Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 12 de febrero de 2015

Mi amor

¿Cuántos siglos han pasado? Ya he perdido la cuenta. Tal vez porque las últimas décadas han sido una auténtica locura. Las aventuras han ocurrido una tras otra. Se han convertido en mares de sueño y pasión. He caminado por junglas, desiertos, callejones sin salida y edificios de lujo a punto de ser demolidos. El ser humano es capaz de lo mejor y lo peor. Yo lo he visto. Hemos visto juntos todo lo que ha ocurrido al mundo y a nuestra raza. Si es que podemos llamarnos raza. ¿Estamos por encima de los hombres? ¿Lo estamos? Quizás sí, tal vez no...

Sé que suena ridículo decirte que jamás te he traicionado. Sin embargo, así ha sido. Nunca he dejado de sentirte a mi lado a pesar de la distancia, las discusiones y los imposibles trucos del destino. Te he embaucado, mentido y manipulado. Sí, lo hice. En su momento fui el demonio en tu salón, sentado con las mejores ropas, mientras contemplaba el fuego consumiendo la leña. Te increpé, me burlé de mis sentimientos y cumplí mi terrible promesa.

Soy un hombre de escasas virtudes, lengua rápida y bragueta inquieta. Siempre he sido un hombre de acción. Jamás he meditado mis acciones. He vivido el mundo, la vida y el tiempo como he sabido. Libré muchas batallas, inclusive contra mí mismo, para aceptar que aquello que primero fue un capricho, después una corazonada y, por último, enamoramiento rápido se convirtió en un amor desesperado que aún no puedo olvidar.

Me llaman príncipe, pero también mocoso irresponsable y estúpido sin remedio. Mis aventuras las leen cientos de jóvenes que quieren ser como yo. New Orleans, el lugar donde vivimos nuestros años más felices, está lleno de imitadores baratos que dicen ser yo o conocerme. Sin embargo, bien sabes que soy único. Muchos me aman, pero yo sólo he sabido amarte por completo a ti y al recuerdo que aún hay entre los dos. Ese recuerdo son las sonrisas infantiles de nuestra damita. Esa criatura nos rompió el corazón y nos condenó por siempre.

¿Cuántas veces he ido a rogarte una pizca de amor? Tú, que bajas tu libro y me miras concienzudamente. Ese hombre bohemio cargado de un aire de tristeza, la cual es tan cínica como tus palabras de odio, no me rechaza sino que se compadece. Has dicho muchas veces que crees que puedo lograr cualquier imposible. ¿Y no es esto un imposible, Louis? ¿No es imposible amarte como te amo aún hoy? ¡Dímelo! Dímelo, Louis. Dime si esto no es peligroso para un alma frágil como es la mía, la tuya y la de cualquiera.


Odio cuando te quedas en silencio apartando tus ojos de mí. Lo odio porque sé que me desprecias, que intentas apartarme y no sabes, y a la vez te amo. Te amo más que nunca, pues tu rechazo me recuerda a tantas veces que te he tenido. Cuando estoy a punto de perderte es cuanto más te necesito. Tal vez no me merezco tu amor, pero tampoco me merezco tu silencio. Por favor, mírame de nuevo con esos zafiros de color esmeralda y lánzame mil maldiciones si quieres. ¡Pero habláme! Dime que odias, aunque sea mentira, y luego bésame tras un fuerte bofetón. Hazlo, pues lo estoy esperando.

Lestat de Lioncourt  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt