Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 21 de diciembre de 2009

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (XXIV)


Clarissa aún sufría esa forma de amor, esa clase de pasión desmesurada que la asfixió y le dio vida. Podía notar en sus ojos el deseo, la necesidad de una palabra afable, y ese juego lo estaba llevando con Phoenix observando lo mismo en él. Era mi veneno, un veneno que corroía la mente y el alma terminando por controlar el cuerpo.

No me arrepiento de mi forma de ser, sería deshonesto decirlo ya que mentiría. Me gusta controlar a quien amo, aún más cuando no estoy presente. Soy protector y cauto, me muevo en las sombras y en los pensamientos de la persona que amo. No quiero verme solo, temo a la soledad, y por ello lo hago. Tal vez he matado el poco romanticismo que mi figura expresa de vez en cuando, pero creo que muchos somos así aunque intentemos negarlo.

Salimos de la bañera y terminamos durmiendo sin a penas decir nada. Esos momentos, en los que los gestos y las miradas son más importantes que las palabras, son mis favoritos. Puedo notar la complicidad, la realidad que nos rodea con perfección y con un simbolismo claro de lo que es la comunicación sin barreras de cualquier tipo. Me quedé observándolo mientras dormía hasta que Jun despertó llorando y llamándome.

Según algunos estudios dicen que el hombre no está adaptado para ser quien protege a sus crías, ningún macho lo está salvo los caballitos de mar, ya que el llanto de sus crías no lo despierta en sueños pero sí otras cosas banales. Sin embargo yo siempre me desperté en la noche ante los llantos de mis hijos, inclusive cuando no lo hacían. Hizaki me trajo de cabeza, siempre estaba pidiendo atención constante, pero Hero era más tranquilo y tan sólo dormía aferrado a su manta favorita. Jun era un caos.

Me levanté, me coloqué mi yukata para ir hacia él, y lo tomé en brazos. Sabía que no era lo apropiado, que tal vez cualquier experto me reprendería, pero no podía ver a mi hijo llorar de esa forma. Lo he dicho mil veces, Jun es hijo mío. Cuando lo observo, tanto en ese entonces como ahora, veo a mi hijo. Comencé a mecerlo y cantar bajo, él se aferró a mí quedándose tranquilo aunque no adormilado. Me senté en la mecedora que compré para Phoenix, sin embargo yo la usaba aún más que él, para moverme suave y seguir tarareando de forma baja para no despertar a mi pareja.

Por momentos recordé a Clarissa en camisón junto a la cuna observándome, recuerdos que se entremezclaban con la realidad. Por supuesto también vino a mi mente su colonia y su mirada dulce, lejos de la fría que solía expresar en público. Esa expresión maternal la poseía Phoenix y tal vez por eso Jun pensaba que él era su madre.

-Papi.-murmuró prácticamente dormido mientras se frotaba sus enormes ojos.

Yo no dejé de cantar, tan sólo susurraba cerca de él aquellas notas que una vez compuse para quien creía mi primogénito. Mi primogénito en realidad no era Hizaki, sino Miho y a ella jamás le pude tararear una simple nana. Estaba ansioso por ver a mis nietos, esos dos niños que serían para mí los momentos dulces que con ella no tuve. Al menos así lo creía, así lo sentía.

Me quedé dormido en aquella mecedora, desperté porque mi móvil comenzó a sonar en el dormitorio. Al entrar Phoenix farfullaba oculto tras mantas y almohadas para no escuchar el fuerte sonido del teléfono. Miré el número antes de aceptar y lo reconocí de inmediato. El número que estaba reflejado en la pantalla era de la discográfica. Ya se había comunicado el grupo con él, mi disuelto grupo, de que no estaríamos disponibles y cesábamos nuestra actividad. Me costó algo de dinero y esfuerzo para que entendieran. Sin embargo, ahí estaba llamándome y esperando respuestas.

-Buenos días.-escuché nada más aceptar la llamada.-Desearía hablar con Atsushi Sakurai ¿es usted no es así?

-Sí, soy yo.-respondí sentándome en la cama aún con el pequeño en brazos.

-Nos ponemos en contacto con usted para saber si estaría interesado en relanzar su carrera. Verá, hemos tenido cartas de personas que pedían que el grupo regresara y como no va a ser posible de momento...-en esos momentos no sé que pensaba, simplemente observaba las manos de Jun tirando leve de la tela de mi yukata.-Pensamos que podría estar interesado de relanzar su carrera, con letras propias como las que estaban planteadas en el antiguo proyecto. Claro, que simplemente es una propuesta hecha en un bosquejo y tendríamos que debatirlo cara a cara.

-Yo...-susurré tomando aire.-Yo ahora no estoy seguro de mi decisión.

-Quedemos cuando usted desee, yo estaré dispuesto a escucharlo.-comentó.-No pierde nada en concertar una cita conmigo.

-Es cierto.-respondí notando como Phoenix se levantaba y me abrazaba por la espalda.-Deme dos días para meditarlo y llamarle.

-Tiene sus dos días y todos los que desee.-colgó de inmediato sin dejar que me despidiera de forma cortés.

Mi hijo aún trabajaba para esa discográfica, en parte yo tenía acciones de ella pero nadie lo sabía. Me preocupaba que creyeran que era de mi propiedad, que hacía en ella lo que yo deseaba y nada más. Phoenix se quedó en silencio acariciándome y esperando que le comentara algo sobre la llamada, tan sólo había conseguido escuchar parte de ella.

1 comentario:

Tanya dijo...

Supongo que si no he recibido respuesta suya, es por que no le intereso.

Espero que estés bien, besos.
Me despido:

Tania

T.T

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt