Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Pandora

Yo creo que Flavius es un gran hombre y hace honor a la palabra amigo.

Lestat de Lioncourt 

—Mi señora...

Había observado tristeza en otros ojos, estupor y dolor. No obstante, jamás se acostumbra uno a contemplar semejante horror en unos tan intensos y enormes. Pandora tenía la mirada más profunda que jamás he visto, podía consumirte como una llama y destruirte igual que una terremoto. Me sentía avasallado cuando se enfurecía, aunque jamás lo hizo contra mí o mis compañeras esclavas. Nos trataba como familia, nos amaba como a hijos y hermanos, y nos acompañaba en nuestras preocupaciones mundanas. Si bien, ella era quien más sufría. Esos terribles sueños resecaban su boca, agitaban su alma, hundían sus ojos en lágrimas y sus manos temblaban buscando mis brazos deseando que la arropara. Malditas sean las noches, pues tenía tantas pesadillas como estrellas había cubriendo el firmamento.

—Pandora... Mi señora...

Mi voz se hundía en sus pesadillas, rescatando a duras penas su dolor, mientras acariciaba sus mejillas húmedas e intentaba que surgiera de ese trance tan terrible. Con cuidado la tomé, como si fuese la princesa de Anatolia y yo el criminal que osó ir en contra de los deseos de Afrodita. Parecía estar en un sueño estigio, pero logré entre ruegos y caricias que reaccionara.

—Flavius... la he visto otra vez.

Esas palabras se repetían como un eco. Yo la sujetaba con firmeza y la levantaba ligeramente del colchón de paja, me sentaba en él y la sostenía como se sostiene a un niño recién nacido. Besaba su frente, acomodaba sus largos cabellos oscuros y recitaba para ella. A veces sólo escuchaba esa pesadilla, preguntaba sobre su procedencia y cualquier detalle de importancia. Estaba segura que tenía algún cometido en esta vida para ese monstruo, esa diosa, esa mujer tan poderosa como horriblemente peligrosa. Y así fue. Akasha la buscaba y deseaba su compañía. Sin embargo, yo no era capaz de averiguarlo. No en esos momentos.

Me convertí en su guardián, pero jamás en su amante. Por mucho que ella besara mis labios y se insinuase. La amaba, aunque nunca de forma carnal. Era un amor sincero, fuerte, apetecible para un hombre que ha sufrido en el amor, pues no podía uno dejar de amar a una mujer como ella. Era mi amiga, mi hermana y finalmente fue mi madre, mi creadora, mi protectora... Ella me dio el poder de vivir eternamente y sobrevivir hasta el presente.


Pandora era algo más que mi señora. Pandora siempre será algo más que una mujer.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt