Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 17 de agosto de 2017

Mojo

Reconozco que lo extraño. Sobre todo ahora. Cuando subo por los viejos caminos que ya no me recuerdan, de árboles mucho más jóvenes que mis propios recuerdos, con veredas ya ocultas por la nieve que se acumula a ambos lados hasta la cima. Extraño su jadeo, el sonido de sus pisadas y esos ladridos alegres antes de lamer mis dedos. Echo de menos al único ser que me acompañó durante las largas penurias cuando regresé a mi lado humano, a lo que no debí volver a probar, porque él me demostró lo que era el amor puro de un animal y que yo había olvidado.

Por unos instantes vinieron a la mente mis mastines, pero era él quien ocupaba un gran espacio en mi corazón. Vivió ocho años a mi lado. Ocho dulces y encantadores años. Los mejores ocho años de estos tiempos modernos en los cuales tuve que enfrentarme a un supuesto demonio y a mis propios miedos juveniles. Ni el cielo ni el infierno pudieron retenerme porque en ambos lugares sabía que debía regresar por él, por Louis, por mi madre y por todos los que amo y me aman. Debía salir victorioso. Y lo hice. Salí victorioso y fui a su encuentro abrazándolo, dejando que su pelaje duro me relajara y su hocico húmedo me hiciese sentir en casa.

Creo que jamás amé tanto a un animal. Ni siquiera a mis mastines o a las aves que conseguía para Claudia, las mismas que nunca debí enjaular porque todos merecemos libertad. Creo que jamás me sentí tan identificado en los ojos de una criatura tan dulce y compasiva. Hasta día de hoy lo recuerdo.


Tal vez debí pedir que lo enterraran aquí, tal vez. No lo hice. Respeté que ella, la mujer que lo cuidaba en las horas diurnas, lo hiciese de forma íntima y lo llorara hasta que ella también murió. Nos dio paz, nos dio amor, nos dio recuerdos y eso nunca nadie me lo arrebatará. Él será eterno en mi corazón, él será mi más íntimo amigo y mi más aguerrido rescatador.  

Lestat de Lioncourt 

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Lestat de Lioncourt