Daniel Molloy era un excelente periodista sin mucha suerte, ahora ha vuelto. El artículo que os muestro está en la web de Benji, justo donde pueden escuchar la radio los inmortales, espíritus, mortales, Taltos y otros seres.
Lestat de Lioncourt
Desde hace varias semanas estoy
reviviendo los acontecimientos más importantes en mi vida.
Posiblemente el esencial, el primordial, fue la elección de mis
estudios de periodismo. Si decidí estudiar arduamente durante varios
y largos años fue por mi fe en la verdad. Deseaba desterrar
historias verídicas, contrastables e interesantes que provocaran
diversas reacciones y sentimientos. Quería conmover, atrapar y
concienciar. Sin embargo, me veía perjudicado por mi juventud.
Trabajé durante algunos meses para un pequeño periódico. Tenía
una columna semanal muy pequeña, casi sin importancia, donde
relataba la vida de las distintas personas con las cuales me topaba
en las noches más solitarias y desangeladas. Los tugurios de mala
muerte eran los más idóneos. Allí conocí a un vampiro y ese fue
el inicio de todo. Sin embargo, la experiencia más reveladora de mi
vida fue saber que podía morir pese a mi pacto con la Sangre, al Don
Oscuro, que poseía.
La muchos de los que ahora me leéis
sois parte la Sangre, otros simplemente seréis parte de la tribu. La
mayoría ha experimentado un deseo constante de sobrevivir. Es una
estupidez, pero todos tenemos miedo a la soledad y la muerte porque
tal vez están vinculadas. La muerte está ahí. La muerte nos abraza
y rodea desde el preciso instante en el cual el espermatozoide logra
llegar óvulo. Empezamos a morir antes de tener siquiera idea de
nuestra propia existencia. Por eso mismo nos aferramos a la
eternidad. Aquellos que han sido capaces de contactar con vampiros,
sea cual sea el que se haya personado frente a ustedes, ha deseado
ser parte de su círculo y tener un vínculo más allá de unas
cuantas conversaciones. Quieres vivir eternamente.
Vivir eternamente no es para nada tan
sencillo. La muerte puede tocarte, aunque no las enfermedades. Puedes
salir herido gravemente en los primeros años de vida inmortal, lo
cual provocará quizás tu muerte. Si pierdes la cabeza, de forma
literal, desprendiéndose de tu cuerpo terminarás muerto si
destruyen tu cráneo y por ende logran llegar a tu cerebro. Por
supuesto, si te arrancan el corazón y lo destruyen también terminan
matándote. El fuego también puede destruirnos, así como los
grandiosos poderes mentales de los más antiguos para hacernos
explotar como si fuéramos bombas de relojería. Explotamos en llamas
como si fuéramos una cerilla que se prende para iluminar el mundo.
Cuando vine a éste nuevo mundo, el
cual podría decirse que es la Oscuridad aunque para nada es así, se
produjo un gran cambio. Durante milenios Akasha y Enkil permanecieron
en silencio, pero ella decidió alzarse, matar a su compañero eterno
e imponer sus normas, sus creencias, su poder y soberbia a todos
nosotros. Ella buscaba la lealtad, el amor absoluto y la adoración.
Destruyó a cientos de jóvenes por todo el mundo y secuestró a
Lestat, el cual había logrado despertarla y a quien deseaba como
consorte.
De aquellos días recuerdo los sueños
terribles que iban y venían. Armand me había dado a probar su
sangre, haciéndome prácticamente su esclavo, sin convertirme. La
unión con su sangre logró que con las canciones de Lestat tuviese
visiones. Actualmente sabemos que diluido en la sangre, de forma
invisible, hay un espíritu llamado Amel que tiene sentimientos y
necesidades. Fue la sangre quien me hizo ver todo aquello. Cuando fui
convertido podía ver el mundo con distintos ojos, quizás con una
claridad que jamás creí poder tener a mi alcance, y los sonidos
eran abrumadores. Pero lo más abrumador, por encima de cualquier
cosa, eran los sueños cuando lograba reposar en lugar seguro. Esos
sueños. Las gemelas caminaban juntas, eran ajusticiadas, la división
de ambas y el poder de Akasha. Sueños terribles os lo puedo
asegurar.
Cualquiera en mi lugar hubiese perdido
la cabeza. Yo estuve perdido durante algunos años. Mi mente se
desconectó e intenté no hundirme en los profundos, y terribles,
mares de sensaciones y pesadillas. Revivía esas noches una y otra
vez. Me sentía asustado. Había logrado ser inmortal, pero podían
matarme de nuevo. Así que cuando quedé en manos de Marius, siendo
cuidado y vigilado por él, pude recuperarme porque él se dedicó a
llevarme a un país distinto, con aires renovados y se ofrecía como
un hombro en el cual llorar si me apetecía. Sé que no soy el único
que ha vivido momentos así de terribles. El artículo en sí es una
presentación. Necesitaba recordar a todos que se puede superar
cualquier terrible momento. Los horrores pueden dañarnos, pero se
olvidan.
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