Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 19 de diciembre de 2009

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (XXII)


-Sí, porque así nos relajamos y hablamos de las vacaciones.-temblé cuando dijo vacaciones, sabía que no podía decepcionarlo y terminaría haciendo lo que él quisiera. Estaba condenado a darle el gusto en todo, pero realmente no quería pisar ni una baldosa de la calle si no era estrictamente necesario.

Empezamos con lo típico de adornar la casa, comprar dulces, preparar los regalos para los amigos, hacer un listado de lo que cocinaríamos para las cenas y por supuesto el viaje. No quería decirle que había dejado de creer en el cristianismo, él seguía con sus creencias y no deseaba destrozarle la ilusión. Además la Navidad se había convertido en algo para los niños, los adultos tan sólo teníamos más oportunidades de beber y comer copiosamente.

-¿Por qué no nos quedamos en casa?-pregunté cuando empezó con un fin de semana lejos de la ciudad y dejáramos al pequeño con Jasmine. Últimamente Jasmine hacía de canguro, junto con Kamijo, ellos adoraban a Jun y no les importaba.

-¿Por qué? Me apetece salir a la capital, podríamos ver algún espectáculo especial en algún teatro o cabaret.-comentó acomodándose sobre mi pecho.-Anda Atsu podríamos estar lejos de Jun y disfrutar.

-Podemos ver grandes espectáculos navideños, y no navideños, aquí.-nada más decir aquello frunció el ceño.

-Atsushi sería una pequeña escapada en pareja.-refunfuñó alejándose y encogiéndose en otro lado de la bañera.

-He accedido a las luces, los adornos, los regalos, las cenas y todo lo que tenga que ver con las fiestas. Pero no quiero que pienses que voy a salir de casa, porque las carreteras estarán atestadas de nieve y tráfico.-infló los mofletes y me miró colérico conteniendo la ira que estaba por explotar.

-Eres poco romántico, quería algo íntimo.-giró su rostro hacia el están donde dejábamos las sales aromáticas y comenzó a juguetear con los frascos.

-Podemos dejar al niño con ellos y tener algo romántico en casa, no tendríamos que salir.-comenté aproximándome a él.

-De acuerdo.-dijo algo más conforme, pero sabía que seguía pensando que su idea era mucho mejor.-Al menos podremos ir a la catedral, el nuevo párroco quiere conseguir un coro de niños para que canten en navidad.

-No pienso ir a la iglesia.-respondí intentando no sonar brusco y mucho menos incomprensivo.-Ya no creo en esa religión, en realidad únicamente me convertí y seguí el juego a Clarissa.

-Atsushi.-murmuró bastante sorprendido.

-He vuelto a mis creencias, aunque no me defino completamente seguidor.-tomé la botella de whisky y me serví una copa.

-Creí que siempre fuiste cristiano.-ahí se dio cuenta de lo buenas que eran mis mentiras, de que todo el mundo llegaba a pensar que era un siervo fiel a una pandilla de engreídos.

Las religiones no son malas, las hacen terribles quienes dicen estar iluminados por la gracia de sus dioses. Los extremos nunca fueron buenos, jamás el odio y la incomprensión. Todo lo que hacía el hombre en el nombre de su religión era mentir, estafar, insultar e intentar imponerse. Pocos eran los que seguían realmente las palabras dictadas por los primeros devotos. Eran casi nulas las religiones que no buscaban enriquecerse. El budismo concordaba con mi filosofía de vida, con mi creencia, y por lo tanto siempre la seguí hasta que me casé. Nada más ponerme el anillo de bodas tuve que tomar una postura conservadora y algo arcaica. Jamás entenderé porque piensan que está mal que un párroco se case, que la homosexualidad para ellos sea una aberración y que tengan en puestos tan ínfimos a la mujer. Hablaban de paz y amor, como todas las religiones, pero no la seguía. El islam tenía matices muy parecidas y el judaísmo, además de los mismos errores. Nadie se detenía un momento y gritaba en alto que su religión no era mejor ni peor que otras, simplemente una creencia venida de la fe y nada más; lo que podías escuchar era todo lo contrario y daba igual la vertiente que siguieran cualquiera de las principales.

Yo hice creer que aceptaba todo lo que decían en la iglesia, pero no era así. He de decir que creo en la figura de Jesús, y aunque se demostrara que no existió creería en su mensaje de paz y esperanza. Realmente el mensaje del denominado Mesías, o Dios hecho hombre, no tenía mucha diferencia de Mahoma o de las teorías budistas. Las religiones en sus principios se parecían, muchos lo sabíamos, pero los dirigentes se empeñaban en separarnos y alimentar el odio. Por ello cuando entraba en la iglesia tenía escalofríos, veía la belleza de los retablos y la paz de los rostros de los ángeles observando la miseria humana junto a la cólera divina; eso era lo que más miedo me imponía, que alguien que dijera que Dios era amor dejara que existieran pinturas donde demostraba todo lo contrario. Se contradecían, se mentían, se engañaban y aún hoy lo hacen. Phoenix simplemente quería ver lo bueno y eso era la palabra de Jesús, la de algunos apóstoles y los milagros que decían concederse a lo largo y ancho del mundo.

-No, no lo fui.-respondí.-Mentí en parte de la biografía que de mi se publicó, era lo que quería mostrar y no la verdad. Estoy de acuerdo del mensaje de amor, pero no con los otros. No sé como puedes ser cristiano teniendo en cuenta que según ellos iremos al infierno.

-Porque eso lo dice un líder religioso, el Papa, no lo dice Dios. No creo que Dios le llame por teléfono y le dicte lo que debe de decir, como si fuera su secretario.-sonrió aproximándose a mí.-Cariño no me importa que religión practiques, si quieres no vamos a la iglesia y disfrutamos ese día para conversar con un cacao caliente.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt