Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 1 de diciembre de 2011

Tenshi - Capitulo 1 - La llegada - Parte II






A los pies de aquella monstruosidad de gárgolas, altos campanarios, grotescos grabados y vidrieras en las cuales el calvario de cristo aparecía representado infinidad de veces, se encontraba un mendigo aterido de frío. Besé las mejillas de mi ángel particular y dejé que su cuerpo tocara el suelo, acomodándola en una de las esquinas del edificio. Mi plan cambió drásticamente, así como mis movimientos rápidos y atroces. Estaba sediento y necesitaba ahogar ese sentimiento, el cual gritaba con fuerza en mi interior provocando que temblara como si el frío pudiera dañarme.

Clavé mis colmillos en el cuello de aquel desgraciado. Mis labios se pegaron a su piel gruesa y sucia, el hedor de sus ropas era insoportable. Sus cabellos, como cada trozo de él, apestaban a vino barato y cigarrillos. Cerré los ojos bebiendo con ansiedad, absorbiendo recuerdos poco agradables como algunos cálidos de una niñez olvidada. Era la niña o él, yo había hecho mi elección y él había caído muerto contra los escasos escalones de piedra.

Su corazón aún latía en mis sienes, como un horrible tic-tac. No había tenido posibilidad de sobrevivir, el abrazo de un demonio es demasiado poderoso. Además, estaba ebrio y supuse que inclusive me vio como un ser que le visitaba en sus pesadillas, el cual le paralizó dejándolo sin aliento y sin vida. Mi cuerpo se había vuelto más tibio, el calor de su sangre recorría cada recoveco e incluso me había dado color en las mejillas. Saboreaba su esencia, él sólo era la última presa para un cazador de almas.

Fui hacia la pequeña, arrodillándome frente a su débil cuerpo, apartando las mantas. Ella se despertó aturdida, lo cual me daba ventaja. Abrí mi muñeca rasgándola, con mis colmillos, y sin pudor alguno se la ofrecí, de ese modo calmaría su fiebre. Sus pequeños labios, agrietados por la sed y la propia enfermedad, rozaron mi piel tomando pequeños sorbos. Se produjo entonces una chispa en sus ojos, la vida regresaba con fuerza. Pronto dejó de tiritar, la fiebre se marchó y dejó de estar aturdida. Aparté entonces mi muñeca, ocultando a la vez mis colmillos, para mostrarme calmado.

-¿Quién eres?

Su voz rasgó el silencio que nos habíamos profesado. Mis manos se pegaron a sus mejillas acariciando su suave piel, tenía el tacto similar a los pétalos de una rosa. El tono sosegado que usó me impactó. Parecía cómoda ante mí, como si nos hubiéramos conocido siglos atrás en otras vidas.

-Tenshi

Sus diminutos dedos se pegaron a mi rostro, apartando mis cabellos y en plena oscuridad quiso descubrir mi rostro. Me miraba como si viniera de otro mundo, como si conociera a ciencia cierta que había conocido los infiernos y dialogado con el propio Lucifer. Me abrazó sin soltar aquel animal de peluche, mostrándose agradecida y necesitada de afecto.

Recordé que todos estamos solos en este mundo. La vida es una estrella fugaz solitaria en una noche de verano, la cual ilumina por segundos el cielo y termina estrellándose contra el suelo. Unos instantes de gloria, pocos de amor y nulos de felicidad aunque en ocasiones creamos sentirla. El aroma de su cuerpo, lleno de pesadillas, me hicieron caer de bruces a la realidad. Si la abandonaba tal vez dejaría atrás un pequeño paraíso, el cual me podría ofrecer alguna compañía y dejar de caminar como alimaña entre los hombres. Si bien, llevándola conmigo sólo cargaría con una piedra que podría lograr que tropezara.

-Tengo hambre, Tenshi.

Suspiré pesado aspirando una vez más el aroma tibio de su cuerpo contra el mío, mis ojos se cerraron con fuerza y mis colmillos surgieron mientras ocultaba mi rostro para no asustarla. La ternura de su voz me inquietaba y supe entonces que la deseaba más allá de la sangre, que quizás rondaba su pequeña habitación en busca de algún pequeño fragmento de mi pasado.

Me alcé con ella en mis brazos, abrigándola con la manta y mi propio abrigo. El viento comenzaba a ser cada vez más helado, y aún quedaba para llegar a mi guarida. Cualquiera que nos viera tan sólo vería a un padre transportando a su hija en plena madrugada, quizás un insensato o tal vez un desgraciado. No importaban los pensamientos ajenos, sino los míos que no paraban de brotar de mi desquiciada mente.

Un cazador llevaba a su presa entre sus garras sin conocer su destino, ni el de ella, simplemente cargándola, mientras buscaba un descanso moral a su alma destrozada, por décadas más frías que el hielo. Eso era y eso soy todavía, eso seré hasta que el mundo caiga de su pedestal y como pelota rebote hasta explotar como globo perdido en el aire.

Cada paso que daba aquella noche era más duro que el anterior, arrastraba pesadamente las suelas de mis zapatos mientras notaba sus dedos jugar con mis cabellos. Podía escuchar su corazón y sentir su aliento cálido contra mi cuello, era una tortura y a la vez la más deliciosa de las sensaciones. Por una vez cargaba vida y no muerte.

Noté como tiritaba por el frío provocando que apurara mis pasos, a pesar del dolor que podía sentir en cada uno de ellos. Corrí como un salvaje ocultando todo su cuerpo entre las mantas, procurando que el aire no la azotara. Mientras corría recorré los campos de cerezo tras las primeras nevadas, los árboles buscaban el cielo que en primavera les hacía florecer. Mis pies se hundían en aquellas nevadas, los pasos de un gigante, pero en esos momentos sólo corría cual lobo hambriento en busca de su refugio.

Mi residencia se hallaba en las afueras. Era una vieja casona reformada. Había restaurado toda la casa, inclusive el suelo de madera. Aquel lugar poseía el encanto de otra época, aunque era estilo europea y yo procedo de una cultura milenaria completamente distinta. Era mi hogar, reformado y decorado a mi gusto. No poseía aparatos tecnológicos más allá de un rudimentario teléfono, el cual prácticamente era un adorno. A mi cuidado y disposición se encontraba un joven de veinticinco años, un muchacho que conocía mi secreto y anhelaba ser mi discípulo.

Mis pies se movían rápidos por la ciudad, prácticamente éramos una sombra en movimiento. El murmullo del viento golpeando con fuerza los delgados muros de los edificios modernos, ese que rompía a su paso las ramas de algunos árboles o te producía un escalofrío incómodo. Mis ojos brillaban como los de un gato, aunque podían verse fieros como los de un demonio. Brincaba de balcón en balcón y caía en tejados que me permitían saltar más alto permitiéndome llegar antes al destino. Ella tiraba con fuerza de mi ropa, sin embargo estaba sosegada y no parecía percatarse de nuestra precipitada marcha.

El último salto fue el más alto, desde un edificio de más de quince plantas, precipitándonos al vacío mientras mis brazos la rodeaban con firmeza. La luna llena brillaba en todo lo alto regalándonos una vista indescriptible. Mi abrigo se expandió amortiguando el impacto, como si fueran las alas de un demonio expandiéndose por el inmenso cielo nocturno. Cuando mis pies tocaron en el asfalto este se rajó y produjo un sonido sordo, el cual hizo que varios vecinos encendieran la luz de sus lamparillas de noche e inmediatamente caminaran descalzos hacia las ventanas. No pudieron ver nada, sólo la más absoluta calma.

Corría alertado sintiendo una extraña emoción, como si mi alma despertara de un letargo que había durado siglos. Si bien, resté importancia porque supe que mis ilusiones se perdían tan pronto la noche caía. Podía notar la adrenalina recorrerme de pies a cabeza provocando que sonriera contemplando a lo lejos el bosque, justo donde se encontraba los terrenos de mi finca y la mansión en la cual descansaba mis cansados huesos.

Los últimos metros fueron sigilosos, regresé a mi metódica forma de caminar. Simulaba los pasos de un gato, cortos y elegantes. Cerré los ojos tocando la cancela negra, la cual poseía cierto encanto al estar parcialmente cubierta por madreselva. Mis dedos sintieron el frío de aquel metal produciendo en mí la sensación de estar a salvo, de llegar a mi destino y descanso final.

-Señor.

Pude verlo antes que dijera palabra alguna, más bien sentí su cuerpo despegándose del butacón de cuero cercano al fuego. Todas las noches de invierno solía sentarse junto a la leña que chisporroteaba en la chimenea de piedra, idéntica a la original, y leía libros sobre seres como yo buscando quizás un rasgo común en todos nosotros. Si bien, para el resto del mundo yo era mitología o literatura barata luminiscente.

Sus penetrantes zafiros se clavaron en el bulto que cargaba, sus dedos se movían impaciente y sus labios se apretaron ligeramente. Sin duda sentía curiosidad, una punzada de ansiedad le recorría toda la columna vertebral y le impulsaba a mostrarse inquieto. Sus largos cabellos rubios caían revueltos más allá de su cintura, dándole un aspecto salvaje y produciendo de esa forma una visión de un ser de otro mundo. Si bien, era sólo un chiquillo que esperaba que trajera para él un regalo como símbolo de nuestra amistad. Pero, aquello que traía era algo más que una ofrenda.

-Frederick calienta agua, aprisa.

Por unos instantes quedó paralizado, pero pronto se movió rápido por la casa subiendo precipitadamente las escaleras hasta el piso superior. Dejé que se ocupara del agua, mientras yo entraba en la casa y la acomodaba en el sofá. Abrí las mantas para contemplarla recostada como un pequeño ángel. Sus brazos se aferraban en ese momento a su peluche intentando seguir con sus dulces pesadillas.

Mi único acompañante, el cual sólo era un sirviente para mí, se acercó a nosotros quedándose atónito. Sus ojos se volvieron océanos agitados, llenos de rabia y pude leer en su mente que la detestaba. Ella tal vez ocuparía su lugar, ya que estúpido no era y sabía que él no era el prototipo ideal de discípulo. Sin embargo, no dijo nada y únicamente aguardó alguna respuesta o comentario acerca de mis propósitos con aquella niña.

2 comentarios:

MuTrA dijo...

Ya puedo decir realmente que es un principio realmente prometedor. Así pues espero ya ansiosa la siguiente entrega. ^^

Un beso precioso. :*****

Athenea dijo...

Primero de todo, pido disculpas por haber tardado taaaaanto en pasarme por aquí. Hace casi un mes que no leo nada tuyo y eso es intolerable, por el simple hecho de que eres uno de los mejores escritores que he leído en blogger (y no es por hacer la pelota). He tenido unas semanas horribles y hasta el 25 de enero no habrá acabado mi tortura. Y yo que pensaba que con el selectivo se acababan todos los males... ¡Tonta de mí!

En cuanto a la historia, voy muy retrasada, pero la iré leyendo poco a poco porque, como sabes, me encantan los vampiros de verdad y no los gusilus luminiscentes. Debo decir que me encanta que el ayudante sea rubio (porque me encanta ese color de pelo. Los hombres rubios son para mí absolutamente irresistibles) y que se haya quedado con la niña. ¿La convertirá? ¿La adoptará? ¿LA matará? ¿LA liberará? Lo has dejado interesante con este final de capítulo.

Gracias por pasarte por mi blog y leer mis blogs. En cuanto al relato de "Norte y Sur"... No eres el único al que le provocó una sensación extraña. Lo cierto es que, y reconozco que la cagué mucho en ese relato, el final fue muy chapucero. Empecé a escribir con la intención de hacer un relato sobre una violación y acabé haciendo el final cutre y rosita, sencillamente porque a medida que iba escribiendo me di cuenta de que no era capaz de escribir una escena tan violenta y desagradable como una violación. T.T. Estoy pensando en hacer un final alternativo de ese relato. A ver si puedo mejorarlo XDD.

Muchas gracias por tu apoyo y ¡felices fiestas! Un beso :)

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt