Eso dicen, ¿cierto? Que el amor todo lo puede.
Lestat de Lioncourt
Dicen que el amor lo puede todo. Que el
amor no sabe de distancia. He leído mil novelas románticas en lo
que va de año. Mis peripecias, las aventuras que te cuento, son
nada. Sólo puedo imaginarte a mi lado tomándome de la mano y
preguntándome con suspicacia si podemos perdernos por el museo, si
hay algún lugar romántico e íntimo donde conversar sobre las
desgracias de cada obra. Te veo en cada escultura griega, asoma tu
mirada en las pinturas al óleo de los grandes pintores de la
historia y te llamo Cleopatra cuando por mí mismo observo las joyas
de Egipto.
Vaya donde vaya, de los pasos que de,
estoy ahí contigo hablándote bajo y diciéndote que te amo. Soy un
idiota. Detesto ver parejas felices tomadas de la mano, tomando un
helado y hablando de mil y una ridiculeces. Quisiera decirme a mí
mismo que pronto te podré estrechar entre mis brazos y besar esos
labios carnosos que tan bellamente pronunciaban mi nombre. Te dejé
atrás en cuerpo, pero no en alma.
Estoy cansado de este periplo, pero
estoy redescubriendo a cada paso lo que deseo y lo que preciso. Mi
maleta sólo tenía unas mudas, un par de mapas y unos libros que
hiciese entretenidos los viajes en avión, tren o autobús. Ahora
contienen cientos de correos electrónicos que imprimo nada más
llegar a un punto con conexión a Internet. Nash dice que el amor en
estos tiempos les resta valor a los antiguos, donde las cartas se
amarilleaban y llevaban el perfume del amante. Si bien, luego se ríe
a carcajadas y me llama “noble caballero”. Es como un padre para
mí, pero también es mi confidente y la única persona que cree
firmemente en mi amor hacia ti.
Te he intentado llamar al hospital esta
tarde. Me han contestado de forma fría y algo desagradable. Dicen
que no admiten llamadas en la planta en la cual te hallas. Detesto
que sólo puedas leer un montón de letras juntas donde intento
expresarme de la forma más adecuada, al menos lo intento. Ansío el
momento en el cual nuestros labios puedan juntarse de nuevo y mis
manos rodeen tu cintura.
Hoy te he visto en Italia con un
vestido vaporoso y veraniego, ibas con una bonita pamela y exigías
poder ir a varios museos. Te he visto como si fueras real. Creo que
me estoy volviendo loco de tanto que pienso y respiro nuestros
recuerdos. Anhelo ver como arrugas tu pequeña nariz pecosa y me
riñes por cualquiera de mis torpezas. Deseos que te rías de mis
malos chistes y esperes que haga lo mismo de los tuyos.
Mona, ¿por qué el amor duele? A veces
lo hace. Me hiere profundamente. Ya va un año sin tu presencia, un
año deseándote, un año extrañándote, un año buscándome entre
mis sábanas y un año imaginando que puedo besarte... Y aún así,
cariño, no me importa. Que el calendario marque lo que quiera porque
seguiré amándote hoy y siempre.
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