Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 5 de septiembre de 2011

Tears for you - Capítulo 1 - Primer encuentro, primeras impresiones (Parte I)




Tears for you

Capítulo 1

Primer encuentro, primeras impresiones


Llovía intensamente, las ráfagas de aire hacían volar los paraguas y sin embargo mis pasos eran decididos. Estaba mojándome como aquella noche, sintiendo a la naturaleza maldecir al ser humano ofreciéndole un poco de su indomable espíritu. Prácticamente no había demasiadas personas fuera de sus vehículos, los comercios estaban atestados y no era por el gran número de ofertas. Yo seguía mis pasos, imparable como la lluvia, sin importarme que me miraran como un maldito enfermo mental.

-No quiero volver atrás, no ahora.-murmuré para darme aliento mientras mi mentón temblaba a causa del frío.-No voy a ser lo que nunca he sido, siempre seré quien soy. Si quiere hablar conmigo que lo haga, no me importará desnudarme para él. ¿Quiere mi alma? Que se la quede, total para lo que sirve. Si quiere el alma corrupta de este ángel herido se la ofreceré en bandeja.-dije justo antes de entrar en aquella cafetería.

El aroma a café prácticamente se podía sentir pegarse a la ropa. Dentro era una tormenta distinta, más de una veintena de personas conversaban con la mirada y con palabras que me llegaban mezcladas. Fui indiferente para todos los presentes menos para él, ya me esperaba. Su aspecto era pulcro, como si llevara horas esperándome y o formara parte del mobiliario.

-¿Por qué quieres hablar conmigo?-pregunté sin tomar asiento hasta que hizo un ademán ofreciéndome la silla contraria a la suya.

-Sabes bien qué quiero.-respondió justo antes de tomar un trago a su café.-Quiero que me cuentes tu vida, que liberes tus remordimientos y me inspires. Él dijo que únicamente conocía a una persona capaz de despertarme de esta muerte, de este insomnio que me está matando.-sus ojos estaban rojos, me fijé en ellos mientras me explicaba los motivos por los cuales contactó conmigo.

Jamás pensé que alguien como él quisiera escuchar mi historia, creía que personas de su nivel social no quería saber de chusma y asesinos. Me quedé contemplándolo, bañándome en sus ojos y sintiendo que una lágrima estaba a punto de aparecer. Buscó una de mis manos tomándolas entre las suyas, como un ruego desesperado. Estaba en ruinas, como yo años atrás al llegar a esta ciudad siempre oscura y problemática.

-He perdido a la persona que más he amado, creo que a la única que he logrado amar.-dijo sin esperar que realmente le creyera, pero sus palabras eran sinceras.-He pretendido hacer oídos sordos a todo, a todo.-sus dedos acariciaban mi fría piel por culpa del clima tan adverso.-Tú eres la solución.

-Piensas que si conoces a otro desgraciado tus desgracias serán menos, eso piensas.-sonó con cierto aire a reproche, pero no pude contenerme.-No soy un bicho al cual contemplar mientras le arrancan las alas, ya no.

-No es eso.-intentó explicarse nuevamente mientras yo apartaba sus manos de mí, me quemaban.-Deja que te demuestre que no es eso.

-¿Y qué es entonces? Dime.-soné agresivo, de forma idéntica a como me escuchaban mis víctimas antes de extorsionarles.

-Dame cinco minutos, te contaré que ha sucedido.-musitó llevando sus manos al café únicamente para sentir su calor, quizás para convencerse que no era una pesadilla.

-De acuerdo, te daré cinco minutos y si no me convences me iré.-dije clavando mis ojos en él, de nuevo sintiendo esa horrible conexión entre su melancolía y la mía.

-Me burlaba del amor, porque al único hombre que había amado el destino me lo arrancó cruelmente. Si bien, no llegué a quererlo de forma pura.-hizo una pausa para tomar un poco de café y proseguir.-A ella la amé olvidándome de todo, perdiéndome en las escasas caricias que me regaló. De ser un demonio con todos pasé a ser un cordero listo para el sacrificio a Dios.-su voz se quebró.-No sabes cómo la amo, no puedes hacerte una idea de como la amo. Y sin embargo, no queda nada de ella. Me dio una hija, pero perdió su luz y su mente. Yo no puedo escribir nada decente desde aquella noche que la encerré en el psiquiátrico.-balbuceó rompiendo a llorar finalmente.

Tuve un impulso y lo seguí. Mis manos terminaron sobre las suyas, apretándolas con cierto aire compasivo. Sin embargo, no sabía quién tenía que compadecer a quién. Sus manos de escritor se encajaron en las mías de asesino, como si pudiera salvar su alma y no destrozarla. Noté como temblaba, como finalmente explotaba en lágrimas frente a mí. Yo era prácticamente un desconocido, no sabía qué tenía que ver yo con todo aquello.

-¿Y qué puedo hacer yo?-pregunté en un murmullo.

-Enséñame a ser fuerte, enséñame a poder soportar este castigo.-ciertamente, me confundí con él. No quería verme como un insecto, sino como un muro resistente a los golpes del destino. No era ni lo uno ni lo otro, sólo un superviviente lleno de cicatrices.

-Sólo te puede enseñar la experiencia de la vida, vive la vida y deja que esta te bañe. No hay milagros, nada que pueda yo darte para consolarte y darte fuerzas.-dije secamente, como si su vida no me importara.

-Te respeto, sólo por ser quién eres.-aquello me hizo abrir grandes los ojos y levemente mi boca.

-¿Y quién soy?-pregunté con cierto poder, abriendo ante él mi abanico de carisma y seducción.-¿Un ángel consolando a un demonio patético?

-El hermano de un buen amigo, aunque no lo seáis por el vínculo de la sangre.-fue su respuesta tan sincera que me hizo caer aplomado de nuevo ante mi fragilidad.

-Está bien, te iré narrando mi vida y espero que no importe que sea en otro lugar.-dije levantándome.-Esa es mi única condición.-susurré casi sin aliento.-Ven a mi casa los viernes en la noche, Kurou no nos molestará.

-¿Quién es Kurou?-interrogó alzando una de sus cejas, como si desconociera quién era la única persona que me hacía realmente feliz.

-Lo sabrás en su momento.

Me abrigué de nuevo con aquel gabán rojo que siempre me resguardaba de la oscuridad de aquel mundo, como si fuera confeccionado con la sangre de mis víctimas. No importaba que estuviera empapado, la lluvia fuera del local seguía cayendo como las lágrimas de aquel individuo. Ignoraba porqué hacía todo aquello, tal vez para resarcir mi alma destrozada. Si bien, lo haría más por mí que por él. Nunca había narrado mi historia hasta ese preciso momento.

2 comentarios:

Lin Sekiei dijo...

owo Buen comienzo! Te deja con ganas de más ^^ Quiero conocer su historia~ >////< Y sus escretos... oscuros secretos... ¬///¬
Veamos cómo llega a ser de larga ésta XD Y aún tengo que leer la otra! *se agobia* XD
Ánimo con esta nueva historia! :3

Athenea dijo...

Sorry por no haber leído antes, pero he estado un tanto liada estos días. Lo cierto es que esta primera parte promete. Dos almas perdidas y castigadas por la vida, se encuentran para encontrar algo de consuelo y poder sobrevivir. Buen comienzo, en cuanto pueda leeré la segunda parte. Por cierto, tienes una sorpresa en mi blog: http://athenea-atenea.blogspot.com/2011/09/me-han-dado-otro-premio.html

¡Un saludo!

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt