es elegante, sumamente elegante, y tú eres muy salvaje.-dijo Yutaka.-Yo opino como Hide.

-No es algo tan raro, dicen que al lado de una bestia siempre se encuentra una doncella.-rió a carcajadas Imai al imaginarse la situación, estaba seguro que era capaz de imaginarnos como el cuento de hadas.

-Kamijo es alguien extraño.-susurré y todos me miraron.-Aparenta ser delicado, pero os aseguro que para nada lo es. Ha vivido desgracias que habrían vuelto loco a otros, que hundirían en la miseria al más fuerte. Sin embargo, ha tenido las fuerzas necesarias para sobrellevar la carga y no arrastrarla.-dije aquello antes de dar un último trago.

-En eso sois parecidos.-susurró Hidehiko observándome.

-Lo siento debo irme.-dije mirando el reloj.-Acabo de recordar que en cuatro horas debo desempeñar el papel de padre orgulloso.

Hice el mismo gesto que Kamijo, dejé un par de billetes para pagar mi parte y me marché despidiéndome de todos con la mirada. Me marché caminando hacia la misma acera donde había estado instantes antes mi buen amigo, para tomar mi vehículo y marcharme a casa.

El coche que usaba ese día era uno de gama muy inferior a los que solía usar, pero con aquel vehículo ostentaba mucho menos. Tenía todo el confort de un coche de lujo, pero su carrocería parecía la de un coche de común. Era un Peugeot y me gustaba, a pesar de no ser Mercedes. Puse mi música y me dejé llevar. Cambiaría de vehículo para ir a ver las obras de mi hijo, sabía que allí podía estar Clarissa y su nuevo acompañante. No quería que un mocoso se creyera que había caído ahora en llevar un coche de gama baja, no sé porqué mi orgullo me podía y para ser sinceros también mi egocentrismo.

Al llegar a casa Phoenix ya se estaba bañando. Parecía totalmente extasiado con las sales y la espuma. Me desnudé y me metí junto a él. Se asustó puesto que estaba totalmente relajado. Sonrió al ver que era yo, inclusive se acomodó sobre mis piernas para abrazarme en la bañera.

No cruzamos ni una palabra, todo fue instintivo. Mi mano se metió entre sus piernas y palpé su miembro dormido. Él sólo sonrió con cierto encanto invitándome a tomarlo y domarlo. Mi boca se pegó a su cuello y lo mordí como si fuera una presa, como si fuera realmente un gato y él un pobre pájaro entre mis fauces. Dos de mis dedos fueron a su trasero sin dejar de morder su cuello.

La mano de su entrepierna fue a sus cabellos para tirar hacia atrás su cabeza, eso hizo que se inclinara hacia el borde trasero de la bañera. Me complacía que fuera tan dócil, sobretodo cuando lo giré y lo dejé completamente de espaldas a mí. Mi lengua dejaba caricias por cada una de sus vértebras, mientras mis manos acomodaban su trasero para mi.

Sus leves jadeos me hicieron desear ser violento, más que otras veces. Una de mis manos fueron a mi miembro comenzando a darme placer, pero supuse que sería mucho mejor que él me lo diera. Volví a girarlo arrodillándolo frente a mí. Eché hacia atrás sus cabellos agarrándolos bien con una de mis manos. Sus mejillas estaban sonrojadas, tenía un aspecto demasiado inocente, y eso me gustaba demasiado.

No dudé en introducirme entre sus labios, hubiera estado loco y estúpido si lo hubiera hecho. Me movía rápido observándonos en el espejo que estaba algo cubierto con el vaho, pero que podía contemplarse nuestra silueta. Él seguía clavando sus enormes orbes en mí, en cada uno de mis movimientos. De un impulso hice que todo mi miembro entrara en su boca, sus ojos se abrieron aún más y noté como le impedía respirar con normalidad. No pude contener un gruñido al sentir tanto placer. Su lengua seguía humedeciendo mi excitado miembro y yo no dudé en pegarlo más a mí, hasta que noté que se asfixiaba.

Después simplemente lo giré y entré moviéndome violento desde la primera embestida hasta la última. No habían palabras de amor, simplemente movimientos cargados de placer. Cuando acabamos él parecía no poderse mover de la bañera, yo simplemente terminé de lavarme y salí de esta.

-Atsushi.-susurró bajo.-Te amo.-murmuró aún sin fuerzas.

-Ya sabes que yo también, Phoenix.-dije antes de tomar la toalla para salir del aseo.

En la salida me topé a su hermano y a mi hijo, ambos estaban sentados en la escalera con cara de circunstancia. Hero no había tenido que aguantar tanto como Hizaki mis gemidos con Clarissa, supongo que aún para él era un trauma. Pasé por el lado de ambos sin hacer comentario alguno, ellos siguieron en silencio tragando saliva.

Y en mi habitación tomé mi mejor traje, lo había adquirido semanas atrás y era a medida. Solía ir siempre al mismo lugar para esos trajes. Eran trajes con telas caras y que se unían a patrones personalizados. Me quedaba perfecto, como un guante. Frente al espejo me sentía el hombre de apariencia segura, decidido a morir por mis negocios y completamente consciente de su poder. Hombre que no era sólo apariencia, sino que seguía siéndolo.

-Estás muy guapo con esa ropa.-dijo Phoenix entrando en la habitación.-Nos ha vuelto a escuchar mi hermano, pero ahora también Hero.

-¿Y? Es algo natural.-respondí.-Además el otro día me dijo claramente que ya tiene novia. Así que relájate y no te tenses.

-¿Qué crees que debería ponerme?-interrogó confuso con varias docenas de trajes fuera del armario.

-Los jeans que te regalé, aquella chaqueta sobria y la camisa blanca trajo hace unos días Jasmine para ti.-dije sin mirar bien el revuelto de prendas que allí se exhibían como mercadillo de barrio.

-¿Y para la cabeza?-preguntó acariciando sus cabellos aún húmedos.

-Sueltos, sin más.-me fui hacia él para besar su frente, pero acabé tomándolo del mentón para besarlo.-No te arregles demasiado, podemos hacer una escapada y continuar con lo del baño.

-¡Atsushi!-me golpeó leve en el pecho y terminó más sonrojado que nunca.

-¿Sí?-interrogué como si nada.-No me importa volver antes a casa sin tu hermano, sin mi hijo y que aún esté aquí la canguro.

-Bueno no vendrá la canguro, sino Kamijo.-dijo pestañeando leve como asombrado.-¿No te dijo? Además lo prefiero antes que con una extraña.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt