Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 22 de diciembre de 2009

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (XXV)


Mi hijo aún trabajaba para esa discográfica, en parte yo tenía acciones de ella pero nadie lo sabía. Me preocupaba que creyeran que era de mi propiedad, que hacía en ella lo que yo deseaba y nada más. Phoenix se quedó en silencio acariciándome y esperando que le comentara algo sobre la llamada, tan sólo había conseguido escuchar parte de ella.

-Trabajo.-dije mirando el móvil, aún la pantalla reflejaba la última llamada.-Han pensado que sería bueno que regresara a los escenarios.

-Pero estamos bien, no nos hace falta que trabajes y también es bueno que descanses.-murmuró besando mi cuello.-Además todas esas chicas locas gritando tu nombre no es plato de mi agrado.

-Lo sé.-dije dejando al pequeño en sus brazos.-Pero yo quiero cantar, quiero expresarme, necesito la música más que cualquier cosa. Phoenix he estado veinte años conteniéndome, evitando cualquier impulso ante un micrófono y siendo políticamente correcto.-no me entendía o parecía no entenderme.

Necesitaba el contacto con el público, por ello accedí a ser político. Quería expresarme y esta vez con mis propias ideas. Tenía canciones para varios discos, también pensadas mis propias versiones de grandes talentos y sobretodo un deseo insaciable. Mi mayor deseo era conquistar la perfección en mi voz, en mi talento, y eso sólo se conseguía practicando y ejerciendo como cantante.

La música siempre fue un medio de expresión, de opinión, y sobretodo una revolución. El mundo aún recordaba las controvertidas palabras de los Beatles, a los rollings gritando que había que tener compasión por el diablo y a los Sex Pistols aullando que había que salvar a la reina porque no era humana. Por supuesto la purpurina y el labial de la revolución iniciada por Bowie o la controversia del impropio Iggy Pop. Yo quería expresarme como ellos, lo necesitaba.

Él se quedó en silencio sin saber qué hacer, qué decir o simplemente qué pensar. Estaba por aceptar la propuesta con los ojos cerrados, pero antes debía de hablar con Kamijo y con Hizaki. Ambos se dedicaban al mundo del espectáculo, ambos me comprendían, y ambos podían asesorarme en determinados temas. Ya era mayorcito para tomar decisiones, pero jamás viene mal que alguien te consejo de su propia experiencia. Aunque me parecía curioso pedirle consejo a mi propio hijo.

-Atsushi.-dijo finalmente mientras me miraba fijamente.-Yo necesito volver al periódico, pero el niño es pequeño, por ello estoy en ese periódico gratuito en la red.-suspiró y se levantó con el pequeño que balbuceaba jugueteando con sus cabellos.-Te entiendo, si deseas volver hazlo.

-Quiero expresarme, quiero ser yo.-dije finalmente.-Tengo que preguntar a Kamijo algunos detalles y a Hizaki, él sigue en la compañía y deseo saber qué tipos de contratos tiene firmados. Además deseo tener mayores posibilidades, si puede ser en otra discográfica o me quedo en la que ya he grabado aquel trabajo.-no quería hablar del grupo, no quería decirle el porqué de todo y sabía que en cuanto lo hiciera pondría el grito en el cielo.

-Son muchas cosas las que debes plantearte, pero quiero que sepas que la decisión que tomes la aceptaré y te apoyaré.-apretó una de mis manos y sonrió.-Aunque ten en cuenta nuestra boda, ya la retrasamos para celebrarla junto a Jasmine y Kamijo, nos adaptamos a ellos, y no permitiré que la atrases más.

-Arigato Phoenix.-susurré besando su mano.-Y tranquilo esta vez nos casamos.-me levanté para ir hacia la puerta. Necesitaba un café bien cargado para empezar el día.

-Buenos días señor.-dijo María mientras cerraba la puerta y se sonrojaba al verme de aquella guisa. Llevaba la yukata algo desabrochada, el cabello alborotado y descalzo.

-Buenos días María.-respondí de forma cortés bajando del todo las escaleras atándome bien mi bata.-Haré café ¿quiere una taza?-pregunté y ella negó.-Vamos, seguro que aún no has desayunado.-dije con una sonrisa amable.-No me importa calentar un par de tostadas más. Además, no soy el único que tomará café.

-Está bien, espero que no sea un incordio.-murmuró siguiéndome hacia la cocina.-Pero déjeme que yo le ayude.

-¿Cuando vas a dejar de llamarme de usted? Me siento viejo.-dije tomando el bote donde guardábamos el café.-¿Podrías hacerle la leche a Jun?

-Sí, claro.-respondió con una sonrisa y un tono de voz más relajado.

-¿Cómo está tu pequeño?-pregunté sacando las tazas y la cafetera.

-Divino, aunque a veces siento que está creciendo demasiado rápido y con poco tiempo a mi lado. Pero ya no es por el trabajo aquí, ya sabe que también trabajo en otras casas a media tarde pero sin asegurar. Una debe sacar adelante a un niño que crece y crece, como todos, pero con mi suelto únicamente y sin apoyo de nadie más excepto alguna vecina.-la observaba, tan delgada que parecía romperse en cada movimiento, pero ella parecía no percatarse del sentimiento paternal que despertaba en mí. Quería ayudarla, pero no aceptaba mis ayudas monetarias porque decía que eso le hacía sentir una ladrona.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt