Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 8 de julio de 2015

Genio y figura

Julien es el tipo de hombres que no siempre hacen cosas buenas, pero lo hacen por un beneficio mayor hacia los que ama. No no llevamos bien éste fantasma y yo... pero hay cosas que admiro de él.

Lestat de Lioncourt


A veces me pregunto si todo lo que hice en ésta vida sirvió para algo. Cuando camino por las habitaciones vacías, aunque llenas de recuerdo, contemplo los momentos más inolvidables y terribles de mi vida, asumo mis errores y también mis victorias saboreando dulcemente las sonrisas, los gemidos y las copas brindando mientras la música subía por las paredes acariciando las molduras del techo. Aún puedo ver ésta casa como fue en su día. Una mansión hermosa, que alardeaba frente a las otras, y que fue construida por un maldito borracho que no supo amar a mi hermana como debía. Yo tampoco supe hacerla feliz, pero siempre intenté que al menos tuviese una vida digna y vacía de monstruos como él.

El Impulsor, El Hombre, que solía recorrer el jardín con aquella melancólica mirada azul, con sus labios fruncidos en una sonrisa evocadora, seduciendo con sus mejores galas y, en ocasiones, confundiéndose conmigo porque amaba mi aspecto. Se convirtió en mi sombra, mi dualidad, mi enemigo y mi compañero de aventuras. Él guardaba mis secretos, me hacía un hombre rico, negociaba por mí y extorsionaba en mi nombre. Me ayudaba, de algún modo, a ser lo que él quería ser. Vivía la vida que él no podía vivir. Sin embargo, yo siempre quise una vida ordenada, trabajada en los despachos y tranquila. Pero no se puede vivir tranquilo cuando tienes mi apellido y unos instintos sexuales tan arraigados.

Me convertí en lo que nunca quise. Empecé a ser adicto a las mentiras y las estratagemas. Conseguía la venganza y saboreaba cada gota de ésta. Vislumbraba un futuro oscuro, muy opaco, para mí y los míos. Sin embargo, no podía cambiarlo. La ruleta giraba y yo ya había lanzado mis dados. Unos dados desafortunados, pero que parecían dar ganancias y proyectar mi sombra alargada a las siguientes generaciones. Todavía se teme mi nombre del mismo modo que se alaba, se saborea con deseo y se pronuncia con orgullo.

Nadie me preguntó que es lo que realmente amaba en éste mundo. Mi verdadero amor, desde que era un niño, era escribir. Mis memorias quedaron reducidas a cenizas, aunque todavía puedo narrar algunas en un papel o dos. Soy un fantasma, pero no uno cualquiera. Aunque haya muerto hace tiempo puedo dejar testimonio.

La casa ha recuperado su aspecto, pero no del todo. Hay cosas que han cambiado y que no volverán a ser las mismas. Aún así agradezco la paciencia y la labor de Michael. Me siento orgulloso de haber influido en su vida, en sus genes y, por ende, en su destino. Es un Mayfair de pleno derecho y merece ser amado como tal, pero también sabrá que es ser temido por incluso hombres de la familia.

Hoy he sabido bien cómo murió Richard. Él ya no está para contar nada. Se ha ido. Del mismo modo que se fueron los buenos y viejos tiempos. Cualquier pasado parece agradable cuando miras al futuro tan poco alentador. Deseas que todo surja de nuevo y poder cambiar cosas, pero eso erradicaría cosas fascinantes que no me avergüenzo de haber vivido. Si bien, me hubiese gustado decirle te amo una vez más, un te amo suave pero intenso, mientras estaba despierto sin la necesidad cobarde a verlo dormido.


Soy Julien Mayfair... y aún sigo “vivo” rondando las habitaciones de una mansión con historia de maldición y poder.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt