Fuente de la imagen : Aayaoi, fan art
Primeras impresiones
Es la primera vez que dejo mis sentimientos en un papel cualquiera, estoy comenzando a abrirme aunque sea a mi mismo. Tengo dieciocho años y una vida vacía que me hace hundirme en la soledad más plena, apenas tengo amigos y los pocos que me conocen dicen que soy demasiado extraño; me gusta la literatura, la pintura, el teatro y la cultura japonesa donde se incluye el anime y el manga. Es una presentación bastante pobre, pero creo que es importante que lo haga en mi nuevo diario; es un libro con más de cien hojas para ser rellenadas por mis estúpidas palabras. Creo que estoy haciendo el idiota con esta novela sobre mi vida o pequeñas ideas sobre lo que me sucede, aunque creo que lo necesito. Mi psicóloga piensa que con este pequeño ejercicio conseguiré algo, al menos reconocerme a mi mismo y tener algo de autoestima para lograr lo que me proponga. Tan sólo soy bueno en los estudios, pero no en las relaciones con la sociedad en general. Así que un día cualquiera al entrar en la consulta me esperaba con este pesado libro; al principio por sus pastas pensé que sería una obra de tragedia griega, no obstante estaba impoluto esperando que yo escribiera algo en él.
Normalmente me siento en mi habitación y leo algún libro, da igual el género no tengo ninguno favorito, mientras los segundos quedan masacrados en el reloj. Por mi forma de vestir, ser, pensar y actuar no tengo mucha aceptación sin embargo no voy a cambiar por tener unos cuantos amigos. Cuando haces un amigo te quiere por como es, no por lo que aparentar ser, por ello sigo siendo yo esperando a que alguien me tienda una mano. No soy un perdedor, soy un ganador, y he conseguido ser afamado por mis escritos en el instituto. Comienzo mi último año; debería estar feliz porque me alejo de esa panda de inútiles, que son mis compañeros, y emprender un viaje hasta mi futuro, pero para ser sinceros no quiero separarme de cierta persona aunque no sabe ni mi nombre.
Bien según Paula, la profesional que trata mi mente aturdida por traumas infantiles, tengo que hacer un estelar comienzo expresando todo lo que soy. Por ello, he hecho esta entradilla sobre mi momento actual y sobre la imagen que proyecto hacia el mundo. Todos piensan que soy un bicho raro, como ya he dicho, que todo le da igual mientras su aparato de música bombeé música estridente por los pasillos colapsados de adolescentes. Mis profesores me tienen como un chico especial, ese que logró salir del trauma de ver a su hermano gemelo morir abrasado en un incendio, y que tiene un cerebro tan brillante que me dota de un gran potencial. Para mi madre soy el cruel reflejo de un hijo que feneció con tan solo cinco años, aquel que arrullaba y que con tanto esfuerzo logró sacar junto conmigo. Sé que daño a mi madre con mi presencia, pero no tengo la culpa de haber sobrevivido. Mi hermana pequeña me ve como el antihéroe, patético y poco agraciado. Héctor, mi mejor y único amigo, cree que soy el ser más impresionante que jamás ha conocido y que tan sólo debo de perder mi timidez. Yo no creo que sea por timidez, simplemente no me agrada el mundo y yo no le agrado a él. No es que sea alguien que da a todo la mínima importancia, no, sólo que me gusta orbitar ante un caos terriblemente encantador para encontrar lo que realmente me interesa. Sé luchar por lo que quiero y como he dicho soy bueno escribiendo; eso piensa el resto porque yo no me veo como novelista de éxito, sin embargo lucho por conseguir unos escasos aplausos en medio de un murmullo ensordecedor. Si bien he invertido mucho tiempo, muchos esfuerzos y demasiadas esperanzas en alguien para quien soy invisible; en mis escritos siempre tienen un aire de melaza amarga y lágrimas vertidas en el dolor que agita mi alma; todo por un amor no correspondido, que es esa persona. Como no sé expresar mis emociones de otra forma haré un leve texto para nuestro mutuo entendimiento, o mejor dicho un cuento breve.
Érase un tiempo imposible de concretar en un lugar oscuro, lleno de temores y quebradizo como una capa de hielo fino, un joven y valeroso guerrero que solía trotar con su yegua a través de un bosque tupido con madreselvas y hermosas flores junto con altos robles. Sin duda era un muchacho lleno de coraje que sabía todas las tácticas en las luchas, tenía fama y cualquier mujer que deseara. En el mismo pueblo donde se hallaba ese jovenzuelo había otro de carácter huraño. Ese otro joven era un aprendiz de mago, un alquimista, que se dedicaba a estudiar todo a su alrededor mientras plasmaba sus ideas una a una en un libro encantado. Ambos en sus terrenos eran especialistas, el alquimista sabía del guerrero pero este no de ese amargado que vivía solitario. Todas las tardes cuando el valeroso jinete cabalgaba por los senderos de aquel endemoniado lugar, habita natural del otro, era espiado por los ojos grises del alquimista mientras recogía información del mundo. Alexis, el joven estudioso, estaba prendado por la personalidad guerrera de Iván, el glorioso soldado. Durante años había estado mirando atentamente sus gestos, sus palabras eran memorizadas y sus ojos azules eran los que apaciguaban los frios grises que portaba. Crecieron ambos, cada cual mejor en sus distintos oficios y la brecha se hacía más visible. Con el corazón destrozado y palpitando aún el hechicero se acercó al otro muchacho, se presentó intentando una estratagema de ayuda y este la esquivó burlándose. Alexis quería enseñarle lo que había aprendido de los fallos de su amado, decirle como actuar mejor en sus arremetidas en combate e información sobre el mundo que quizás desconocía; lo hacía, ponía sus logros a los pies de otro, tan sólo por unas cuantas horas a su lado pero se vio rechazado y humillado. Entonces el mago se hizo menos sociable, cada vez más huraño y su único amigo sentía un grabe daño que lo comparaba con timidez o quizás pavor al mundo. En realidad estaba herido, destrozado, y tan sólo quería alejarse de toda felicidad pues sin su guerrero no estaba en paz. Se puede decir que el alma de Alexis murió aunque su cuerpo continuó viviendo.
Sí, soy homosexual y lo estoy confesando a un papel estúpido como yo. Nadie lo sabe y ahora lo sabrás tú, además de mi psicóloga. Necesitaba decirlo, creía que iba a explotar y este nuevo curso va a ser el peor de mi vida. Por lo que sé nos van a sentar en clase mezclándonos entre los que sacamos buenas notas y los mendrugos, entre los mendrugos está Iván. Es un chico atlético, sarcástico y lleno de vida aunque le cuesta estudiar y no es por falta de potencial. Hace un año le ofrecí mi ayuda sin esperar nada a cambio, pero él se burló de mí y escupió las palabras más hirientes que nadie me dijo jamás. Soy gótico y él lo ve como si fuera un estúpido que se corta las venas, la verdad es que he intentado suicidarme sin embargo no con ese método. Cortarse las venas, tomarse frascos de pastillas o hacerse ligeros cortes en el cuerpo no mata a nadie y siempre te salvan los médicos, como héroes que son. Yo he intentado arrojarme de un décimo piso, donde vivo, pero no tomé el último impulso por mi hermana de catorce años que me tomó de la mano. Mi madre no sabe nada, es un secreto entre ella y yo. Por lo tanto me encuentro en la disyuntiva de hacerse la pagar a Iván o dejarme llevar por la emoción de que tal vez podamos conocernos. Ya sé quien va a ser mi compañero, yo lo elegí en el despacho de dirección por ser el alumno más brillante. Se supone que tengo que ser una especie de tutor para él y guiarlo hacia unas notas medianamente decentes. También hay que suponer que será tan bastardo conmigo como es en el instituto y si quedo para estudiar con él será una doble tortura; por un lado me torturaré mirándolo sin poder tocarlo y por otro me joderá dándome quebraderos de cabeza.
Por hoy creo que he escrito suficiente y que tendrá bastante para psicoanalizarme. Seguro que soy un potencial asesino de masas, tengo motivos para ello y sobretodo para que mi vida no pueda ir a peor. Aunque siempre que digo que no puedo ir a peor, va a peor irremediablemente. Sé que es imposible que se tuerza todo más, sin embargo si hoy tengo bronca con mi progenitor me hundirá más en la miseria. Estoy al borde de un ataque de nervios y opto por culminar el trabajo de hoy para tirarme en la cama pensando en mañana. Si bien quiero que quede por escrito que esto me parece una chorrada, pero lo necesitaba porque me alivia decir lo que siento y no sé expresar de otra forma. Además no creo que se pueda llamar diario a esto, más bien cuaderno existencial o un libro práctico para reencontrarme.
Es la primera vez que dejo mis sentimientos en un papel cualquiera, estoy comenzando a abrirme aunque sea a mi mismo. Tengo dieciocho años y una vida vacía que me hace hundirme en la soledad más plena, apenas tengo amigos y los pocos que me conocen dicen que soy demasiado extraño; me gusta la literatura, la pintura, el teatro y la cultura japonesa donde se incluye el anime y el manga. Es una presentación bastante pobre, pero creo que es importante que lo haga en mi nuevo diario; es un libro con más de cien hojas para ser rellenadas por mis estúpidas palabras. Creo que estoy haciendo el idiota con esta novela sobre mi vida o pequeñas ideas sobre lo que me sucede, aunque creo que lo necesito. Mi psicóloga piensa que con este pequeño ejercicio conseguiré algo, al menos reconocerme a mi mismo y tener algo de autoestima para lograr lo que me proponga. Tan sólo soy bueno en los estudios, pero no en las relaciones con la sociedad en general. Así que un día cualquiera al entrar en la consulta me esperaba con este pesado libro; al principio por sus pastas pensé que sería una obra de tragedia griega, no obstante estaba impoluto esperando que yo escribiera algo en él.
Normalmente me siento en mi habitación y leo algún libro, da igual el género no tengo ninguno favorito, mientras los segundos quedan masacrados en el reloj. Por mi forma de vestir, ser, pensar y actuar no tengo mucha aceptación sin embargo no voy a cambiar por tener unos cuantos amigos. Cuando haces un amigo te quiere por como es, no por lo que aparentar ser, por ello sigo siendo yo esperando a que alguien me tienda una mano. No soy un perdedor, soy un ganador, y he conseguido ser afamado por mis escritos en el instituto. Comienzo mi último año; debería estar feliz porque me alejo de esa panda de inútiles, que son mis compañeros, y emprender un viaje hasta mi futuro, pero para ser sinceros no quiero separarme de cierta persona aunque no sabe ni mi nombre.
Bien según Paula, la profesional que trata mi mente aturdida por traumas infantiles, tengo que hacer un estelar comienzo expresando todo lo que soy. Por ello, he hecho esta entradilla sobre mi momento actual y sobre la imagen que proyecto hacia el mundo. Todos piensan que soy un bicho raro, como ya he dicho, que todo le da igual mientras su aparato de música bombeé música estridente por los pasillos colapsados de adolescentes. Mis profesores me tienen como un chico especial, ese que logró salir del trauma de ver a su hermano gemelo morir abrasado en un incendio, y que tiene un cerebro tan brillante que me dota de un gran potencial. Para mi madre soy el cruel reflejo de un hijo que feneció con tan solo cinco años, aquel que arrullaba y que con tanto esfuerzo logró sacar junto conmigo. Sé que daño a mi madre con mi presencia, pero no tengo la culpa de haber sobrevivido. Mi hermana pequeña me ve como el antihéroe, patético y poco agraciado. Héctor, mi mejor y único amigo, cree que soy el ser más impresionante que jamás ha conocido y que tan sólo debo de perder mi timidez. Yo no creo que sea por timidez, simplemente no me agrada el mundo y yo no le agrado a él. No es que sea alguien que da a todo la mínima importancia, no, sólo que me gusta orbitar ante un caos terriblemente encantador para encontrar lo que realmente me interesa. Sé luchar por lo que quiero y como he dicho soy bueno escribiendo; eso piensa el resto porque yo no me veo como novelista de éxito, sin embargo lucho por conseguir unos escasos aplausos en medio de un murmullo ensordecedor. Si bien he invertido mucho tiempo, muchos esfuerzos y demasiadas esperanzas en alguien para quien soy invisible; en mis escritos siempre tienen un aire de melaza amarga y lágrimas vertidas en el dolor que agita mi alma; todo por un amor no correspondido, que es esa persona. Como no sé expresar mis emociones de otra forma haré un leve texto para nuestro mutuo entendimiento, o mejor dicho un cuento breve.
Érase un tiempo imposible de concretar en un lugar oscuro, lleno de temores y quebradizo como una capa de hielo fino, un joven y valeroso guerrero que solía trotar con su yegua a través de un bosque tupido con madreselvas y hermosas flores junto con altos robles. Sin duda era un muchacho lleno de coraje que sabía todas las tácticas en las luchas, tenía fama y cualquier mujer que deseara. En el mismo pueblo donde se hallaba ese jovenzuelo había otro de carácter huraño. Ese otro joven era un aprendiz de mago, un alquimista, que se dedicaba a estudiar todo a su alrededor mientras plasmaba sus ideas una a una en un libro encantado. Ambos en sus terrenos eran especialistas, el alquimista sabía del guerrero pero este no de ese amargado que vivía solitario. Todas las tardes cuando el valeroso jinete cabalgaba por los senderos de aquel endemoniado lugar, habita natural del otro, era espiado por los ojos grises del alquimista mientras recogía información del mundo. Alexis, el joven estudioso, estaba prendado por la personalidad guerrera de Iván, el glorioso soldado. Durante años había estado mirando atentamente sus gestos, sus palabras eran memorizadas y sus ojos azules eran los que apaciguaban los frios grises que portaba. Crecieron ambos, cada cual mejor en sus distintos oficios y la brecha se hacía más visible. Con el corazón destrozado y palpitando aún el hechicero se acercó al otro muchacho, se presentó intentando una estratagema de ayuda y este la esquivó burlándose. Alexis quería enseñarle lo que había aprendido de los fallos de su amado, decirle como actuar mejor en sus arremetidas en combate e información sobre el mundo que quizás desconocía; lo hacía, ponía sus logros a los pies de otro, tan sólo por unas cuantas horas a su lado pero se vio rechazado y humillado. Entonces el mago se hizo menos sociable, cada vez más huraño y su único amigo sentía un grabe daño que lo comparaba con timidez o quizás pavor al mundo. En realidad estaba herido, destrozado, y tan sólo quería alejarse de toda felicidad pues sin su guerrero no estaba en paz. Se puede decir que el alma de Alexis murió aunque su cuerpo continuó viviendo.
Sí, soy homosexual y lo estoy confesando a un papel estúpido como yo. Nadie lo sabe y ahora lo sabrás tú, además de mi psicóloga. Necesitaba decirlo, creía que iba a explotar y este nuevo curso va a ser el peor de mi vida. Por lo que sé nos van a sentar en clase mezclándonos entre los que sacamos buenas notas y los mendrugos, entre los mendrugos está Iván. Es un chico atlético, sarcástico y lleno de vida aunque le cuesta estudiar y no es por falta de potencial. Hace un año le ofrecí mi ayuda sin esperar nada a cambio, pero él se burló de mí y escupió las palabras más hirientes que nadie me dijo jamás. Soy gótico y él lo ve como si fuera un estúpido que se corta las venas, la verdad es que he intentado suicidarme sin embargo no con ese método. Cortarse las venas, tomarse frascos de pastillas o hacerse ligeros cortes en el cuerpo no mata a nadie y siempre te salvan los médicos, como héroes que son. Yo he intentado arrojarme de un décimo piso, donde vivo, pero no tomé el último impulso por mi hermana de catorce años que me tomó de la mano. Mi madre no sabe nada, es un secreto entre ella y yo. Por lo tanto me encuentro en la disyuntiva de hacerse la pagar a Iván o dejarme llevar por la emoción de que tal vez podamos conocernos. Ya sé quien va a ser mi compañero, yo lo elegí en el despacho de dirección por ser el alumno más brillante. Se supone que tengo que ser una especie de tutor para él y guiarlo hacia unas notas medianamente decentes. También hay que suponer que será tan bastardo conmigo como es en el instituto y si quedo para estudiar con él será una doble tortura; por un lado me torturaré mirándolo sin poder tocarlo y por otro me joderá dándome quebraderos de cabeza.
Por hoy creo que he escrito suficiente y que tendrá bastante para psicoanalizarme. Seguro que soy un potencial asesino de masas, tengo motivos para ello y sobretodo para que mi vida no pueda ir a peor. Aunque siempre que digo que no puedo ir a peor, va a peor irremediablemente. Sé que es imposible que se tuerza todo más, sin embargo si hoy tengo bronca con mi progenitor me hundirá más en la miseria. Estoy al borde de un ataque de nervios y opto por culminar el trabajo de hoy para tirarme en la cama pensando en mañana. Si bien quiero que quede por escrito que esto me parece una chorrada, pero lo necesitaba porque me alivia decir lo que siento y no sé expresar de otra forma. Además no creo que se pueda llamar diario a esto, más bien cuaderno existencial o un libro práctico para reencontrarme.
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El personaje principal vive acontecimientos que yo he vivido, también que ha vivido mi pareja y que un amigo mío tuvo que soportar. Además la idea de que un chico este enamorado de su torturador vino por un programa de radio, lo escuchaba y supe que un chico que ha sido golpeado una y otra vez por otro...esta enamorado de su ogro. Por lo tanto es bastante realista y deja claro la soledad que muchos a veces encontramos, en ocasiones nos ocultamos tras un tipo de vestimenta o unos gustos fuera de lo común que nos llene...nos llene ese vacío ante la sociedad. Espero que les agrade esta pequeña novela. También conozco a chicos que van al psicólogo por problemas con el comportamiento, con traumas infantiles (como es este caso) o simplemente por depresión (como es el mío, aunque no actualmente).
1 comentario:
Muy interesante... Veamos qué tal va ^^
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