Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 27 de julio de 2010

Dark City - Capitulo 18 - Camino vital IV


-Aunque tienes bonitas y firmes nalgas.-aquello lo dejó como estatua, además de rojo. Antes que gritara, o cualquier cosa semejante a todo lo que podía ocurrir en esas circunstancias, cerré la puerta y regresé a mi ensayo.

El ensayo iba bien, fue el último de la mañana. Yutaka pensó que sería hora de ir grabando de una vez, pero que antes necesitábamos todos un descanso. Max había llegado con Midori, pero se marcharon nuevamente en busca de un zumo para ella. La niña era dulce y parecía realmente hija suya, salvo por lo bronceada que era su piel.

Yo me marché al baño, tenía que asearme y refrescarme de paso. El resto se quedó en la sala pidiendo algo de comida de un restaurante cercano. Íbamos a comer allí, no podíamos perder tiempo en ir a casa y volver.

Nada más regresar supe que Yutaka había cambiado de opinión, como su hermano, y grabaron sus partes. Era el turno de Hidehiko, pero este primero calentaba recordando la melodía. Y allí estaba, encerrado en la gavina.

Decidí dar un largo paseo, mi turno era el último y tenía tiempo para estirar las piernas hasta que llegara la comida. Entonces vi a Yutaka su hija y la pequeña que había visto al extraño de hacía un rato.

-¿Dónde vas con la hija del culito perfecto?-pregunté agarrándolo por el brazo.-¿Te la encajó?-interrogué lazando una ceja. No quería complicaciones con los de la otra banda, seguro que no le sentaría nada bien al tipejo ver que la niña no estaba con su pareja. Daba por hecho que la pareja de ese hombre era otro, no podía estar con una mujer ni en sueños. Su aspecto delicado me recordaba al de las geishas. Midori parecía feliz, como si tuviera un nuevo juguete. Tomé aire y suspiré tras observarlos a los tres.-Vamos os compraré a las dos un batido de cacao en la cafetería... ¿y su padre?

-¡Tú callate!.-respondió molesto, parecía estar en pleno ataque de nervios.-Nadie me ha encajado nada, Midori la encontró y dice que es su muñeca.-ahí lo comprendí todo, era difícil hacerle entender a un niño que no podían ser ciertas cosas.

-Sí, es mía y es toda mona.-respondió con su tono infantil mientras la alzaba para que la viera mejor.-Es mi muñeca, mía y me la voy a quedar.-casi me carcajeo al ver lo necia que era, Miho era igual o peor que ella, parecía que Yutaka sólo tenía a su cargo mujeres con carácter. Él se masajeaba la sien intentando no molestarse aún más.-¿Batido de Cacao? ¡Sí! ¿Podemos ir papi? ¿Podemos?-preguntó balanceándose con la otra pequeña en brazos.

-Iré yo con ustedes, no me fío de que la andes cargando.-respondió tomando su cartera, se veía venir que lucharíamos porque me dejara pagar.

-Yo las invito chicas.-dije notando como la niña pequeña me observaba fíjamente.-Tienes unos ojos familiares, pero no sé de quién... me gusta tu ropa de gato, le preguntaré a tu padre de dónde la sacó.-decía rascándome la mejilla.-Jun querrá una... eh Yutaka ¿tú crees que nos pueden acusar de secuestradores?-dije medio en broma medio en serio.

-Deja de coquetear con la niña Atsushi.-no coqueteaba, sólo me gustaba malcriar a mis hijos como los ajenos.-Eres igual que el rabo verde de Imai...-dijo con los ojos en blanco para suspirar pesado.-Más bien, creo que deberían de agradecer que la tenemos con nosotros y no ahí sola en el estudio escuchando lo que yo escuché.-murmuró sonrojándose leve.

-Se escuchaban ruidos extraños, como los que hacen mis papás.-comentó Midori abrazando más a la niña que jugaba con un oso de peluche algo raído. Yutaka simplemente estaba volviéndose más rojo que nunca.

-¡Midori!.-la reprendió, pero fue demasiado cómico.

Yo intentaba no reírme, realmente intentaba no hacerlo, pero terminé explotando en carcajadas. No podía con aquel par, eran demasiado cómicos los dos.

-Gomen.. Pero es cierto.-dijo aferrándose más a la otra pequeña.-No deberías de mentir.-respondió y él la fulminó de tal forma que la silenció.

-¡Anda! así que el perro ladra bien en la cama.-dije dándole un leve golpe en la espalda.-Bueno entonces su padre encontró a su pareja.-hice leve memoria a ese trasero.-Joder que bueno está ese culito.

-De... ¡Deja de molestarme Atsushi!.-me lo reprochaba, podía sentirlo, pero sus ojos estaban cubiertos por el flequillo que casi le llegaba a los labios. Tenía el cabello más largo de lo normal.-Además, no es algo que te incumba.-cruzó sus brazos mostrándose en pose de niño regañado.-Sólo espero que Max no este cerca, no quiero escena de celos pero sería agradable que te volvieran a romper el labio.-sonrió y la pequeña rió, Midori simplemente seguía callada.-Creo que alguien está de acuerdo conmigo.

-No me jodas Uta.-le reproché mirándolo de reojo.-Lo que te ocurre es que estás completamente enamorado de Max, además que tiene que ser bueno en la cama...-me encogí de hombros.-Por cierto, otra que tiene perro guardián va a ser madre. ¿Ya te dijo Megumi?-si no se lo había dicho era raro, pero supongo que aún no había querido entrar en contacto visual con Miho. Megumi temía la reacción de nuestra hija.

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Lestat de Lioncourt