Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 14 de julio de 2008

Lestat y Louis

He reescrito un texto que tiene unos cuantos años. También he de decir que comentarios de machotes anónimos no acepto, si tenéis cojones decirlo con nombres y apellidos ya que vosotros sois tan machos. Si tan poco te gusta o te importa ¿por qué coño pierdes tu tiempo libre leyéndome o intentando joderme? serás imbécil y patético

21 de Julio en New Orleans 1998

Eran las once de la noche, el reloj de péndulo del salón había dado la hora hacía unos minutos. Mi cuerpo estaba reposado en uno de los sofás y mis dedos acariciaban un viejo libro. Sus pastas estaban raídas por el tiempo, además de polvoriento y con las hojas amarillentas.

Era un pequeño libro que compré cuando me sentí tan abatido antes de mi primer gran sueño. De los pocos con los cuales el tiempo fue generoso, junto a las ratas y la humedad. Trataba sobre el amor, el poder, el fanatismo y la religión. No me gustaba en exceso, pero era agradable su lectura porque era ágil y el final no era lo que uno realmente espera. Louis lo consideraba uno de los grandes escritos de nuestro tiempo, para mí cualquier libro era un gran escrito. Eran historias, la mayoría de ellas basadas en vidas poco emocionantes, en ocasiones, o fantasías poco creíbles si se trataban de las visiones de un maníaco depresivo tan parecido a él. Mis ojos recorrían cada línea, cada punto y coma, con ansiedad. La velocidad de lectura era la humana, no quería saltarme detalles que del otro modo serían opacados.

Mis manos estaban bien sujetas a los extremos del ejemplar, cuando Louis apareció por la puerta de la habitación. Había llegado después de dos noches sin saber apenas de él. Su semblante era el de un niño que había perdido su juguete favorito. La pesadumbre le cubría por completo, el aroma de sus lágrimas me sacaron de la lectura y dejé a un lado el libro, sobre uno de los numerosos cojines de aquel ostentoso asiento.

Amaba mis muebles, fuesen ostentosos o no. eran muebles elegido con sumo cuidado que encajaban a la perfección con la decoración de la casa y el lugar donde nos encontrábamos. Me trasladaban a otra época, donde los muebles se hacían a mano y para durar mucho más que sus propios dueños.

-Así que no me quieres.-dijo como si nada, de repente.-Sólo fui un juguete, una diversión momentánea y nada más. Me creaste porque te recordaba al lunático de Nicolas, nada más.-sus manos temblaban formando un puño.

-¿Quién te dijo eso?-pregunté alzando una ceja mientras caminaba hacia él.-Eres una maldita niña llorona, Louis.-dije sin más, molesto porque pensara que únicamente lo hice porque sí. Pero en realidad lo creé porque me enamoré de él, de su dolor, y de todo lo que era.

Había dicho en uno de mis libros que así fue, que lo creé porque me recordó a mi maldito violinista. Estaba maldito para mí, para todo aquel que se acercase. Perdió el juicio y también me hizo perder a mí el deseo de vivir. Su muerte me conmocionó y estar solo nunca fue una buena opción para mí. Sin embargo, Louis logró olvidar ese detalle completamente convencido por mis palabras de una noche romántica que me costó ciertos de sacrificios.

-Armand.-aquel jodido muchacho siempre estaba de por medio. Era un bastardo que se divertía haciéndole sufrir. Siempre buscaba castigarme que jamás pude amarlo como él pretendía. Sus castigos venían por medio de Louis, siempre por medio de Louis. Se creía el vengador de su orgullo arrebatándoselo a otros.

-¡Armand!-grité enfurecido.-¡¿Por qué diablos siempre crees las tonterías de ese maldito gilipollas?!-dije caminando hacia él para abrazarlo.

-Porque quizás me oculta menos cosas que tú, tú siempre me tratas como un inútil.-mis manos acariciaban sus cabellos, pero él seguía rígido.

-Siempre he dicho que eres más difícil que una mujer, pero supongo que por eso te amo.-susurré besando su cuello y luego sus labios. Se destensó en ese instante mientras me fundía en sus ojos verdes.-Yo te creé por amor, a otros por capricho o miedo a la soledad. Pero a ti, únicamente a ti, te creé porque te amaba.-acariciaba las facciones de su rostro y luego me separé.-Aunque seas rematadamente idiota, no sepas hacer nada bien y no seas capaz de aprender por ti mismo. Aún así, yo te quiero Louis. Eres mi creación y mi pareja en la eternidad. Los vampiros no nos soportamos demasiado tiempo, nos aburre o condena la presencia de otro. Pero te diré, que por mucho que me desquicies no fuiste creado para complacer un capricho.-era sincero, aunque mis palabras pudieran sonar a una evasión demasiado romántica de aquel acto cruel, de aquel mordisco en medio de las calles y de una ascensión total a la sumisión por su parte.

-¿Me amas aún?-preguntó aún con lágrimas en los ojos.

