Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 11 de agosto de 2017

Hazlo entender

Mi madre no me hará cambiar de opinión jamás.

Lestat de Lioncourt 


—Gabrielle, tiene que ayudarme—dije entrando en la sala.

Sabía que estaba allí desde hacía varias horas. No siempre aparecía por el castillo y a veces no se dejaba ver más de unos minutos, los necesarios y rigurosos de las múltiples reuniones, porque sólo venía en calidad de apoyo de su hijo y de su pareja.

Al entrar la vi repantigada en el diván, con las botas manchadas de barro subidas sobre el borde del mueble, y con una mirada algo agresiva. Comprendía que estaba enojada por los acontecimientos que se estaban dando, pero nadie tenía la culpa. También entendía que estaba fatigada y no necesitaba que alguien la molestase justo cuando la noche estaba a punto de provocar que se resguardara en la cripta subterránea que su hijo le había preparado.

—Otra vez usted—respondió incorporándose.

Llevaba un traje de lana gris muy serio, pero también elegante, acompañado de una camisa blanca abierta en los primeros botones y su bonito cabello se hallaba trenzado como sucedía de forma habitual. Su rostro era el de una mujer que rondaba los cuarenta años, pero poseía una belleza idílica como sucedía con su hijo. Era hermosa, pero también una auténtica fiera. Se seguía comportando como una leona con su cachorro al cual defendía a pesar que incluso este deseaba que no se entrometiese en sus asuntos.

—Gabrielle, es la única que puede lograr que entre en razón. Lestat tiene que aceptar y seguir las reglas tal y como las firmó. Desea ser un buen dirigente, pero no está siendo razonable—comenté con los documentos en la mano.

Lestat no deseaba seguir algunos puntos importantes para la seguridad de su persona. Se negaba a llevar escoltas y nosotros no podíamos permitirlo. Cualquier cosa que le sucediese, por mínima que fuese, tendría consecuencias muy negativas contra todos nosotros.

—¿Cómo puedo ser la voz de la autoridad contra mi propio hijo cuando yo le enseñé lo que es la libertad? Búscate a otro. Mira, David Talbot llegó hace unas horas... Dile a ese imbécil que haga entrar en razón a mi muchacho—comentó—. Ahora, si no le importa, voy a seguir disfrutando de mi soledad entretanto Sevraine sigue contándole algunas historias a los más jóvenes.

—¡Gabrielle!


—Así me llamo, Marius—dijo mientras se desplazaba hacia la puerta sin mirar atrás.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt