Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 20 de diciembre de 2009

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (XXIII)


Yo hice creer que aceptaba todo lo que decían en la iglesia, pero no era así. He de decir que creo en la figura de Jesús, y aunque se demostrara que no existió creería en su mensaje de paz y esperanza. Realmente el mensaje del denominado Mesías, o Dios hecho hombre, no tenía mucha diferencia de Mahoma o de las teorías budistas. Las religiones en sus principios se parecían, muchos lo sabíamos, pero los dirigentes se empeñaban en separarnos y alimentar el odio. Por ello cuando entraba en la iglesia tenía escalofríos, veía la belleza de los retablos y la paz de los rostros de los ángeles observando la miseria humana junto a la cólera divina; eso era lo que más miedo me imponía, que alguien que dijera que Dios era amor dejara que existieran pinturas donde demostraba todo lo contrario. Se contradecían, se mentían, se engañaban y aún hoy lo hacen. Phoenix simplemente quería ver lo bueno y eso era la palabra de Jesús, la de algunos apóstoles y los milagros que decían concederse a lo largo y ancho del mundo.

-No, no lo fui.-respondí.-Mentí en parte de la biografía que de mi se publicó, era lo que quería mostrar y no la verdad. Estoy de acuerdo del mensaje de amor, pero no con los otros. No sé como puedes ser cristiano teniendo en cuenta que según ellos iremos al infierno.

-Porque eso lo dice un líder religioso, el Papa, no lo dice Dios. No creo que Dios le llame por teléfono y le dicte lo que debe de decir, como si fuera su secretario.-sonrió aproximándose a mí.-Cariño no me importa que religión practiques, si quieres no vamos a la iglesia y disfrutamos ese día para conversar con un cacao caliente.

-¿Ves?-formule una sonrisa en mis labios cerrados, con los ojos clavados en él.-No entiendo porque hay personas que creen fielmente que es el mensaje divino. El mensaje divino es el del profeta, y sólo tomo como coherente aquellos que hablan de igualdad y respeto.

-Pues tú antes no proclamabas igualdad y respeto.-respondió acomodándose de nuevo sobre mi pecho.

-Porque mi suegro me manipulaba, quería tener el hijo que jamás tuvo con su difunta esposa y moldearme hasta el cansancio era su forma de demostrarme su amor. Pensaba que todo lo que hacía era bueno y lo mejor tanto para mí como para Clarissa.-lo dije sin esperar que le molestara, porque era la verdad sin engalanara ni endulzar nada.

-No hablemos de ello, hablar de tu pasado siempre me hace sentir estúpido.-comentó encogiéndose entre mis brazos.

-¿Por qué?-pregunté sin saber el motivo real, ya que él no era mi pareja en aquellos años y tan sólo era un niño.-En aquellos años me creía con la razón, con el poder, y creo que dejé de escuchar la verdad para fundirme en la mía propia.

-Atsushi no es por eso.-comentó alejándose de nuevo para mirarme fijamente a los ojos, sus manos se quedaron sobre mi mandíbula mientras la acariciaba.-Has vivido muchos años junto a ella, siento que aún parte de ti se quedó a su lado y temo que te arrepientas.

-Lo mismo de siempre.-dije tomándolo por la cintura.-Es el pasado, hay que tenerlo presente pero no revivirlo.

-Prométeme que te quedarás a mi lado siempre, que no es sólo por pena.-eso me dejó en shock, creí que ya entendía que le amaba y necesitaba.

-No es por pena.-respondí mirándolo fijamente.-Es porque te amo.

Mis palabras parecieron funcionar, porque lo único que tuve como respuesta fue un apasionado beso de sus labios. Atrapar su boca con la mía y librar una batalla acuática en la bañera era lo que necesitaba, no quería recordar fantasmas y falsos testimonios... sin embargo, a veces es inevitable revivir momentos por negativos que fueran.

Amar jamás fue tan complicado como era con él, como es aún con él, ya que debo tener cuidado en lo que digo en voz alta. Posee fragilidad e inseguridad, es como una mezcla explosiva que le da cierto encanto. Mis deseos de protegerlo aumentan a pasos agigantados cuando él empieza con sus miedos, porque es una forma de reconfortarlo y hacerlo olvidar todo. Sé que no es bueno poner a una pareja en una nube, como tampoco hacerle creer que sin tu presencia no podría sobrevivir, pero es mi forma de amar y mi forma de involucrarme con quienes amo.

Clarissa aún sufría esa forma de amor, esa clase de pasión desmesurada que la asfixió y le dio vida. Podía notar en sus ojos el deseo, la necesidad de una palabra afable, y ese juego lo estaba llevando con Phoenix observando lo mismo en él. Era mi veneno, un veneno que corroía la mente y el alma terminando por controlar el cuerpo.

No me arrepiento de mi forma de ser, sería deshonesto decirlo ya que mentiría. Me gusta controlar a quien amo, aún más cuando no estoy presente. Soy protector y cauto, me muevo en las sombras y en los pensamientos de la persona que amo. No quiero verme solo, temo a la soledad, y por ello lo hago. Tal vez he matado el poco romanticismo que mi figura expresa de vez en cuando, pero creo que muchos somos así aunque intentemos negarlo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt