Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 23 de octubre de 2014

Carta del corazón

Nash apareció después de hace mucho con una carta donde abre su corazón. ¿He dicho que admiro a este hombre? Es todo un caballero. 

Lestat de Lioncourt


Cuando miro el presente y echo la vista atrás me pregunto si no he sido yo quien ha movido todos los hilos, los del destino, en lo referente a varias personas que he amado, amo o amaré por siempre. He visto cambiar los caminos que les conducían al éxito o al fracaso. Me he interpuesto en su realidad. Aparecí para calmar sus inquietudes y acabé provocando otras nuevas, aunque supongo que ellos también tienen parte de culpa. Si bien, he apreciado la compañía de todos ellos y he intentado dar lo mejor de mí a cada paso.

Cuando ocurrió la gran desgracia con Tía Queen, a quien adoraba y veía como una mujer brillante, sentí que algo en mí se apagaba. Si hubiese sido heterosexual estoy seguro que habría acabado arrodillándome frente a ella, sin importarme la diferencia de edad de algunas décadas, pidiéndole matrimonio como todo un adolescente enamorado. Pero no lo soy. Me enamoré de su fortaleza, sus ansias de vivir y su enérgica forma de decirles a todos lo que pensaba en cada momento. Recuerdo aún el repicar de sus tacones, su perfume favorito y como pedía champán para brindar por todo. Por eso, al desaparecer sentí una profunda pena. Una pena que me hundió durante varias semanas.

Tommy era aún un niño, casi un adolescente, y lloró junto a mí la pérdida de una gran mujer. Era un muchachito con muchas posibilidades si se educaba correctamente. Temí que al no tener la protección de Tía Queen, con Tarquin marchándose tan seguido y la mala reputación de su madre, acabara siendo un chapuzas convencional. Era brillante. Me sentí enamorado de su inteligencia. Pensé que era bueno para ambos permanecer juntos. Quería, como educador, ser su tutor y ejercer sobre él la mejor influencia posible. Decidí llevarlo a Londres.

Durante años estudió junto a mí, lo dirigí por los mejores colegios y academias. Elegía los libros más interesantes que podían ser de ayuda en el desarrollo de su inteligencia. No me medía cuando tenía que tomar mi tiempo para él. Me convertí en un padre, un amigo y un profesor. Lo protegía, lo educaba y lo admiraba profundamente. Podía hablar con él de temas serios y me olvidé por completo de mi amor por Tarquin. Él quedó en un segundo plano con respecto a mis obligaciones con Tommy.

Si bien, no dejé que Tommy perdiera sus raíces. Tenía vacaciones para ver sus hermanos, su madre, a todos en Blackwood Farm y New Orleans. Quería que estuviese aún atado a esa ciudad, pero que tuviese la posibilidad de ser alguien más que un chico con algo de dinero en los bolsillos. Deseaba para él lo que Tarquin no estaba consiguiendo. Ansiaba verlo con algún diploma colgado en la pared. Era tan inteligente que perdí la cuenta de los años. Olvidé que los niños crecen, se convierten en adolescentes y estos en adultos.

En un abrir y cerrar de ojos se convirtió en un muchacho de veinticinco años. Un joven responsable, atento y amante de la cultura. Me sentí entristecido porque ya había cumplido. No tenía que soportar mis comentarios sobre ropa, filosofía, música, literatura, historia y un sinfín de temas que, posiblemente, aburrían demasiado. Pero él se mantuvo a mi lado. Habíamos pasado por tantas cosas que no sabía estar sin mi apoyo. Entonces, lo supe. Pasé de admirarlo como a un joven brillante a enamorarme perdidamente del hombre que yo había ayudado a formar. Deseé alejarme, pero él no lo permitió. De nuevo me sentí frustrado como ocurrió con Tarquin. La historia se repetía.

Yo tengo prácticamente la edad de tía Queen, aunque mi rostro tiene menos arrugas y mi cabello no es tan cano. La vida me ha tratado bien. No he sufrido tanto como ella. Me he cuidado. Poseo esa chispa de juventud que ella poseía, pero también una salud de hierro. La vejez me ha tratado bien. Me valgo bien por mí mismo y no necesito enfermeras. Pero él es un niño casi. Siento que lo ato. Creo que he cambiado su destino. Sobre todo, porque él me corresponde.


Mi mayor temor es que este amor nos perjudique. Sin embargo, por ahora dejaré que todo siga como está. No he sido tan feliz en mi vida. La felicidad es importante. Por eso quiero escribir esta carta con todo mi corazón y esfuerzo. No la redacto para nadie en concreto. Quizás siento deseos que algún desconocido la lea y comprenda, tal vez quiero que lo haga Tarquin. No lo sé. La única verdad es que escribiéndola me he dado cuenta de cuan agradecido estoy con la vida.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt