Mis lágrimas son tus lágrimas, mi
dolor tu dolor y mi felicidad está contigo. Somos parte del mismo
universo en un jardín lleno de dondiegos y madreselvas asfixiantes,
rosas con las suficientes espinas para desgarrar el alma, margaritas
traicioneras y cientos de flores silvestres que forman una capa de
sueños que nos hacen seguir el sendero. Hemos convertido nuestros
pasos en un vals y los pensamientos en música. El primer acto de
esta obra, en un mundo distinto al resto, trata de la fortaleza
frente a personas miserables, corruptas y sin alma.
Tú eres fantasía, voz que susurra en
el silencio mi nombre, mientras que yo soy la realidad. Soy parte de
un cuento que jamás narró un anciano, pero que conocen cientos de
niños gracias a la ilusión que mis ojos desbordan. Somos personajes
de una función en un mundo colmado de flores y pasión.
Tu voz es la única que calma los
demonios que habitan en mi alma, los cuales consumen cada recuerdo
favorable. Esos que en ocasiones se desatan en mi interior, pudren
mis sonrisas y contagian mi alma de una tristeza absoluta. Pero tú
le das fuerzas a los ángeles que rondan las cuatro esquinas de mi
alma. Proyectas entereza y seducción, libertad y emoción, que me
endulza la vida. Me haces sentir puro y honrado a pesar que en mis
labios están manchados de la sangre de millones de inocentes. Sí,
tu voz, es la única que enciende la chispa de la felicidad y enjaula
la pesadilla. Eres el sueño que me hace despertar en una realidad
dulce.
Por favor deja que la escuche... por
favor... deja que mi alma se contagie con tu melodía. Permite que la
fragancia de las flores silvestres nos lleven a la victoria de éste
amor.
Lestat de Lioncourt
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