-A pesar que te vengaras de mí dando una imagen de lo que no soy en un libro, que me abandones y vuelvas cuando se te antoja, supongo que sí, que aún te amo.-me volví a sentar y a tomar el libro entre mis manos. Quería seguir leyendo, no era hombre que hablara de esos sentimientos con él. Debería haberle quedado claro desde hacía mucho tiempo que yo le quería.

-Me he comportado como un idiota.-dijo dando unos pasos hacia mí, haciendo un eco en sus andares, a pesar que podía hacerlo sin ruido alguno.

-¿Cuándo no?-pregunté alzando de nuevo una ceja con una sonrisa que únicamente yo, un diablo, podía enmarcar en su rostro.

-Deja eso.-me quitó el libro dejándolo sobre una mesa cercana y se sentó sobre mis piernas, frente a mi rostro.-¿Por qué no eres siempre así?-murmuró dejando que sus labios rozaran los míos.

-Supongo que porque me gusta hacerte rabiar.-reí al decir la frase, era verdad y a quién no le gusta hacer eso con alguien a quien se ama. Le agarré de la cintura y lo pegué más a mí. Mis manos acariciaban su espalda y él me miraba extasiado. Parecía impaciente por algo.-¿A qué esperas?-pregunté con una sonrisa.

-A que me beses y me quites la ropa.-desaté entonces sus cabellos y acaricié sus labios, perfilándolos con mis uñas. Lo atraje hacia mí bebiendo de su boca como si el mundo se muriera y únicamente nuestro aliento lo mantuviera vivo. Me arrancó la camisa, sentí sus dedos tirar de la tela y desgarrarlo, mientras mis colmillos rozaban su cuello. Él temblaba como si sus prietas carnes fueran flácidas.

-Ya te he besado, pero me has roto tú la camisa.-mi voz era burlona y me levanté del sofá con él en mis brazos, encaramado como si fuera un pequeño animalillo. Lo llevé a nuestro cuarto y lo tiré sobre la cama.

Era una de esas camas con dosel, grandes almohadones y colchón no demasiado duro. Las sábanas eran negras, contrastaban con nuestra fría piel.

Sus cabellos caían sobre su rostro, rozando mi pecho y su lengua lo recorría. Sus dedos fueron ágiles y me desabrochó los pantalones, arrancándomelos como la camiseta al igual que mis zapatos. Su lengua siguió lamiendo, esta vez por encima de mi ropa interior y sus ojos se fundían en los míos con un lívido que hacía años que no le veía.

-Espera.-susurré incorporándome para en un rápido movimiento dejarlo a él abajo, en una posición erótica y demasiado placentera para mí.
Le quité la ropa como él hizo con migo, dejando simples jirones de su camisa blanca y sus pantalones negros. Sus cabellos se expandían en las sábanas y mis manos acariciaban toda su figura. Fui a su cuello y lo mordí bebiendo de su sangre, deleitándome con su dulce y metálico sabor. Una de mis manos apretaban sus nalgas, ya sin ropa interior, y se fundían varios dedos en su entrada. Quería dilatarlo rápido, hacerle entender que únicamente él me volvía tan loco y cuerdo a la vez. Sus gemidos no tardaron en hacer acto de presencia. Mis dedos se fundían en la calidez de su esfínter y sus labios buscaban los míos. Su lengua se enroscaba sobre la mía buscando cada milímetro de esta. Bajo mis boxer se formulaba una sutil erección y pronto se hizo más visible, él también lo estaba. Pronto se abrió bien las nalgas, tirando de sus nalgas con ambas manos para que le perforara mejor.

-Hazme tuyo.-gimió perlándose de pequeñas gotas de sangre, ese era nuestro sudor.

-Ya eres mío.-dije con malicia apartándome de él, admirando mi creación, y lo volví dejando su trasero a mi disposición.

Acaricié sus nalgas y bajé mis calzoncillos, atraiéndolo hacia mí. Entré sin demasiado esfuerzo. Mis movimientos eran lentos, mientras que mi mano derecha agarraba su sierpe y le daba un ritmo más rápido, para luego volverlo lento y aumentar el de mis penetraciones. Cada movimiento de cadera que daba era más rápido y profundo que el anterior. Louis gritaba mi nombre y yo el suyo, su espalda se contorsionaba por el placer y pronto su pecho tocó el colchón dejándome mejor su trasero. Su respiración y la mía se volvió una, como nuestros cuerpos, y pronto llegamos al orgasmo casi al unísono. El se vertió sobre la colcha y mi mano, yo en lo más profundo de sus entrañas. Me aparté después de recobrar el aliento, saliendo lentamente y acostándome a su lado. Él no dudó en subirse sobre mi pecho y acariciarlo.

-¿Crees ahora a Armand?-dije mirando al techo, para luego besar su frente.

-Te creo a ti.-susurró quedándose lentamente dormido.

Fin


1 comentario:

Shoichi Patrix Paradas Phoenix dijo...

Me ha gustado mucho este relato, amo esa pareja (sera porque somos mi amor y yo? xDDD).
Esta muy bien ^^, ojala escribas mas de esta pareja ^^

Namarie.

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt