Memnoch me envió esto...
Lestat de Lioncourt
Cuan insolente es el mundo y cuan insolente es la vida. Se precipita todo sobre un pobre idiota y se ajusticia. Jamás abandoné la fe y mis creencias las cuales se fundían en un sólo sueño. Puede que me tachen de iluso, pero creía firmemente que pronto el mundo cambiaría y dejaría de ser tan enfermo. La venganza era la mano de los justos, no de aquellos que cumplían órdenes para masacrar en nombre de sus privilegios y obscenos deseos de poder. El amor era necesario y la única fuente del verdadero cambio. La destrucción del ecosistema debía acabar. Los demonios de este mundo tenían que doblegarse ante mí y comprender que estaban destruyendo nuestro único medio de vida.
Existen dos lugares donde surgen las almas atormentadas. Una es “El infierno” y la otra región es “El sheol”. En el infierno están los demonios surgiendo del vientre de sus madres, pero el aire es pútrido y la comida escasa. El sheol es el lugar donde van a parar las almas que no quiere Dios, pero que tampoco detesta tanto como para enviarlas al infierno, o surgen espectros poderosos que codician vivir y poder observar el otro plano. El otro plano es la realidad en la cual viven los humanos y el resto de bestias.
Hace años me personé ante ti. Intenté que todos pudieran ver cuál era el origen de sus pecados. El creer firmemente en Dios, en catalogar lo bueno y lo malo según unas leyes arcaicas y podridas, el no escuchar a tus hermanos cuando rezan diferente, las balas vacías de honor, el grito desesperado de un niño hambriento rogando un trozo de pan, la mentira justificada porque está en escrituras sagradas o el dolor miserable de una muerte temprana por odio. Quise que vieses el dolor de cerca, que te rodeara como una capa, y te olvidaras por un momento de tu imprudencia, impaciencia y locura habitual. Deseaba que entendieses hasta que punto el mundo es miseria.
Sólo he obtenido descrédito. Dios no existe, el diablo tampoco. Según tú sólo soy un espíritu marginado que busca llamar la atención. Según la Biblia, y otros libros religiosos, soy un traidor. Según los incultos soy Satanás, cuando en realidad él es un Dios Oscuro y opuesto a mi creador. Para mí sólo era el hijo favorito de Dios hasta que hice demasiadas preguntas, lo cual fue tomado por insolencia, y por eso se me castigó a estar en el viejo paraíso consolando almas e impartiendo criterios justos para salvarlas. Si bien, jamás se me dio consejo alguno para hacer mi labor. Aquí estoy. Estoy esperando a que quieras volver a verme.
Por favor, si regresas, esta vez escucha mejor.
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