Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 24 de febrero de 2017

Nunca

¡Ah! Esto sí es amor, ¿eh? Dos de los fundadores de Talamasca se unieron siempre por amor.

Lestat de Lincourt 


“Recuerdo el sol incidiendo sobre mi cuerpo una y otra vez, sin refugio ni dirección cierta. Todo se nublaba a mi alrededor y sentía que me dolían incluso las pestañas. Cada músculo estaba lacerado por una fuerte quemazón que no se podía marchar. Sentía como mi piel se caía a jirones. El sonido de la hojarasca, el olor a musgo y el tacto rugoso de los troncos donde me apoyaba, pues necesitaba retomar aliento, se han quedado en mi memoria grabados a fuego.

Recuerdo su rostro. A mí me pareció el de un ángel, pero para otros era un monstruo. Pude ver su dulce belleza tras esa nariz horrible, esas arrugas que no pertenecían a su edad y esa boca torcida. Muchos la señalaban como un ser deforme, sin embargo deformes estaban ellos que creían que podían señalar a otro ser humano como monstruo.

Me enamoré de ella perdidamente y sigo amándola. Ya ni es una bruja, ni un vampiro. Sólo es un fantasma, pero es el vivo reflejo de su alma.”

No sé cuántas veces he leído estos párrafos. Ni sé por qué lo hago. Se supone que son cartas manuscritas por mi creador hacia la nada. Sólo es un desahogo. Las emociones me envuelven y dan mayor vida a mis células de luz. He logrado volver de entre los muertos sólo por él y me mantengo aquí porque sé que la tristeza, la culpa y el horror lo hundirían.

Es un hombre noble, sabio y poderoso. Sin embargo, tiene la fragilidad de un candil en mitad de una tormenta. Es demasiado bueno. Por eso me quedo a su lado iluminando sus noches, calmando sus lágrimas y besando sus labios con una promesa de amor verdadero.

Él me salvó dos veces, la tercera ya no pudo ser. La primera era cuando unos hombres, por no llamarlos bestias y compararlos así con la nobleza del mundo animal, exigían de mí algo de conocimiento y brujería. La segunda al darme la vida para que pudiese vivir a su lado. Pero entonces, de la nada, aparecieron las hoces y martillos, los gritos de “quemen a la bruja” y nada pude hacer. Fui demasiado confiada.

Gremt me ayudó a mantenerme firme en la tierra y lograr el poder suficiente para ser vista. Me llevó ante él y me dijo: sigue amándolo, pues él te sigue recordando.


¡Amándolo! Como si sólo fuese amor lo que sintiese por él. Es un cúmulo de tantos sentimientos bellos como hipnóticos...  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt